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7.7.22

Más cine por favor

Lo de coleccionar películas, es o fue un mal maravilloso que me ha durado hasta no hace muchos años. Primero en el extinto formato VHS, lo que suponía un problema de espacio cuando esa colección superaba el par de millares. Tiempo después llegó el DVD, las grabadoras para el ordenador y los tarros y tarros de discos, la mayoría de 50 unidades, repletos hasta arriba. Las pelis originales y algunas ediciones especiales en caja metálica con sus extras y chorradillas. Durante años, mi compulsiva manía de coleccionar films, fue, de vez en cuando, motivo de pelotera y disputa con familia y allegada. Lo de siempre, que si pitos que si flautas, que donde las vas a meter, que hay que ver lo que ocupa, estanterías, cajones, armarios, con toda la razón en sus argumentos, aunque lo gracioso de todo era que en algún momento a todos les venía bien tener donde trincar una película de tan dilatada y extensa colección. Muchas salían de casa y no volvían. Con la llegada de las plataformas, Netflix, HBO, Amazon Prime, Disney Plus y Flix Olé, más las otras a las que no estoy abonado, se acabó el tiempo de descargas, copias y coleccionismo.
Hoy, siete de julio de 2022, más de 20 años después de independizarme, todavía había un arsenal de películas de video VHS en casa de mis padres que he recuperado, o me han obligado a recuperar. El problema ahora es qué cojones hago con ellas. Me da pena que el dinero invertido en mis años jóvenes, tiempo, etiquetado, carátulas, estuches, cortes de grabación para no grabar los anuncios publicitarios, acaben en un contenedor. Y allí, entre latas vacías de cerveza, peladuras de plátanos, preservativos usados y propaganda que nos encontramos en el buzón, tenga que pulular Orson Wells, John Wayne, Jodie Foster, Michelle Pfeiffer (My Michelle, que cantaban los Bad Boys Blues en Franchute) James Dean, José Luis López Vázquez o Charo López entre otr@s. Me apena sólo pensarlo.

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