Noche de ronda

El pasado viernes y con motivo de la boda de nuestros amigos Jose y María, acudí a la localidad de Herrera del Duque, un bonito pueblo situado en la comarca de la Siberia Extremeña. Como no me quiero explayar demasiado ya que narrarlo con detalle sería algo extenso, intentaré hacer un breve resumen.
En estas localidades, las tradiciones más arraigadas se siguen relevando de generación en generación, y una de ellas, la de la noche previa a la boda, es todo un acontecimiento.
Después de unas copichuelas con los amigos, el novio o inminente marido, es escoltado por una rondalla de músicos, por las principales calles del pueblo hasta llegar a la puerta de la casa de la novia, donde todo un séquito formado por familiares y amigos de los contrayentes esperan en la puerta a que la rondalla, acompañados del novio, le cante a la novia para que esta aparezca en el balcón recibiendo los piropos musicales que le brindan.
Acto seguido, baja a la puerta y se marca un bailecito con su futuro esposo al son de la música que con entusiasmo tocan los de la rondalla y acompañan con sus voces los allí presentes.
Para finalizar se invita a un refrigerio a todos, aunque más que refrigerio era un banquete , donde a parte de comer su buen jamoncito, lomo, queso, chorizo y otras exquisiteces como los dulces típicos del pueblo, se brinda hasta altas horas de la noche.
Este fué el comienzo de un fin de semana de boda que empieza aquí, el viernes por la noche y termina el domingo casi por la mañana con un acto similar, pero con los novios ya como marido y mujer. Desde luego, un fin de semana para recordar.