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28.11.08

Concierto de Ismael Serrano


Pues sí, ayer fue otro de esos jueves memorables. Y la razón no fue otra que pude disfrutar, después de más de cuatro años, de un concierto de Ismael Serrano, y de nuevo en el teatro López de Ayala de Badajoz, como en las dos ocasiones anteriores.

La novedad de esta vez fue que pudimos ver a este genio de la canción —la canción con LETRAS— unos momentos antes del concierto y hacernos unas fotillos para el recuerdo.

En cuanto al concierto, pues como siempre, genial. Ya casi a punto de terminar la gira de su disco Sueños de un hombre despierto, dejó claro que no será la última vez, ni muchísimo menos.

26.11.08

Fanboys

En 1998, un grupo de amigos fanáticos —y sobre todo muy frikis— de la saga Star Wars se marcan un objetivo bastante especial: colarse en el célebre Skywalker Ranch, la finca de George Lucas, para robar una copia del episodio uno de la serie, Star Wars: La amenaza fantasma, aún sin terminar de editar ni montar. ¿La razón? Un fin muy humanitario: que uno de sus amigos, también gran seguidor de la saga y gravemente enfermo de cáncer, pueda verla antes de su muerte, ya que el estreno oficial no estaba previsto hasta casi un año después (creo que en junio de 1999).

Este es el argumento de Fanboys, una película que hará las delicias de cualquiera que sea seguidor, admirador o simplemente aficionado a cualquier saga cinematográfica, porque —seamos sinceros— todos nos sentimos un poco identificados.

El film cuenta, entre otras curiosidades, con multitud de cameos de personajes que participaron en la primera trilogía y en otras sagas. El tráiler, aunque en versión original, seguro que os provoca alguna que otra sonrisa.

A ver si con este post me voy entonando un poco en cuanto a la actualidad cinematográfica se refiere.

24.11.08

Algunas fotillos de la conferencia de Ian Gibson


Bueno, pues ahí están algunas de las fotos que tomé el pasado jueves en la conferencia de Ian Gibson. La foto en la que aparezco la tomó amablemente un señor que desconozco y que esperaba también a que le firmara un libro. Después de esa instantanea fué cuando me invitó a recitar los célebres versos de Machado:

Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje.

"Ligero de equipaje" es el título de el ejemplar que me está firmando y ni que decir tiene que aborda la vida y obra del inmortal poeta sevillano. Insisto, una gran noche y todo un honor compartir esos momentos con un gran escritor, investigador, hispanista, antifascista y sobre todo, la sensación que me dió, un tipo excelente.

21.11.08

Ian Gibson


Hay ciertas ocasiones en la vida en las que uno intuye, casi con certeza, que se arrepentirá profundamente si no acude. Son esas citas marcadas por una sensación extraña, difícil de explicar, como si el tiempo te estuviera advirtiendo: “Si no vas, te lo vas a reprochar”. Ayer por la mañana, al leer en el periódico que el escritor e hispanista Ian Gibson iba a dar una conferencia en Badajoz, supe de inmediato que ese era uno de esos momentos. Lo supe con esa clase de certeza que no admite debate interno. Y así fue como, sin pensarlo demasiado, decidí recorrer los más de 120 kilómetros entre ida y vuelta. ¿Mucho para una simple conferencia? Puede. Pero no era una conferencia cualquiera. Era una oportunidad. Y no quería dejarla escapar.

Mi entusiasmo tenía razones bien fundadas. Este año había leído dos de sus obras más brillantes: Ligero de equipaje y Cuatro poetas en guerra, ambas tan apasionantes como esclarecedoras. También había disfrutado de su participación en el documental Lorca, el mar deja de moverse, y revivido en un suspiro la extraordinaria serie de televisión Lorca, muerte de un poeta, cuyo guion contó con su colaboración. Así que la ocasión se presentaba como una forma de cerrar —o quizá de abrir— un ciclo personal de descubrimiento y admiración hacia su figura.

Me presenté con tiempo en el Palacio de Congresos de Badajoz, con la esperanza de encontrar un buen sitio. Lo encontré. Primera fila. Desde ahí, con una cercanía casi simbólica, pude escuchar y observar al hombre que durante décadas ha buceado en los silencios de nuestra historia, que ha perseguido incansablemente las huellas de Federico García Lorca por barrancos, archivos y cunetas, con una mezcla de rigor académico y pasión humana difícil de igualar.

La conferencia giró en torno a la memoria histórica, el auto del juez Garzón y, sobre todo, a la necesidad urgente —ética, política, cultural— de recuperar los restos del poeta granadino. “Lorca fue y sigue siendo el mejor embajador de España en todos los tiempos, el poeta y dramaturgo más famoso, más amado, más traducido”, afirmó Gibson con emoción contenida. “Y como su biógrafo, quiero saber cómo murió. Tenerlo como un perro en una cuneta todavía me parece una vergüenza para este país”, sentenció con ese acento tan suyo, irlandés y profundamente español a la vez, que ya se ha vuelto familiar para muchos de nosotros.

