Mañana se juega la final de la copa de la UEFA entre dos equipos Españoles, el Sevilla C.F y el Espanyol de Barcelona. No es que me quite el sueño tal acontecimiento, me gusta el futbol, pero no llego a ser un acérrimo forofo ni me quedo sin comer cuando pierde mi equipo (los domingos serían un ayuno contínuo), pero sin duda este tipo de partido siempre gusta verlos, más en esta ocasión que son dos equipos compatriotas.
Me alegro de la gesta del Espanyol de llegar a la final sobre todo por su entrenador, Ernesto Valverde, el "Txingurri".En su época de jugador fué siempre un tipo discreto que aunque no se carecterizó por ser ningún crack fué de esos que sudan la camiseta y lo dejan casi todo por cualquiera de los equipos en los que militó.
Formado en la cantera de Athletic debutó en primera división precisamente con el Espanyol entrenado por aquellos años por Javier Clemente, llegando a jugar precisamente la final de la UEFA tristemente perdida en aquella fatídica tanda de penaltis ante el Bayer Leverkusen en 1988.
Ahora el "Txingurri" tiene otra oportunidad esta vez como técnico de ganar aquel trofeo que casi acariciaron hace 19 años. Lo merece, sobre todo por ejemplo de dignidad y de saber salir con elegancia por la puerta de atrás del Athletic, un equipo, su equipo de toda la vida, que no se portó como debería a la hora de renovarle tras conseguir lo que para ellos y tal como están las cosas en los últimos años, como fué su clasificación para la UEFA, y encima jugando bien.
Dificil lo tiene ante un Sevilla en el mejor estado de forma de toda su centenaria historia, pero sin duda no creo que se rinda facilmente con un equipo que ha sabido con más sabiduría y arte que medios alzarlo hasta casi una de las cimas Europeas. Suerte a el Espanyol y sobre todo a su mister.