Carlos Sastre

En el mes de julio las siestas están prohibidas, al menos para mi. Y la razón no es otra que la retransmisión del Tour de Francia, un maravilloso evento deportivo que vengo siguiendo, si no recuerdo mal, desde 1983, cuando Ángel Arroyo nos hizo soñar con una deseadísima victoria que finalmente se llevó el poco admirado por los aficionados al ciclismo Laurent Fignon.
Ayer, de nuevo volvimos a soñar, y es que tras dos años de gloria tras los triunfos de Óscar Pereiro y de Alberto Contador, también en el Giro de este año e injustamente no compitiendo en el Tour, pues decía, ayer Carlos Sastre, uno de esos héroes o guerreros de la bicicleta, forjado en cien mil batallas, a sus 33 años nos hizo vivir otra de esas étapas míticas, de esas que se recuerdan con el paso de los años, de las que crean afición, consiguiendo ganar la étapa reina de este año y consiguiendo enfundarse el tan ansiado maillot amarillo por primera vez en su carrera.
Quedan cuatro etapas, incluyendo la crono de mañana. Tal vez no consiga llegar de amarillo a Paris, tal vez no escuchemos el himno Español el domingo, aunque yo no lo daría todo por perdido aún, pero de nuevo hemos disfrutado del ciclismo en su estado más puro y recordaremos el Tour del 2008 como áquel de 1983, en el que otro abulense nos privó de la siesta para disfrute de los aficionados a este deporte. Bravo Carlos¡¡.