Al terminar la charla, tuve la fortuna de acercarme a él. Me firmó, con una sencillez conmovedora, mi ejemplar de Ligero de equipaje. Y para mi sorpresa, me pidió que recitara en voz alta unos versos de Antonio Machado que aparecen en las primeras páginas del libro. Lo hice, con el temblor de quien se sabe observado, pero también con la alegría íntima de estar compartiendo unos segundos con alguien que ha sido faro para tantos en la oscuridad del olvido. A nuestro alrededor, otros asistentes esperaban su turno para saludarle o conseguir una dedicatoria. Pero en ese instante breve, sentí que no había nadie más.

Ian Gibson es, para mí, un ejemplo raro y luminoso de claridad, transparencia y compromiso. Un irlandés de nacimiento, pero quizás el español más lúcido que haya conocido en estos últimos tiempos. Su manera de entender nuestra historia, su empeño por dar voz a los que fueron silenciados, su defensa incansable de la memoria... todo en él tiene algo de necesario, de urgente, de valiente.

Hice algunas fotos —que pronto compartiré—, pero más allá de las imágenes, me quedo con la vivencia. Con la emoción de esa noche. Una noche para recordar. Una de esas en las que, al volver a casa por la carretera, sabes que has hecho lo correcto. Que estuviste donde tenías que estar.

18.11.08

El curioso caso de Benjamin Button

Lo sé, tengo muy abandonada la actualidad cinematográfica, pero voy a insistir una vez más: no acabo de volver a acoplarme a la blogosfera. Tengo mil cosas que contar, cientos de imágenes que mostrar, muchas curiosidades y noticias cinematográficas que compartir… pero no me encuentro en el mejor momento para ello. O sea, quiero y no puedo.

De todas maneras, para no enfriarme, no voy a dejar de frecuentar este pequeño espacio de evasión que tantas satisfacciones me ha dado.

Y para retomar la dinámica en cuanto al séptimo arte, aquí tenéis el tráiler de la última película dirigida por David Fincher, responsable, entre otras, de Seven y The Game. En este nuevo trabajo vuelve a contar con Brad Pitt como protagonista, interpretando a Benjamin Button, un personaje que nace siendo una persona de unos 80 años y que, biológicamente, va retrocediendo para rejuvenecer a medida que pasan los años.

No sé vosotros, pero a mí el tráiler me ha resultado, como dice el propio título, curioso y atractivo. Se estrena estas navidades.

Y para terminar, quiero agradecer a todos los que os habéis tomado la molestia de felicitarme por mi treinta y tantos cumpleaños. ¡¡Mil gracias!!

14.11.08

Unidades de medida que advierten...


Me levanto esta mañana, y mientras me tomo el primer café de la jornada caigo en la cuenta que hoy sumo un año más. Inevitablemente me acuerdo de aquella magistral definición de José Luis Coll.
"Años: Unidades de medida que advierten, pero no perdonan.". ¿Tenía razón el maestro?.

11.11.08

Días de cursos

Llevo ya dos semanitas que “pa qué”.

La semana pasada, todas las tardes en Badajoz, haciendo un curso de jefe de equipo. Esta semana, en Villanueva de la Serena, otro curso, esta vez para jefe de oficina. Ya veis: jefe de esto, jefe de lo otro… y yo sin tiempo ni para mandar en mi propio sofá.

Esto supone levantarse cada día a eso de las seis de la mañana (sí, ya sé que eso debería estar penado por la ley), currar hasta las dos y media, llegar a casa con el tiempo justito para comer —o más bien engullir— y salir echando leches para el curso, con unos cuantos kilómetros de carretera ideales para hacer la digestión a 120 por hora.

Luego, panzada de ordenador, charlas, manuales, presentaciones y powerpoints con mucha flecha y poco sentido. Y al final de todo, la gran pregunta: ¿servirá esto realmente para algo? Porque con cómo están las cosas, si nos quedamos como estamos, casi que podemos darnos con un canto en los dientes.

Al terminar el curso, vuelta a casa por carretera y “top manta”, mientras los vampiros ya llevan un rato fuera sin miedo a que el sol les fastidie el after.

Todo esto me impide actualizar como me gustaría. Tengo unos cuantos posts en la recámara, pero uno llega a casa con el único objetivo de cenar algo ligero (si acaso) y meterse en la cama a mirar los párpados por dentro. Echo de menos hasta la siesta de sobremesa.

La foto es de ayer por la tarde, en un descanso de esos que duran menos que un suspiro.

