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16.10.06

Misteriosa afición


Mi afición a lo desconocido —lugares encantados, leyendas, ovnis, apariciones y demás temas parapsicológicos— se remonta muchos años atrás, probablemente a aquellos tiempos en los que en televisión se emitía un programa que marcó época: La Puerta del Misterio, dirigido por el recientemente fallecido doctor Fernando Jiménez del Oso, una figura mítica que supo conjugar misterio, ciencia y divulgación como pocos. También recuerdo con nitidez una serie, creo que de origen norteamericano, que aquí se tituló Investigación OVNI, y que alimentó aún más mi imaginación infantil.

Un tiempo después, mi curiosidad se trasladó al papel. Me aficioné a la lectura de las obras de Juan José Benítez, o simplemente J.J., como es conocido por sus lectores. Títulos como Los visitantes, Materia reservada, 100.000 kilómetros tras los ovnis o La punta del iceberg se convirtieron en parte de mi pequeña biblioteca, y aún hoy conservo esos libros con cariño. No solo despertaron mi interés por el fenómeno OVNI, sino que también contribuyeron a mi amor por la lectura.

De todos los temas del mundo del misterio, fue el fenómeno OVNI el que más llamó mi atención, especialmente cuando, siendo aún un crío, escuché de viva voz el testimonio de varios conocidos. Relatos de luces inexplicables cruzando el cielo en la más absoluta oscuridad de la carretera, o de presencias misteriosas durante una noche de pesca en la playa, me dejaron con los ojos abiertos como platos durante muchas noches.

Con los años, confieso que los temas más fantasmagóricos y espectrales fueron perdiendo para mí ese halo de misterio que los rodeaba. Sin embargo, el enigma OVNI nunca desapareció del todo, permaneció como una especie de vigía silencioso. Aunque ya no sigo el tema con la pasión de antaño, reconozco que aún me descubro prestando atención —aunque sea de reojo— a cualquier noticia relacionada que aparezca en los medios, tenga mucha, poca o ninguna credibilidad.

Hoy en día, reconozco que el programa “Cuarto Milenio”, del canal Cuatro y dirigido por Iker Jiménez, ha conseguido reavivar ese viejo interés. Iker sabe manejar con soltura el difícil equilibrio entre el misterio y el rigor, y logra crear esa atmósfera envolvente que tanto me fascinaba de niño. Siempre desde un punto de vista crítico, lógico y racional, pero sin perder esa emoción que convierte lo desconocido en algo atractivo, casi magnético.

Ya van dos temporadas y sigue siendo uno de los programas estrella de la cadena.
Hacía falta un espacio así.
Uno que no se riera del misterio ni del espectador.
Ojalá dure mucho tiempo más.


14.10.06

Lifelines

Uno de los vídeos más impresionantes y hermosos que jamás he visto, acompañado —cómo no— por una magnífica canción del grupo noruego A-ha, a los que tuve el privilegio de ver en directo en Madrid, el 5 de octubre de 2002, en un concierto que aún hoy recuerdo con emoción.

La particularidad de este videoclip es que fue rodado en tiempo real, siguiendo todo el proceso natural del final del invierno, desde el primer deshielo hasta la explosión de vida que anuncia la llegada de la primavera. Un ejercicio de paciencia, sensibilidad y técnica, que se entrelaza con la música de forma casi mágica. En el montaje final, aparecen también Morten Harket, Pal Waaktaar y Magne Furuholmen, perfectamente integrados en ese paisaje que parece latir al ritmo de la canción.

Para mí, A-ha es un grupo intemporal, de esos que no entienden de modas ni etiquetas. De ayer, de hoy y de siempre. Su música forma parte de la banda sonora de mi vida, como una constante en medio de tantos cambios. Y con temas como este queda más que demostrado que A-ha va mucho más allá de “Take On Me” —esa joya pop que todos conocen, sí, pero que solo es la puerta de entrada a una discografía rica, profunda y llena de belleza.

Hay grupos que se escuchan.
A A-ha, se les vive.


13.10.06

"El Tala" nos deja

La primera etapa, hasta mayo de 2004, fue una especie de agujero negro, un limbo laboral, un período de navegación sin brújula. Luego llegó ese extraño lapso entre mayo de 2004 y noviembre de 2005, casi como un paréntesis en el que todo parecía suspendido en el aire. Y después, por fin, comenzó el "después", ese tiempo en el que, sin saber cómo ni por qué, uno empieza a poner orden, perspectiva y hasta cierta ilusión en el día a día.

Ayer nos dieron la noticia: José Manuel Talaverano, “el Tala”, cambia de oficina. Se traslada.
Y no, no es un adiós cualquiera.

