Una lástima y un sentimiento de pena muy grande sentí al enterarme de la repentina muerte de Juan Antonio Cebrián. Y es que hablar de él es hacerlo de cientos de noches escuchando su ya mítico programa "Turno de noche", predecesor de "La rosa de los vientos". Corrían los años 1991, 1992 y 1993 cuando era todo un adepto de sus entretenidas madrugadas junto a Cesar Cid y el filósofo Germán de Argumosa con aquellas formidables secciones como eran la zona cero y España de leyenda, donde la historia la mitología y sus grandes enigmas nos mantenían en vela durante toda la madrugada. Después y logicamente por motivos de horario laboral lo dejé de escuchar con asiduidad aunque más de una madrugada insomne consigió hacérmela mucho menos soporífera. La radio pierde a uno de sus más grandes de los últimos años y sus cada vez más numerosos lectores se sentirán bastante desolados ya que no habrá más de sus pasajes de la historia y enigmas favoritos. Ha muerto a los 41 años, como dicen sus compañeros de Onda cero, " por culpa de un infarto traicionero que llegó esta tarde sin avisar, sin darle ocasión a Juan Antonio de despedirse de ustedes, la familia de los oyentes de Onda Cero y la familia de sus oyentes de La Rosa de los Vientos". A Manu Espada, también seguidor en esa época de Juan Antonio he de decirle que la rosa no se ha marchitado, se la llevaron los vientos.
Pequeño espacio de evasión para desordenar reflexiones,inquietudes,cabreos,comeduras de tarro,añoranzas,recuerdos,música,lectura y algunos que otros eventos consuetudinarios que acontencen en las rúas.Y por supuesto...cine.
Sentido tu post, mi estimado Alberto. Bello fondo musical y palabras gentiles.
ResponderEliminarUn abrazo
Es una pena ver como a alguien le arrebatan la vida así, sin más. Más bien, es una putada.
ResponderEliminarLo siento amigo.
Un besito.
Muám
Alberto, cierto, la Rosa no se ha marchitado, lo que ahora queda sin duda más marchito es el panorama radiofónico. Es una lástima que en su día lo cambiaran de horario al considerar el listo de turno demasiado elevados los contenidos de su programa, sustituyéndolo por un bodrio que no tengo palabras. Ahora la radio es más yerma. Creo que no queda ni un solo programa del interés de los que hacía Cebríán, tan sólo mazagines repetitivos y deporte a malsalva. Al menos sus programas quedan ahí, grabados en las cintas, y en la mente de noches en blanco.
ResponderEliminarAlberto, cuánto sentimiento se revela en tu post. Es lamentable cuando un amigo se vá. Recuerda que la muerte forma parte de la vida...
ResponderEliminarUn abrazo con afecto
La verdad..no lo conocia. Pero contigo siempre se aprenden cosas nuevas.
ResponderEliminarLa vida pasa por todos...
Un besote
Siempre se van lo mejores.
ResponderEliminarTambién yo he pasado muchas noches escuchando sus programas, de lo mejor que había en las ondas a esa hora. Allí donde esté, seguro que está, como él decía en sus presentaciones, "feliz como una lombriz".
ResponderEliminarNunca lo escuché, pero se oye interesante.
ResponderEliminarSaludos.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarNos han secuestrado a la niña, piden un rescate de 100 comentarios, siento dejar este llamamiento en una entrada como esta..
ResponderEliminarS.O.S.
http://adictaljaquemate.blogspot.com/
Precioso y muy merecido homenaje a este astro de la radio. Hay noticias que a veces conmocionan por lo inesperada y por el afecto que se le ha cobrado a quien las protagoniza... Y esta es una de esas.
ResponderEliminarUn besote, Alberto.
No sabía nada, me enteré por tu página y me quedé de piedra.No somos nada.Salud¡¡¡.
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