En fin… prometo volver pronto con más frecuencia, y visitar vuestros blogs como Dios manda.

Buenas noches a todos, y cuidadito con los vampiros. 


8.11.08

Guante blanco

Ya he dicho en alguna ocasión que no soy un consumidor asiduo de series de televisión, y mucho menos si tengo que seguirlas en el horario que establezca la cadena que las emita. La razón principal, además del coñazo que supone estar enganchado durante temporadas y temporadas, es la que le ha ocurrido a la serie que RTVE ha estado emitiendo solo durante tres semanas: Guante blanco.

Según parece, no ha suscitado el interés de la audiencia, a pesar de que, en mi opinión y la de muchos otros, es una de las mejores series que he visto en los últimos años, con una calidad sobresaliente tanto argumental como interpretativa.

Pero es que, por misteriosas razones, cuando algo no engancha, no engancha y punto. Poca promoción, el cachondeo de cambiar el día de emisión cuando le sale de las pelotas a quien sea, o porque en este país sigue siendo de mucho más interés general los amoríos de la Duquesa de Alba o darle coba a un delincuente sin ninguna vergüenza, exalcalde de una localidad andaluza, enrollado con una cupletista en el ocaso de su carrera.

Menos mal que, en esta ocasión, ¡bendito internet! Y pese a la retirada, la serie podremos seguir viéndola a través de la web de RTVE, y así no quedarnos en ascuas ese 8% —o 1.700.000 personas— que la seguíamos con cierto interés.

Conclusión: tenemos la televisión que nos merecemos y punto. Así que no me extraña que Anita Obregón y realities como Gran Hermano sobrevivan por los siglos de los siglos.

3.11.08

Obama

Estas dos próximas semanas se presentan frenéticas y ajustadas de tiempo, así que es probable que no pueda actualizar con la frecuencia que me gustaría. Aun así, estoy convencido de que en algún momento de estas jornadas maratonianas conseguiré arañar un huequillo para continuar con alguna crónica pendiente de mi estancia en Madrid.

Hoy, haciendo un pequeño paréntesis en ese resumen capitalino, quería hacer una mínima pero necesaria referencia a las elecciones de mañana en Estados Unidos. Y es que, nos guste o no, el resultado de esos comicios influirá en el rumbo que tome el mundo en los próximos años.

La era Bush pasará a los anales de la historia moderna como una de las etapas más oscuras y desacertadas —en lo político, en lo económico, y ni hablemos de lo ético—. Eso es algo en lo que creo que coincidimos muchos.

No sé si finalmente el vencedor será Barack Obama, como vaticinan prácticamente todas las encuestas. Tampoco puedo asegurar que su mandato vaya a ser brillante. Pero sí sé algo: peor que lo vivido en los últimos ocho años es difícil hacerlo.

Y por eso, aunque mi voz tenga poco peso al otro lado del Atlántico, tengo puestas muchas esperanzas en este hombre. El mundo necesita un cambio real, no solo de discurso. Y desde hace décadas no se había visto tanta expectativa global, tantas ilusiones compartidas desde una esquina del planeta a otra.

Ojalá no nos equivoquemos.
Ojalá no nos defraude.
Ojalá, por una vez, el cambio sea de verdad.


2.11.08

El templo de Debod


Tantas veces lo había visto en televisión, cine, prensa y en todas las ocasiones anteriores que había ido a Madrid, que nunca se me había ocurrido visitar este pequeño trozo de Egipto en el corazón de la capital española.

Este templo, con una antigüedad de unos 2.200 años, fue un obsequio del gobierno egipcio a España como agradecimiento por la ayuda prestada en los años sesenta para salvar el templo de Abu Simbel, que peligraba con sucumbir bajo las aguas tras la construcción de la mastodóntica presa de Asuán. Así, fue laboriosamente desmontado pieza a pieza y trasladado a Madrid, donde fue reconstruido e inaugurado en 1972.

Gracias a la recomendación de mi amigo bloguero Álvaro Dorian Grey (Pensamientos de un Eucariótico —no dejéis de pasar por su blog—), fui a visitarlo al caer la tarde y, además del templo, pude contemplar unas vistas maravillosas de Madrid, especialmente la que podéis ver en la foto inferior, donde se aprecian el Palacio Real y la Catedral de la Almudena.

Ha sido la primera vez que lo visito, pero sin duda no será la última.