“El Tala” ha sido uno de mis compañeros más veteranos desde mis algo lejanos comienzos en esta, hoy mi empresa, allá por los primeros noventa. Un personaje tierno, entrañable y absolutamente singular. En más de una década compartida, se pueden contar con los dedos de una mano —y sobran— las veces que le hemos visto realmente enfadado o fuera de sus casillas. Siempre ha sido un remanso de calma, de bonhomía, de sensatez callada.

Lo que para algunos puede parecer un permanente estado de despiste, es en realidad una brillante fachada tras la que se esconde una mente aguda, culta y tremendamente observadora, que no deja pasar ni un solo detalle de cuanto ocurre a su alrededor. Tiene esa capacidad de oírlo todo, sin necesidad de estar en medio. Y eso, créanme, es un don.

Maestro de vocación, es fácil imaginarlo frente a una pizarra, enseñando con paciencia y sentido del humor. Sin duda, habría sido el profesor ideal para esa infancia que todos recordamos con nostalgia. El tipo de docente que deja huella sin alardes, simplemente por ser como es.

Nos quedarán en el recuerdo muchas cosas.
Las procesiones en las que, entre risas y bromas, lo beatificábamos a su pesar.
Los manteos navideños, a lo Sancho Panza, con servilletas a modo de estandarte y brindis imposibles.
Sus expresiones, sus pausas, sus salidas inesperadas y su forma, tan suya, de estar sin hacer ruido pero estando en todo.

“El Tala” se va.
Y aunque nos deja un hueco que será difícil llenar, nos alegramos por él. Porque los cambios, a veces, son necesarios. Y porque nadie más que él merece una nueva etapa serena, a su ritmo, a su manera.

Buena suerte, compañero.
Y gracias.
Por todo lo que fuiste. Por todo lo que nos dejaste sin apenas darnos cuenta.
Nos veremos, seguro. Porque a la gente como tú, no se la despide. Solo se la recuerda con una sonrisa.


11.10.06

Gratos recuerdos

Fue tal día como hoy, hace ya cinco años. Aprovechando el puente del Pilar, decidimos pasar tres días en una pequeña y entrañable aldea de la comarca zamorana de Aliste: Lober de Aliste.

La excusa fue la invitación de alguien que apareció en nuestras vidas de forma tan esporádica como peculiar. Lo conocimos de una manera un tanto rocambolesca: por aquel entonces, hacía apenas un año, era el novio de la hermana de un buen amigo. Una conexión curiosa que derivó en aquel viaje y en algunos momentos inolvidables. Como tantas otras cosas en la vida, ese contacto también siguió su curso... hasta extinguirse. Pero el recuerdo permanece.

Son muchos y muy gratos los recuerdos de aquellos días, más aún sabiendo que conservo casi dos horas de vídeo que atestiguan ese pequeño paréntesis feliz. En ellos podemos revivir escenas tan memorables como aquel desayuno a las siete de la mañana, recién llegados de Zamora capital, con una borrachera tremenda y un menú difícil de superar: mayonesa y Cola-Cao. O aquella excursión nocturna en pleno monte, al más puro estilo Proyecto de la Bruja de Blair, con linterna temblorosa y sustos incluidos.

No faltaron los momentos improvisados: una recolecta de castañas a la buena de Dios, unos megabocatas improvisados con manjares recién salidos de una charcutería —jamón, chorizo, queso curado— que abrían el apetito incluso al más resacoso. Y, cómo no, las pedradas al campanario del pueblo, que aún no sé muy bien si eran ritual iniciático, desahogo juvenil o simple estupidez transitoria.

Imposible olvidar la actuación espontánea de Marta en un restaurante abarrotado, donde se ganó un aplauso sincero y generoso, o el coche atascado en mitad de un barrizal que nos obligó a empujones, resbalones y risas desesperadas. La visita final a Miranda do Douro, ya en tierras portuguesas, puso un broche dulce a aquella escapada.

Prometimos volver. Como se prometen tantas cosas en viajes así, con el corazón inflado de vino, de campo, de amistad y de promesas que suenan a eterno. Pero han pasado cinco años. Aunque con algunos aún mantenemos contacto, la mayoría seguimos caminos distintos. Nos queda, eso sí, el consuelo imborrable de haber vivido aquello. Y como el buen vino —ya que estamos en tierra de Aliste—, esos momentos van adquiriendo con el tiempo más cuerpo, más solera, más sabor.

A veces no hace falta repetir una experiencia para saber que fue única. Basta con saber que sucedió.


10.10.06

Las banderas de nuestros padres

Es una pena —o más bien una injusticia cósmica— que Clint Eastwood tenga ya la nada despreciable edad de 75 años. Y lo digo porque en los últimos 15 nos ha regalado una serie de películas que, sin exagerar, deben ser consideradas auténticas joyas del cine contemporáneo. Para mí, al menos, estas son imprescindibles:

  • Million Dollar Baby

  • Mystic River

  • Medianoche en el jardín del bien y del mal

  • Ejecución inminente

  • Los puentes de Madison

  • Sin perdón

  • Cazador blanco, corazón negro

Y eso sin contar otras obras que, aunque menos reconocidas por el gran público, mantienen una calidad incuestionable, con una narrativa pausada, una fotografía exquisita y un dominio absoluto del tempo cinematográfico. Historias que no solo entretienen, sino que remueven, incomodan y, sobre todo, invitan a reflexionar.

