
He sobrevivido al concierto de los MAIDEN¡¡. Ante todo quiero dejar constancia del buen royo que se vivió durante toda la duración del festival, que fueron muchas horas. Desde las seis hasta casi las dos de la mañana, que fué el tiempo que estuve, no presencié absolutamente ni una sola bronca ni un conato de pelea ni nada similar, todo lo contrario. Si alguien te pisaba, cosa muy facil entre más de 20.000 personas, enseguida había un gesto de disculpa, por muy heavy que pareciese el que fuera. Un 10 para la gente de Mérida y de todos los rincones de España que acudieron a esta cita musical.
Podían verse personas de todas las edades, aunque me sorprendió que una gran parte eran chicos y chicas muy jóvenes que ni siquiera habían nacido en la época más álgida de Iron Maiden. Pero eso si, la mayoría éramos gente que ya no cumpliremos los 30, viéndose muchos de ellos acompañados de sus hijos de corta edad ataviados con la indumentaria propia de esta clase de conciertos.
La organización, como suele suceder en estos casos, regular tirando a mal, pensando más en la recaudación de la barra que en el concierto en si.

Y en cuanto a las actuaciones, los dos grupos anteriores a el plato fuerte me parecieron algo monótonos y para mi gusto, ruidosos, pero tratándose de un concierto heavy no desentonaban para nada con el ambiente, y desde luego los Iron Maiden la armaron, tanto por el espectáculo visual y el montaje del escenario, como por el set list que ofrecieron, todos viejos grandes éxitos que la gran mayoría de los asistentes se sabían de memoria. Después cerraron los Baron Rojo también con un puñado de viejos y ochentosos éxitos.
Las fotografías que incluyo no son mías, son las publicadas por el diario HOY, pero en un par de días publicaré las que pudo tomar mi primo Jesús Polo con su propia cámara que coló ocultándola en ciertas partes delicadas pasando con éxito la inspección del tropel de seguratas que había en la entrada. Una recomendación: si vais a un concierto de este tipo poneos la ropa más vieja que tengais ya que el derrame de líquidos encima vuestra y el pisar los charcos de los excesivos riegos con manguera está garantizado, eso si, con la imprescindible camiseta negra, que yo haciendo patria musical me puse una de mis Queen y por lo que pude apreciar no fuí el único. Preferencias que tiene uno.
Hoy he estado hecho polvo de las piernas, y es que tantas horas de pie trás una jornada laboral y una celebración con compañeros han hecho mella en este cuerpo del delito. Y es que uno empieza a estar mayor para tanto trote.