31.10.08

Una pareja de miedo


Mansión de Mandacrest, en la campiña inglesa, a finales del siglo XIX. Lord Edgard, un eminente egiptólogo, tras la muerte en extrañas circunstancias de su primera esposa, Ira Vamp, se ha vuelto a casar en segundas núpcias con la actriz de teatro londinense Lady Margaret.
Asisten a Lord Edgard su fiel criado Nicodemus, que se ocupa de los establos, y Grétula, ama de llaves de toda la vida en Mandacrest. Ella siempre ha estado enamorada de Lord Edgard y evidentemente no le tiene ningún aprecio a la nueva señora de la casa.
El recuerdo de la difunta Ira Vamp es imborrable, un retrato suyo sigue presidiendo el salón y Lord Edgard incluso piensa que su espíritu sigue habitando en la casa. Una desapacible noche, Grétula en animada charla, le contará a lady Margaret una terrible historia acontecida hace años en Mandacrest...
...y no cuento más, ya que se trata de la divertidísima obra de teatro "Una pareja de miedo" que pude disfrutar el pasado domingoy que actualmente se está representando, ya por segundo año consecutivo, un exitazo de público, en el teatro Reina Victoria de Madrid, con la desternillante actuación de Josema Yuste en el papel de Grétula y Lord Edgard y de Florentino Fernández como Nicodemus, Lady Margaret, Fimósis y princesa Pelotari. Para una noche como la de hoy, Halloween, que año a año nos van metiendo por los ojos, sería más que ideal ver esta representación, echarte unas buenas risas y tal vez hasta pasar un pelín de miedo. Buuuuuhhhh¡¡¡

30.10.08

118 horas en Madrid

O lo que es lo mismo, casi cinco días completos. He de decir que todo, todito todo lo que tenía en la agenda se ha cumplido con creces, incluida alguna sugerencia de última hora que me hizo Álvaro Dorian Grey —que, en principio, no pensaba realizar—, pero que terminó siendo un acierto. Lo único que se me ha quedado en el tintero ha sido la exposición de los tesoros sumergidos de Egipto. Aun así, no me pesa demasiado, ya que en su día tuve la suerte de visitar ese país fascinante y contemplar con mis propios ojos muchas maravillas que, con toda seguridad, estarán a la altura —o por encima— de lo que allí se muestra. Y, además, honestamente, ya no había tiempo para más.

No sé, pero ando algo descolocado, un tanto fuera de órbita. Octubre, después del paréntesis vacacional, ha volado entre viajes, planes y eventos varios. Se ha esfumado como el viento que hoy peina esta tierra. Supongo —y casi deseo— que noviembre sea un mes algo más sosegado, que permita pisar el freno y recuperar cierto equilibrio, aunque con esto nunca se sabe.

En estos días me comprometo a escribir una crónica más detallada de mi estancia en Madrid, que tal vez se convierta en varios posts. Muchas de las cosas que he visitado, contemplado o vivido durante estos días merecen un relato aparte, un espacio más amplio, porque no son sólo anécdotas: son momentos memorables.

Tengo la sensación de haberme sacado una pequeña espinita, una deuda pendiente con la capital. En 2004, cuando vivía y trabajaba allí, no llegué a disfrutar como ahora de su oferta cultural, de su ocio, de sus rincones. Tampoco es que en este viaje lo haya exprimido todo, haría falta más tiempo (y más presupuesto) para exprimir Madrid hasta la última gota. Pero sí he podido saborearla con calma, sin agobios ni prisas, como se saborean las cosas buenas.

Y ahora, ya de vuelta, reafirmo esa verdad tan sencilla como poderosa: no hay nada como tu propia casa.


24.10.08

Me voy a ver a mis héroes

Me voy hasta el miércoles a pasar unos días en la capital de España. Son muchas las cosas que tengo en la agenda para hacer.

La primera y principal razón del viaje es el concierto que mañana sábado ofrecen Queen + Paul Rodgers en el Palacio de los Deportes, sin duda un evento que me ilusiona como a un niño el día de Reyes. Aunque será la segunda vez que los vea en directo —tras aquel mítico concierto en el mismo escenario en abril de 2005— no podía dejar pasar la oportunidad de volver a disfrutar de dos de mis héroes musicales: Roger Taylor y Brian May.

También tengo intención de visitar el Museo del Prado para ver la exposición de Rembrandt. De paso, y ya que está al ladito, quiero recorrer el Jardín Botánico, conocer el Museo Thyssen —que nunca he visitado— y volver a ver el Reina Sofía, que siempre guarda alguna que otra sorpresa.

Por último, me gustaría visitar la exposición de los tesoros sumergidos de Egipto que hay en el Matadero de Legazpi.


Pasear por Malasaña, visitar por última vez antes de su cierre definitivo el mercado de Fuencarral en enero, tomarme algún vermú de grifo, comer oreja a la plancha, ver a algún antiguo compañero de fatigas laborales y, si es posible, ir a ver la obra de teatro Una pareja de miedo con Florentino Fernández y el genial Josema Yuste, que te partes de risa.

Eso, al menos, es lo que tengo en mente… aunque ya veremos cuántas cosas hago y si hay fuerzas para todo.