Ahora, Clint vuelve a colaborar con Steven Spielberg —ya lo hicieron en “Los puentes de Madison”, donde Spielberg figuraba como productor— y esta vez lo hacen para llevar a la gran pantalla uno de los episodios más icónicos de la Segunda Guerra Mundial: la batalla de Iwo Jima.

El film en cuestión, titulado Las banderas de nuestros padres (Flags of Our Fathers), se centra en esa imagen histórica y casi mítica en la que varios marines izan la bandera estadounidense en lo alto del monte Suribachi. Una fotografía que dio la vuelta al mundo y que, convertida en estatua, pasó a ser uno de los grandes símbolos del orgullo nacional estadounidense.

¿Americanada? Sí, probablemente. Pero si viene firmada por Eastwood y con Spielberg en la producción, eso no es un defecto, sino una seña de identidad bien llevada. Porque si algo supo hacer Spielberg en Salvar al soldado Ryan fue conjugar la épica y el dolor, la belleza y el horror. Y si a eso le sumamos la sensibilidad narrativa y la sobriedad estética de Eastwood, lo que puede salir de ahí no tiene pinta de defraudar a nadie.

La película se estrena el 17 de noviembre, pero la genialidad no acaba ahí. Lo que me parece una auténtica jugada maestra, y casi sin precedentes en el cine bélico reciente, es que Eastwood ya tiene en marcha una segunda película sobre la misma batalla, pero contada desde el punto de vista japonés. Se titulará Cartas desde Iwo Jima (Letters from Iwo Jima), y su estreno está previsto para principios de 2007.

Genio y figura. Y por muchos años más. Porque no todos los días uno puede seguir disfrutando de la obra viva de un autor que ha sabido envejecer no solo con elegancia, sino con una lucidez creativa envidiable.


Diez ruegos de una mascota al ser humano

1º- Mi vida dura unos 10 o 15 años. Cada separación de ti es para mí un sufrimiento. Piénsalo bien antes de adquirirme.

2º- Dame tiempo para comprender lo que quieres de mi.

3º- Infúndeme confianza, vivo de ella.

4º- No te enojes demasiado conmigo y no me encierres como castigo. Tú tienes tu trabajo, tus diversiones y tus amigos. ¡Yo sólo te tengo a ti!.

5º- Habla conmigo de vez en cuando.

6º- Aprende a tratarme como es debido. Yo nunca lo olvido.

7º- Antes de pegarme, piensa que mis mandíbulas o mis garras podrían hacerte daño y, sin embargo, no hago uso de ellas.

8º- Antes de que me taches de inútil, testarudo o perezoso cuando me pides que haga algo, piensa que ha podido hacerme daño la comida o que he estado demasiado rato al sol o que mi corazón esta cansado.

9º- Ocúpate de mí cuando llegue a viejo; también tú lo serás algún día.

10º- Quiero que estés a mi lado cuando llegue ese difícil trance.No me abandones.

No digas nunca no puedo resistirlo o que suceda cuando yo no me halle presente. Todo me resultara más fácil si estás conmigo.

9.10.06

Ellos nunca lo harían contigo


Los animales también son seres vivos.Respétalos y no los abandones,ellos nunca lo harían contigo.

Vuelve John McClane

Ya está en marcha la nueva secuela de Jungla de Cristal, nuevamente protagonizada por Bruce Willis. Esta nueva entrega llevará por título “Live Free or Die Hard” —recordemos que el título original de la saga siempre fue Die Hard, así que aún nos preguntamos por qué al iluminado de turno se le ocurrió traducirlo como Jungla de Cristal. Debe de haber una explicación, pero seguro que es más absurda de lo que imaginamos.

En esta ocasión, veremos a un Bruce Willis calvo como una bombilla, aunque con la misma cara de “¿otra vez yo?” que tan buenos momentos nos ha dado. No tengo ni idea de la trama, ni ganas de hacerme el spoiler a estas alturas. Lo único que se sabe es que parte del rodaje se está llevando a cabo en Baltimore, lo cual, para los más frikis del asunto, siempre da juego a la hora de buscar localizaciones.

Por lo demás, se espera un 2007 bien cargadito de secuelas. Algunas innecesarias, otras que despiertan cierta curiosidad morbosa y otras que se esperan como agua de mayo. Ya iré comentando a medida que se vayan acercando las fechas de estreno. Porque si algo nos gusta a los cinéfilos de corazón, aunque sea en secreto, es volver a ver a nuestros viejos héroes haciendo de las suyas… aunque tengan la próstata inflamada y les duelan las rodillas al saltar desde el helicóptero.


