Pequeño espacio de evasión para desordenar reflexiones,inquietudes,cabreos,comeduras de tarro,añoranzas,recuerdos,música,lectura y algunos que otros eventos consuetudinarios que acontencen en las rúas.Y por supuesto...cine.
10.7.17
El regreso de Norman
Hoy en día ya nada nos extraña. Secuelas, reinicios, precuelas, historias alternativas. No nos sorprende que entre el episodio VI y el VII de "Star Wars" haya un espacio de tiempo de más de 30 años, que la continuación de "Blade Runner" se estrene más de 35 años después y que sagas como "Rocky" continúen cuatro décadas después. Que personajes principales pasen a secundarios y que de algunos de esos secundarios se realicen films como personajes centrales. Que se desgrane aún más una historia original en una serie de televisión de varias temporadas y que incluso el fallecimiento de un actor de una de esas sagas no sea impedimento para que siga apareciendo.
En 1983 aquello no sucedía. Cierto que había secuelas, porque en realidad siempre las ha habido, pero continuar una historia aparentemente cerrada más de veinte años después no era lo habitual. Y aquello sorprendió, no sólo por el hecho de una secuela tanto tiempo después, sino por la película que se trataba, "Psicosis", una de las obras maestras del mago del suspense, Alfred Hitchcock.
Alguien se atrevía a continuar la historia de Norman bates y lo cierto es que el resultado fué más que satisfactorio.
Veintidós años después de los terribles hechos acontecidos en el Motel Bates, Norman los ha pasado encerrado en un penal psiquiátrico y, aparentemente curado sale en libertad muy a pesar de las protestas de Lila, la hermana de Marion Crane, víctima de Norman en la célebre escena de la ducha, y viuda de Sam Loomis, el amante de su hermana y también pasado a cuchillo. Norman regresa al motel y tras echar al actual encargado que lo ha convertido en un antro de sexo y borracheras se vuelve a hacer cargo de él. Norman entabla amistad con una joven empleada en un restaurante de carretera cercano cuando empiezan a ocurrir de nuevo terribles asesinatos...
Una de las cosas que sorprende de esta secuela es que mantiene el suspense psicológico del film original. Cuenta además, aparte del personaje principal que sigue interpretando magistralmente Anthony Perkins, con la presencia de Vera Miles, que ya interpretó en el film de Hitchcock el papel de la hermana de la asesinada Marion Crane. Meg Tilly era por aquel entonces una prometedora revelación y dio buena muestra de sus dotes interpretativas en trabajos posteriores como "Agnes de dios" y "Valmont" a las ordenes de Milos Forman.
Los secundarios Robert Loggia, inolvidable su escena del piano en "Big" con Tom Hanks, y Dennis Franz completan un elenco excelente en una de las mejores secuelas de la historia del cine, que si bien sigue estando un tanto infravalorada teniendo siempre como referencia el film de 1960, se puede considerar uno de los films más inquietantes y sorprendentes de la primera mitad de los ochenta. Ganas me están dando de darle una revisualización, eso si, previo visionado del clásico de Hitchcock.
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