Quizá desde allí pueda actualizar el blog, aunque dependerá del tiempo y las ganas. A pesar de que son cinco días completos, curiosamente no los considero unas minivacaciones, sino una oportunidad para disfrutar de cosas que, lógicamente, no veo todos los días.

Así que sí, me gusta ir a Madrid.

We will, we will, rock you… ¡¡¡Vamos allá!!!

21.10.08

La sombra del viento


Este pasado mes vacacional, entre otras lecturas, cayó en mis manos el ya célebre y archiconocido La sombra del viento, de Carlos Ruiz Zafón.

He de reconocer que no soy muy dado a leer libros que ya vienen mediáticamente condicionados por su enorme éxito. Más de diez millones de ejemplares vendidos, traducciones a decenas de idiomas, premios por doquier... Cuando algo sobrepasa esa delgada línea de lo “normal”, empiezan a surgir las voces críticas que lo tildan de sobrevalorado. Ocurre en todo: música, cine, deporte… Cuando algo gusta sólo a unos pocos es original y exquisito; cuando gusta a la mayoría, se convierte —para algunos— en un producto de masas y, por tanto, en algo prescindible. A todos nos gusta sentir que descubrimos cosas por nosotros mismos, y si algo que nos gusta también gusta a todo el mundo… pues ya no somos tan guays.

De hecho, el libro ni siquiera lo compré yo. Lo compró Marta una mañana, estando en Badajoz. Me mandó un mensaje que decía: “La sombra del viento, ¿lo tenemos?”. Le respondí que no, que era un superéxito de un tal Zafón, pero que no figuraba en nuestras estanterías. El ejemplar que trajo era una edición especial, incluso con un CD de banda sonora compuesta por el propio autor, inspirada tanto en los personajes como en la Barcelona de los años 50 que tan bien retrata.

Durante los días en La Antilla, tras varias lecturas gozosas y amenas, Marta aún no había terminado con La sombra del viento. Una tarde, empecé a ojear las primeras páginas por puro aburrimiento... y ya no pude parar. Cuando ella lo soltaba, yo lo agarraba por el otro lado. Así estuvimos unos días, compartiendo historia y páginas como si se tratara de una novela a cuatro manos.

No voy a contar nada del argumento. No por hacerme el misterioso, sino porque está tan bien armado, tan cargado de todo —amor, drama, humor, misterio, odio, mucho odio— que lo mejor es descubrirlo por uno mismo. El que quiera saber algo, que se lo lea. Yo, salvo contadas excepciones, no presto libros.

Tal vez para muchos no sea una obra maestra —después de terminarla me puse a leer críticas por ahí, y los culturetas y puristas de la red le dan palos hasta en la portada—, pero eso, sinceramente, me da igual. Para mí, La sombra del viento ha sido una bocanada de aire fresco. Una obra de lenguaje sencillo, pero a la vez fluido, elegante, con momentos de una belleza narrativa tremenda, con una trama que no decae y personajes que se quedan contigo. Daniel Sempere, Penélope, Nuria Monfort, Fermín Romero de Torres, el inspector Fumero… y, por encima de todos, Julián Carax, el escritor maldito que uno llega a sentir tan real como si existiera, como si viviera justo al otro lado de la página.

A veces hay libros que no cambian tu vida, pero sí tus vacaciones. Éste ha sido uno de ellos.


Un libro, en definitiva, que engancha, que atrapa desde las primeras páginas y que, lo más importante, puede despertar o reavivar la afición a la lectura en más de uno. Porque al fin y al cabo, tanto la literatura como el cine, la música o el deporte no dejan de ser espacios de ocio, de disfrute, pequeñas ventanas por las que asomarse para olvidarse, aunque sea por un rato, de todo lo demás. Y La sombra del viento, a fe que lo consigue.

Mi enhorabuena al autor por dos razones. La primera, por haber logrado que su historia conmueva, atrape y emocione a tantos millones de personas en todo el mundo. Y la segunda, no menos importante, por haber conseguido algo que está al alcance de muy pocos: hacerse millonario escribiendo literatura. Algo que ya era difícil antes y que hoy, con tanto ruido y tan poco tiempo, se me antoja una auténtica proeza.

Porque si un libro logra que alguien que no leía comience a hacerlo, que alguien que leía poco redescubra el placer de la lectura, o que simplemente te haga cerrar la última página con una sonrisa o un suspiro... entonces ha cumplido de sobra su cometido.


17.10.08

Se hace justicia 72 años después


"Los vencedores de la Guerra Civil aplicaron su derecho a los vencidos y desplegaron toda la acción del Estado para la localización, identificación y reparación de las víctimas caídas de la parte vencedora. No aconteció lo mismo respecto de los vencidos que además fueron perseguidos, encarcelados, desaparecidos y torturados por quienes habían quebrantado la legalidad vigente al alzarse en armas contra el Estado, llegando a aplicarles retroactivamente leyes (...) tanto durante la contienda, como después, en los años de posguerra, hasta 1952".