8.10.06

La mejor frase de la historia del cine

¡Qué maravilla de selección! Sin duda, una lista para enmarcar… aunque como bien dices, esto de las “mejores frases de la historia del cine” siempre es cuestión de opiniones, gustos y nostalgias personales. Porque si algo tiene el cine, es que nos habla al oído con palabras que a veces se nos quedan grabadas no por su brillantez literaria, sino por dónde estábamos y cómo nos sentíamos al escucharlas por primera vez.

Y sí: "¿Nos lo jugamos a cervezas y salchichas?" es una frase mítica, que debería figurar por derecho propio entre los grandes momentos del cine popular. No tendrá la solemnidad de “La ley del silencio” ni la épica de “El Padrino”, pero hay que ver la carga emocional y generacional que tiene para toda una legión de fans del cine de sobremesa, del cine de barrio, del cine que se disfruta con risas y collejas amistosas.

De hecho, podríamos hacer una lista paralela —quizás menos votada por “expertos”, pero más querida por el gran público— con frases como:

  • “¡Tú te lo has buscado, muchacho!” – de cualquier peli de Chuck Norris doblada en los 80.

  • “No siento las piernas” – Acorralado.

  • “He venido a hablar de mi libro” – sí, no es cine, pero lo merece.

  • “Soy tu madre, Forrest” – Forrest Gump, con un matiz que lo cambia todo.

  • “No me toques los huevos, Cheli” – Airbag.

  • “¡Hasta que su cuerpo aguante!” – El día de la bestia.

O ya que estamos:
"¡Un vaso de leche y a dormir, que mañana tienes que matar comunistas!"Amanece que no es poco.

Porque el cine no sólo se mide por su fotografía, su guion o su dirección. A veces, una frase ridícula, traducida con acento latino o doblada en Algete, puede quedarse contigo para siempre.

Y por cierto… cervezas y salchichas como unidad de medida emocional debería estar reconocida por la UNESCO.

6.10.06

Síndrome postvacacional

Este es ya el cuarto año consecutivo que disfruto de unas vacaciones dignas. Hoy, tras una feliz y sosegada ausencia desde el 31 de agosto, me he reincorporado al trabajo.

Lo curioso es que, pese a lo que tanto se comenta por estas fechas, aún no he tenido el gusto de experimentar ese famoso “síndrome postvacacional”. No sé si será por falta de tiempo, por exceso de tareas pendientes o por una resistencia natural a los males modernos, pero lo cierto es que nada más cruzar la puerta de la oficina uno ha de ponerse las pilas y rendir, casi casi, al 100% de energía, como si nada hubiera pasado.

Si alguien de los presentes ha tenido el privilegio de sentir en su ser los síntomas de este afamado síndrome —apatía, tristeza, desgana, o esas miradas perdidas que parecen decir “qué hago yo aquí”—, le agradecería enormemente que me contara su experiencia. No por morbo, sino porque me gustaría, al menos una vez en la vida, tener unos minutos el primer día de curro para poder sentirlo, palparlo, saborearlo… en fin, vivirlo en carne propia. Aunque sea por aquello de no quedarme fuera de las estadísticas.

5.10.06

The Myth, The Legend

No siempre fueron juicios, acusaciones, presuntas excentricidades, mala prensa y desprestigio generalizado. Hubo un tiempo en que...bueno,mejor lo veis. Sobre todo aquellos que no vivieron esa época e incluso dudan que sucediera.

3.10.06

World Trade Center

Ni es la primera —hace poco hablaba de la más que aceptable United 93—, ni será la última. En los años venideros, y casi con toda seguridad coincidiendo con los aniversarios del fatídico día de septiembre, seguirán estrenándose infinidad de películas que abordarán desde distintos ángulos el alcance emocional, político y humano del atentado que sacudió Nueva York y al mundo entero.

Es comprensible que esta nueva cinta, World Trade Center, pueda ser acusada de "americanada", y no faltan motivos. Más aún si tenemos en cuenta que su director, Oliver Stone, es alguien acostumbrado a agitar conciencias y a remover la historia reciente de EE.UU. con títulos tan emblemáticos —y a la vez tan diferentes entre sí— como JFK, Nacido el 4 de julio, Platoon o Wall Street.

En esta ocasión, sin embargo, el enfoque es más contenido, más intimista, casi diría que más conservador para lo que uno espera del siempre controvertido Stone. World Trade Center funciona como una crónica del 11-S desde el punto de vista de dos policías de Nueva York que, tras entrar en una de las Torres Gemelas para colaborar en la evacuación, quedan atrapados entre los escombros tras el colapso de la primera torre.

Las interpretaciones son correctas, incluso notables por momentos —Nicolas Cage está más contenido que de costumbre—, pero la película parece quedarse corta en su dimensión visual y emocional. Falta contundencia, falta crudeza, falta tensión real. Todo parece demasiado "medido", como si se hubiera querido evitar cualquier polémica o exceso.