-Pedir a los Registros Civiles certificado de defunción de Francisco Franco y otros 34 responsables "del derrocamiento del Gobierno legítimo de España".

- Reclamar al Ministerio del Interior la identificación de los máximos dirigentes de Falange Española entre el 17 de julio de 1936 y 1951.

- Formar un grupo de expertos para estudiar, analizar y dictaminar sobre el número, lugar, situación e identificación de las víctimas en el periodo.

- Formar un grupo de Policía Judicial que pueda acceder a registros públicos o privados para obtener información.

- Autorizar 19 exhumaciones solicitadas por las asociaciones demandantes.

Por triste que parezca, aún hay quien considera que el auto de el juez Garzón y la recuperación de la memoria histórica es abrir heridas del pasado. Sin duda esta gente no sufrió ninguna pérdida en la guerra y no andan buscando como cientos de miles de Españoles los restos de sus padres y abuelos, para darles de una vez por todas un entierro y descanso digno, no apilados en una fosa de una carretera o en el muro de cualquier cementerio.

16.10.08

Say It´s not true


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Hace pocas semanas se publicó el nuevo trabajo de Queen + Paul Rodgers, The Cosmos Rock. Aunque todos sabemos que Queen, tal y como fue concebido, se apagó un día de noviembre de 1991, Brian May y Roger Taylor —tal vez el mejor guitarrista y el mejor batería del mundo— decidieron, después de muchos años, que el legado de Queen debía seguir sonando. No solo para quienes fueron seguidores del grupo en vida de Freddie Mercury, sino también para los miles de jóvenes que, sin siquiera haber nacido en aquellos años, sienten y admiran la música de la Reina del Espectáculo tanto como los de siempre.

Hace tres años, le dieron voz de nuevo a esos míticos temas con la genial figura de Paul Rodgers, un cantante experimentado, con miles de batallas musicales a sus espaldas, tanto en solitario como al frente de grupos legendarios como Free y Bad Company. Nos regalaron aquella gira inolvidable, de la cual tuve la suerte de presenciar en vivo el concierto que ofrecieron en el Palacio de los Deportes de Madrid el 1 de abril de 2005.

Ahora, con material nuevo, continúan su singladura. Aunque en los conciertos los temas clásicos siguen siendo los protagonistas, incluyen algunos temas del nuevo disco, que demuestran que el espíritu de Queen sigue más vivo que nunca.



Es el caso de este "Say It's Not True", que aunque ya fue interpretado en directo en 2005, ahora aparece grabado en estudio en el nuevo disco. Para mí es uno de los temas más hermosos que he escuchado en los últimos tiempos. En él, el tema del SIDA y lo que ha supuesto en las dos últimas décadas se trata con todo el respeto que merece.

Aunque no hace una referencia directa, es, una vez más, un claro homenaje a quien fue, no sé si el más grande, pero sin duda una leyenda del espectáculo, a quien, diecisiete años después, seguimos echando muchísimo de menos.

Disfrutad de la maestría de estos músicos que, en su madurez, siguen dando lo mejor de sí mismos.

¡¡Qué poquito me queda para volver a verlos de nuevo en directo!!

14.10.08

Montijo. Iglesia parroquial de San Pedro Apostol y foto oficial de la Coral Montijana


Con motivo de mi visita a Montijo este pasado sábado, aproveché la ocasión para estrenar —más o menos en serio— mi nueva cámara réflex digital. El resultado es el que veis aquí, tras algún que otro toquecillo posterior, claro está. Fue también el día en que se realizó la foto oficial de la Coral de la localidad, así que el ambiente era especialmente animado.

La imagen superior corresponde a la Iglesia Parroquial de San Pedro Apóstol. Según he podido leer, fue construida siguiendo el estilo gótico y, de acuerdo con un documento parroquial, se terminó en 1574. Posteriormente fue restaurada en el siglo XVII, manteniéndose intacta la nave baja —el brazo inferior de la cruz latina— y añadiéndose la nave transversal y la cabecera o capilla mayor, que configuran actualmente su planta en forma de cruz.

Los muros de esta nave baja están construidos con mampostería, reforzados en sus ángulos y arcos interiores por sillares de granito, y apuntalados exteriormente con cuatro sólidos contrafuertes de sillería granítica. A los pies de esta nave, sobre un zócalo también de sillares, se alza la esbelta torre, dividida en cuatro tramos. Justo a los pies de la torre se abre la puerta principal, un arco de medio punto sobre el que campea, entre dos leones rampantes, el escudo marmóreo de los Portocarrero, mecenas de la obra y patronos por derecho de la parroquia.