En definitiva, una película aceptable, digna, sobria, pero no memorable. No es cine de tesis, ni de denuncia, ni siquiera de gran espectáculo. Es más bien un homenaje personal, un retrato de la resistencia humana en medio del caos. Pero uno no puede evitar pensar que, en manos del Oliver Stone de Salvador o JFK, el resultado habría sido mucho más incómodo, más provocador y más necesario.

Seguramente llegarán otras películas —mejores, más arriesgadas, más sinceras— que sabrán contar con mayor profundidad lo que sucedió aquel 11 de septiembre de 2001. Un día que todos recordamos con nitidez: dónde estábamos, qué hacíamos, y cómo nos sacudió, aunque fuera a miles de kilómetros de distancia, el derrumbe de aquellas torres y de tantas certezas.


Nicholson,Scorsese y las nuevas generaciones

El próximo mes, la productora Warner Brothers estrenará The Departed, un thriller policíaco dirigido por Martin Scorsese. La cinta cuenta con un reparto de auténtico lujo: Jack Nicholson en el papel principal, acompañado por Leonardo DiCaprio, Matt Damon, Mark Wahlberg, Martin Sheen y Alec Baldwin. Un elenco que mezcla lo mejor de los actores veteranos con lo más destacado de la generación emergente de Hollywood.

Martin Scorsese posee una carrera cinematográfica tan vasta como admirable. Si algún día elaboro mi “top cien” de películas favoritas, estoy convencido de que, al menos, cinco de sus títulos ocuparían un lugar destacado en esa lista. Hablo de obras como Toro Salvaje, Uno de los nuestros, Casino, Taxi Driver o Malas Calles. Pocos cineastas han retratado con tanta crudeza y lirismo a la vez los entresijos del crimen, la violencia, la culpa y la redención.

Pero más allá del estreno en sí y de su potente reparto, la noticia que recoge El País —y que me ha hecho llegar amablemente Santiago Ledo— plantea una cuestión de fondo mucho más significativa: ¿suscitan hoy en día este tipo de películas el mismo interés que en otras épocas? ¿Despiertan entusiasmo entre las nuevas generaciones? Películas que no hace tanto tiempo hubieran asegurado colas en los cines y cifras millonarias en taquilla, ahora compiten con una realidad muy distinta.

Porque el panorama ha cambiado. Hoy muchos prefieren ver la película en su salón, por apenas un euro y poco, y si se tercia, grabarla al mismo tiempo. Y no seré yo quien lo critique: con los precios actuales de las entradas y el creciente acceso a tecnología doméstica de calidad, es más que comprensible.

Como en la música, da la impresión de que estamos ante las últimas grandes superproducciones con sabor clásico. Lo que se avecina —en realidad, lo que ya está aquí— es un consumo inmediato, digital, sin intermediarios. Cine de estreno... para ver directamente desde el sofá, con palomitas caseras y sin los 30 euros que puede costar una sesión en pareja. Es lo que nos ha tocado vivir. Y más aún para esta nueva generación de internautas, emuleros y bitcomeros, entre los que, por supuesto, me incluyo.

Aun así, uno no deja de preguntarse: ¿perderemos algo más que butacas vacías? ¿Sobrevivirá la experiencia del cine como rito colectivo? Ojalá que sí. Pero por si acaso, disfrutaré de The Departed como se merece: en pantalla grande. Aunque sea por una última vez.

2.10.06

La historia según Ramón Tosas "Ivá"


Cualquier parecido con la realidad debería ser pura coincidencia.Digo yo.

30.9.06

José María García

Hace muchos años, la radio fue compañera inseparable de mis interminables noches de insomnio, con las sintonías y voces de programas como los de José María García o Carlos Pumares. Eran tiempos dorados de Antena 3 Radio, para mí, quizás la mejor emisora a nivel nacional que he tenido la oportunidad de escuchar.

Tras un largo periodo alejado de los medios de comunicación, marcado por diversos problemas personales y, sobre todo, por una grave enfermedad, José María García reapareció recientemente en el programa de Buenafuente, donde concedió su primera entrevista tras ese tiempo de ausencia.

Y como suele decirse, quien tuvo, retuvo. Tal vez no coincida con todas las afirmaciones y opiniones que García expuso, ya sea en aquella entrevista o durante sus épocas de liderazgo en audiencias radiofónicas, pero lo que tengo muy claro es que siempre ha sido un tipo sin pelos en la lengua, objetivo, riguroso y, sobre todo, sincero. Creo que no me equivoco al decir que García siempre ha dicho lo que realmente piensa.

Se podrá estar o no de acuerdo, se podrá discrepar en muchas ocasiones, pero la sinceridad ha sido siempre su bandera. La otra noche escuchamos declaraciones contundentes, como estas:

“Hay cuatro o seis locos de la derecha más retrógrada que dicen que Losantos es un fenómeno. Le falta pluralidad. Un profesional que no es plural, no es nada. La calaña de determinados políticos la tendrían que ver Losantitos y compañía…”

“Si el objetivo de la tele es ganar dinero, hay que decirles a los dos italianos que chapó y bien. En Tele 5, desde la mañana a la noche: basura. Hay un programa como Aquí hay tomate…”

Mención especial merece cuando recordó la extraña y repentina muerte de Antonio Herrero, ocurrida durante un accidente de submarinismo, una pérdida que aún duele en el mundo de la radio.

José María García está dispuesto a regresar en un futuro cercano, según indicó, si se dan las circunstancias adecuadas. Sin duda, volverá en plan campeón. Hacen falta profesionales como él, auténticos referentes de la radio que se echan mucho de menos.

27.9.06

Paquirri y Yiyo

Un año más, y ya van 22, vuelven a repetirse en televisión las mismas imágenes que conmocionaron a toda España. Se conmemora otro aniversario de aquella fatídica tarde en Pozoblanco (Córdoba), el 26 de septiembre de 1984, un día que marcó para siempre la historia de la tauromaquia y la memoria colectiva del país. Año tras año, los reportajes en distintas cadenas recuerdan con cruel parsimonia la trágica cogida y posterior muerte del diestro Francisco Rivera “Paquirri”.

Aquellas imágenes desgarradoras, en las que Paquirri veía cómo se le escapaba la vida y señalaba a los médicos con una mezcla de dolor y valentía, siguen clavadas en la retina de todos. Su vida se apagó en el trayecto de Pozoblanco a Córdoba, y esa tarde de tormento y tragedia se ha convertido en un símbolo imborrable del peligro y la dureza que rodean la profesión taurina. Testimonios conmovedores, imágenes inéditas, fotografías de aquel día y entrevistas retrospectivas vuelven a inundar las pantallas y las revistas, cuyos tonos amarillentos parecen querer reflejar el paso inexorable del tiempo.

Pero la fatalidad no quedó allí. Apenas un año después, en la madrileña plaza de Colmenar Viejo, otro integrante del cartel de Pozoblanco fallecía también a causa de una mortal cornada, esta vez a manos de un toro llamado “Burlero”. Se trataba de José Cubero “Yiyo”, un joven con apenas 21 años que prometía un brillante futuro. El tercer integrante del cartel, Vicente Ruiz “El Soro”, arrastra hoy las secuelas de aquella trágica época: camina con muletas tras no haber podido recuperarse completamente de varias lesiones de rodilla y numerosas operaciones.

A estas desgracias se sumó el asesinato del ganadero encargado de aquella tarde en Pozoblanco y otros episodios dolorosos que ensombrecieron aún más la historia de ese día.

Han pasado ya más de dos décadas, y quizás sea momento de dejar descansar en paz a estas dos figuras emblemáticas de la fiesta nacional más representativa de España. Que el recuerdo sea honor y homenaje, pero que la tragedia deje paso al respeto y la reflexión sobre la vida y la muerte en el arte y el peligro del toreo.


26.9.06

Triste pero cierta reflexión de la política actual

¿Papá qué es la política?
-Hijo, imagínate nuestra casa. Yo represento al capitalismo porque soy el que trae las pelas a casa.
Tu madre es el gobierno porque las administra. La criada es la clase obrera porque se ocupa de las tareas más pesadas. Tú eres el pueblo porque gozas de los beneficios del sistema. Y tu hermanito pequeño es el futuro del país. ¿lo entiendes?
-No papá, no lo entiendo.
- Bueno no te preocupes, ya lo entenderás cuando seas mayor.
Esa noche el niño es despertado por el llanto persistente de su hermanito. Va a verlo a la cuna y encuentra que está cagado hasta las trancas y que alguien debería cambiarle los pañales. Va a la habitación de sus padres a pedir ayuda y ve que su padre no está, su madre duerme profundamente roncando panza arriba y no logra despertarla. Entonces decide acudir a la criada, entra en su cuarto y encuentra a su padre haciendo el amor con ella. Al día siguiente, el niño le dice al padre:
-Papá, anoche entendí lo que es la política.
-Ah, ¡que bien! Bueno, ¿qué es?
-Mientras el capitalismo jode a la clase obrera, el gobierno duerme panza arriba sin importarle nada, al pueblo nadie le hace caso y el futuro está de mierda hasta las orejas.

25.9.06

Momentos entrañables.

Guinda que ponen los secretos al final de los conciertos de su última gira.Para los que han disfrutado de ellos en vivo y en directo.

24.9.06

El Otoño


Como si un de un fantasma se tratase
hizo su aparición el bucólico otoño.
Y todo pasó del azul al ocre en un segundo,
de los colores al sepia fotográfico.