El templo cuenta con otras dos puertas: una en el lado norte, hoy clausurada, y otra en el lado sur, la más utilizada y decorada. En el interior se reparten numerosas capillas y retablos, entre los que destacan: la Capilla de la Inmaculada Concepción, los retablos de la Virgen del Carmen, de San Blas, de San Vicente de Paúl, de Nuestra Señora del Rosario, el Retablo Mayor y el Retablo de las Ánimas.


8.10.08

Drácula: el no muerto


Desde muy pequeño he sentido una verdadera fascinación por las películas de vampiros, y especialmente por la figura del príncipe de las tinieblas: el Conde Drácula. En los más de 110 años que han pasado desde la publicación de la magnífica novela de Bram Stoker (el señor de barbas de la foto inferior, si alguien necesita una pista), el personaje ha protagonizado un auténtico circo mediático. Adaptaciones teatrales, cinematográficas, televisivas, parodias, musicales, cómics, dibujos animados y versiones más o menos esperpénticas han hecho las delicias de varias generaciones de fans. Eso sí, poco o nada queda ya de la idea original que concibió el bueno de Stoker.

Versiones hemos visto de todos los colores. Desde la icónica película de 1931 con Bela Lugosi, pasando por la serie de films de la británica Hammer, con un Christopher Lee que interpretó al Conde tantas veces que acabó por desarrollar colmillos propios. También está la elegante y algo ochentera adaptación de John Badham (1981), con Frank Langella como Drácula y un mítico Laurence Olivier como Van Helsing. Digo “adaptación” con todas las comillas del mundo, porque los personajes fueron reinventados a gusto del director, aunque el resultado fue más que digno.

La última gran adaptación fue la de Francis Ford Coppola en 1992: ambiciosa, barroca, y con un Gary Oldman memorable. Una versión visualmente deslumbrante, pero que sigue sin ser una traslación fiel de la novela. De hecho, si hay una que más se le acerca, sigue siendo la de 1931, pese a sus limitaciones.

Podría enumerar decenas de títulos donde el vampirismo se codea con lo ridículo, lo romántico, lo gótico o lo directamente delirante: El baile de los vampiros, Noche de miedo, Turno de noche, Amor al primer mordisco, Brácula: Condemor 2, El misterio de Salem’s Lot, Drácula 2001… y así podríamos seguir hasta que amanezca.

Pero lo que realmente me ha dejado ojiplático —y no es fácil a estas alturas— no ha sido el anuncio de otra adaptación más, sino el anuncio de una continuación oficial de la novela original de Bram Stoker. Sí, has leído bien: una secuela oficial escrita por, atención, un tataranieto del propio Bram, un tal Dacre Stoker (sí, Dacre, que suena casi como Drácula, qué cosas). El proyecto cuenta también con la colaboración del historiador Ian Holt, y viene avalado por la familia Stoker, propietaria de los derechos.

Según dicen, han trabajado sobre notas originales no utilizadas por Bram Stoker, con la intención de "devolverle al personaje su dignidad" y ofrecer a los lectores lo que llevan esperando más de un siglo: el regreso del verdadero Drácula. ¿Será verdad o puro marketing con colmillos?

Lo cierto es que el descendiente no tiene carrera literaria conocida, así que no puedo evitar pensar que su apellido ha sido el mejor reclamo publicitario de la historia desde que se inventaron las capas negras. Y por si fuera poco, el productor Jan de Bont ya ha comprado los derechos para llevar esta secuela al cine. La maquinaria ha despertado.

La nueva novela se sitúa 25 años después de los hechos de la original. El protagonista es el hijo de Mina y Jonathan Harker, quien representa en un teatro los hechos vividos por sus padres en los Cárpatos, cuando Drácula era más que una leyenda. Y como no podía ser de otra forma, alguien —no se sabe quién— comienza a acosar al grupo que en su día acabó con el Conde. Para rizar el rizo, también se pasea por allí Jack el Destripador. Porque si vas a hacer una secuela de Drácula, mejor que tenga a todos los monstruos del menú.

¿Será un homenaje sincero o una maniobra comercial con colmillos postizos? A saber. Lo que está claro es que, aunque pasen los siglos, Drácula sigue sin descansar en paz. Y nosotros, los espectadores, tampoco.


Hombre, a ver... si dijera que la idea no me atrae, mentiría. Como he comentado, me fascinan estas historias de vampiros, colmillos, capas, crucifijos y castillos entre la niebla. Pero lo que no me entusiasma tanto es que esto siente precedente. Porque, claro, hoy resucitamos a Drácula con la bendición de un tataranieto y mañana autorizamos una continuación oficial de El Quijote, escrita por el bisnieto del primo de Sancho Panza. No digamos ya si a un familiar lejano de Lorca le da por escribir La Casa de Bernarda Alba 2: la venganza de Adela, o si el sobrino hipster de don Manuel Vázquez Montalbán decide desempolvar a Pepe Carvalho para hacerlo influencer gastronómico con canal de YouTube.