Por las esquinas suena con el viento
el llanto de los deprimidos árboles,
y sus lágrimas son hojas secas
que caen al suelo como un manantial.

Los ríos suenan de una manera extraña,
nuestras caras se reflejan tristes.
En el cielo, bandadas de golondrinas
vuelven a la mugrienta y gris ciudad.

El ruido del mar se vuelve penetrante
hal algo en él tenebroso,malévolo.
Las olas rompen sin piedad contra las rocas
y las gaviotas parecen ahora estatuas de sal.

(Miguel Ángel Rincón)

Calvario

A ver cómo denominamos esta etapa del cine de terror actual: ¿surrealista?, ¿paranoide?, ¿cruda? Creo que, sinceramente, el género de terror —o horror, o como se le quiera llamar hoy en día— necesita un descanso urgente. Siempre he pensado en ellas como “pelis de miedo”, pero las últimas semanas he tenido la oportunidad de ver varias de estas nuevas creaciones, como Silent Hill, Maleficio, Las colinas tienen ojos, Aullidos, Drácula 3000 —a la que prometo dedicarle un post aparte—, Hostel y algunas más que ahora mismo no recuerdo. Y la conclusión a la que he llegado es que el mercado está sobresaturado. Se están produciendo películas que se parecen demasiado entre sí y que se hacen casi como churros, sin la dedicación ni el mimo que merecen.

Esta saturación ha convertido el género en una especie de fábrica de sustos fáciles y sangre abundante, pero pocas veces con historias profundas o atmósferas que realmente transmitan miedo o suspense. Por eso creo que el terror contemporáneo necesita oxígeno, un soplo de aire fresco que revitalice las ideas, que recupere el misterio y la tensión en lugar del simple impacto visual.

La película que pude ver esta noche —o más bien madrugada— me ha dejado sensaciones encontradas. Por un lado, los guiños a otros clásicos del cine de terror son evidentes, lo que puede ser un recurso efectivo para los amantes del género; pero, por otro lado, la ambientación y la atmósfera, por lo menos, están bastante logradas. Me recordó bastante a Misery, aquella joya donde James Caan interpretaba a un escritor atrapado, rescatado por una fanática obsesionada (papel que valió un Oscar a Kathy Bates). Ese tipo de tensión psicológica, esa claustrofobia emocional, es justo lo que el terror actual debería tratar de recuperar.

En definitiva, si eres fan del cine gore y te apetece pasar un rato desagradable pero entretenido, esta película puede cumplir. Eso sí, lo mejor de la función para mí fue una escena inesperada: un “bailecito” que se marcan los tarados del pueblo en la tasca. Ese toque de humor macabro le dio un respiro a la tensión y fue un momento memorable dentro de tanto susto y sangre.

Ojalá pronto veamos una renovación en el género, con historias más originales, con miedo de verdad y menos trucos baratos. El terror es mucho más que gritos y sangre, y merece recuperar su capacidad para inquietar y hacer pensar.


22.9.06

Operación Vampiro

Rusia, 1941. El poderoso ejército alemán avanza implacable entre las ruinas y la nieve, desintegrando las ya maltrechas defensas soviéticas. En medio de ese caos, un joven idealista, el soldado Hans Vollmer, llega al frente justo antes de la invasión, sin sospechar que más allá del fuego enemigo, acechan horrores inimaginables.

Cuando una compañía rumana, comandada por el enigmático lord Constanta, irrumpe para salvarlo de un ataque ruso, la esperanza de Hans dura apenas un instante. ¿Por qué esos soldados rumanos solo parecen moverse bajo la sombra de la noche? ¿Por qué los cadáveres rusos muestran una expresión petrificada de terror absoluto? ¿Dónde se esconde la sangre que debería manar de sus cuerpos? ¿Qué oscuros pactos ha sellado el Führer para torcer el curso de esta guerra?

Esta es la premisa de una novela firmada por David Bishop, que toma el tan explotado género vampírico y lo inserta en el despiadado y gélido escenario de la campaña rusa, un escenario donde el frío, la muerte y la desesperación marcaron el principio del declive nazi.

Aunque la idea tiene un potencial enorme para el terror y la ciencia ficción —mezclando horror sobrenatural con una de las batallas más duras de la historia—, la novela lamentablemente no alcanza la intensidad esperada y se queda algo débil en su desarrollo.

Sin embargo, esta historia tendría todo para dar lugar a un film oscuro y atmosférico, donde la brutalidad de la guerra se combine con el misterio y el miedo a lo desconocido. Con un guion sólido y un buen equipo creativo, podría convertirse en un thriller de terror bélico tan entretenido como inquietante.

21.9.06

Notas de cocina del Rick's café

A estas alturas, Casablanca ha trascendido con creces el estatus de simple mito o leyenda para erigirse en un auténtico emblema del cine clásico. Dirigida en 1943 por Michael Curtiz y protagonizada por la inolvidable pareja formada por Ingrid Bergman y Humphrey Bogart, esta obra maestra no solo conquistó al público, sino que fue merecedora del Oscar a la Mejor Película en su año.

Durante mi habitual estancia veraniega en La Antilla, tuve la fortuna de toparme con una pequeña joya: un libro-recetario titulado Casablanca: Notas de cocina del Rick’s Café, firmado por tres apasionadas admiradoras de la película —Sarah Key, Jennifer Newman Brazil y Vicky Wells—. Este recetario, más que un simple compendio gastronómico, se presenta como un homenaje a aquel mítico establecimiento regentado por "Boggie", ofreciéndonos la oportunidad de recrear, en nuestros propios hogares, los sabores que bien podrían haber formado parte de su carta original.

El libro se completa con curiosidades, anécdotas y preguntas en formato trivial, un añadido perfecto para deleitar a los miles de seguidores de esta historia atemporal. Aunque muchas de las recetas tienen un aire sofisticado y cosmopolita, no faltan propuestas más accesibles para preparar aperitivos, brochetas, ensaladas y cócteles, ideales para compartir con amigos mientras evocamos el ambiente del café.

Esta lectura me ha servido como excusa para revisitar una vez más la película, esa historia de amor, sacrificio y destino que, en cada visionado, renace con la misma intensidad, haciéndome soñar que quizá, solo quizá, ella se quede con Bogart en Casablanca.

20.9.06

Septiembre

Fui lluvia en verano
mojadas tus manos quedaron
fui mi propia trampa
tormenta que escampa.
Asignatura que te queda
para septiembre,
la que siempre se suspende
por andar creyendo
que el amor alguna vez
podía despertar
en playas poco iluminadas
donde no te quema el sol,
donde no te moja el agua
Fui sol en invierno,
cortados tus labios con hielo,
me ciegan mis luces
un claro entre mil nubes.
Fui navidad sin Reyes Magos
ni un solo regalo,
dos kilos de carbón por malo.
Por andar creyendo que
el amor alguna vez podía
despertar en
discotecas poco iluminadas,
donde no te quema el sol...
(J.A.Ipiña "Tontxu")

4.9.06

Freddie tendría 60 años.

De no haber sido arrebatado por aquella devastadora lacra mundial llamada SIDA hace casi quince años, Freddie Mercury, una de las voces más icónicas e inconfundibles que la música ha visto nacer, habría cumplido mañana 60 años. Pensar en qué habría sido de su carrera hoy es un ejercicio vano, pues su talento y legado son tan inmensos que trascienden el tiempo y las circunstancias.

Lo que sí queda es esa huella imborrable: su voz poderosa y única, su presencia escénica electrizante, esa capacidad para fusionar teatralidad y autenticidad que aún hoy, décadas después, sigue inspirando y desafiando a artistas y fans por igual.

Su música y su imagen son monumentos que se mantienen intactos, casi intocables, y en un mundo donde lo efímero suele reinar, eso es ya en sí mismo un triunfo colosal.

Felicidades, Freddie. Tu estrella sigue brillando con una intensidad que ni el tiempo puede apagar.

Campeones del mundo.

Sin duda, España hizo historia ayer al proclamarse campeona del mundo de baloncesto, un título que parecía una quimera hace no mucho, pero que ahora brilla con toda la intensidad del mérito y la justicia deportiva. Derrotar a Grecia en la final, sin la presencia del gigante Pau Gasol por lesión, es una proeza que supera la legendaria hazaña de Los Ángeles 84, cuando la selección española alcanzó la final tras eliminar a la poderosa Yugoslavia de un joven Drazen Petrović, para enfrentarse nada menos que a un Michael Jordan todavía por convertirse en la leyenda que sería.

Este título se inscribe con letras doradas en los anales del deporte español, un país acostumbrado a despedirse demasiado pronto de competiciones internacionales, pero que ayer se coronó como la mejor selección del campeonato, superando con claridad a potencias como Serbia, Lituania, Argentina, Grecia e incluso Estados Unidos, cuya hegemonía europea ha quedado ahora claramente puesta en entredicho.

El éxito tiene rostro propio: Pau Gasol fue el faro, pero no podemos olvidar la entrega y talento de Garbajosa, Calderón, Reyes, Marc Gasol, Navarro, Jiménez, Rodríguez, Fernández, Mumbrú y, por supuesto, el maestro Pepu Hernández, cuyo nombre quedará para siempre asociado a esta gesta. A todos ellos hay que rendir homenaje, pero también a quienes construyeron los cimientos de nuestro baloncesto: Epi, Sibilio, Solozábal, Corbalán, De la Cruz, Romay, Martín, Arcega o Llorente, que formaron la historia que ayer se renovó con una victoria inolvidable.

Campeones del mundo, no fue un sueño, sino la realidad de un equipo y una nación que hoy celebran un triunfo para la eternidad.