A este paso, el único no muerto va a ser Bram Stoker, que desde su tumba victoriana se va a levantar con un cabreo de órdago para poner orden y dejar las cosas claritas: “Esto lo escribí yo, señores, y Drácula no tenía moto ni tatuajes”.

La novela en cuestión no verá la luz hasta octubre de 2009, y llevará por título Dracula: The Un-Dead (lo que viene siendo Drácula: el no muerto), con un juego de palabras más bien facilón. Poco después llegará la correspondiente adaptación al cine, porque no hay cadáver literario que no acabe en Hollywood. Ya se barajan posibles protagonistas, y entre los nombres suena nada menos que Javier Bardem, aunque de momento, como cualquier rumor de casting prematuro, tiene el mismo valor que un crucifijo en Transilvania: depende de quién lo lleve.

En fin, que la máquina ya está en marcha. ¿Será un tributo legítimo? ¿Un truco publicitario? ¿Una herejía editorial? A saber. Yo, por si acaso, me he puesto a releer la novela original de 1897, no vaya a ser que lo siguiente sea un crossover entre Van Helsing y Batman. Que nos conocemos.

Seguiremos informando… desde el lado oscuro.

6.10.08

Todo tiene un un final

“Es una lata el trabajar, todos los días te tienes que levantar...”, decía con desparpajo Luis Aguilé en una de esas canciones que uno tararea aunque no quiera. Y sí, claro que es una lata. Pero no el levantarse en sí. Lo que fastidia es el motivo: trabajar. Porque, seamos sinceros, si lo que hay por delante es cachondeo, escapada o viajecito de placer, nos levantamos a la hora que sea, preparamos la maleta en un plis-plas y salimos pitando con más energía que un niño el día de Reyes.

Hoy ha sido mi primer día laboral desde que comenzaron las vacaciones allá por el ya lejano 29 de agosto. Y, si os soy sincero, por más que he buscado el famoso síndrome postvacacional, no lo he encontrado por ninguna parte. Nada de tristeza, desgana ni dramatismo. Incluso he recuperado sin esfuerzo esa "regularidad" que tanto promocionan en los anuncios de cereales con fibra. Qué cosas.

Eso sí, después de comer me ha invadido ese sopor clásico, ese peso de párpados que ni la presencia de Elsa Pataky en persona conseguiría levantar. Y no me malinterpretéis, no por falta de interés, sino porque el sueño de la sobremesa es poderoso, ancestral, casi litúrgico. Eso sí, hay que controlarlo: que ese pequeño viaje al mundo de la inconsciencia no dure más de lo justo, no sea que por la noche uno no logre subirse al tren nocturno rumbo al reino de Hades.

Pilas cargadas, soltamos amarras y comenzamos a navegar con todas las velas desplegadas en esta nueva temporada 2008-2009. Cantaría la Salve marinera, pero hace tantos años que no la entono que apenas recuerdo la letra. Y, seamos francos: ni hay mar por aquí, ni yo he dejado nunca de ser un tipo de secano.

3.10.08

Jesusito "Of my life"


Una de las mejores cosas que tiene un bodorrio, entre muchas otras, es la posibilidad de reencontrarte con gente a la que aprecias y con la que te unen mil y un recuerdos, anécdotas y risas de otros tiempos. A veces, las grandes amistades —esas que se forjan no solo con los años, sino con las décadas— son las que perduran con firmeza, aunque haya distancia de por medio o el calendario se nos eche encima.

El pasado sábado, en Herrera del Duque, en la boda de José y María, tuve la suerte de compartir un momento así. En la foto, con mi amigo Jesús, que siempre va conmigo, guardado en un rinconcito of my heart, como decía aquella canción. Y ahí seguirá.


1.10.08

Noche de ronda


El pasado viernes, y con motivo de la boda de nuestros amigos José y María, acudí a la localidad de Herrera del Duque, un bonito pueblo situado en la comarca de La Siberia Extremeña. Aunque la experiencia completa daría para contar con todo lujo de detalles —algo que me reservo para otra ocasión—, intentaré hacer un resumen que capture la esencia de lo vivido.

En estas localidades, las tradiciones más arraigadas siguen transmitiéndose con orgullo de generación en generación. Una de las más emotivas y pintorescas es, sin duda, la celebración de la noche previa a la boda, que se convierte en todo un acontecimiento para familiares, amigos y vecinos.

Tras unas copas compartidas con los amigos más cercanos, el novio —o ya casi marido— es escoltado por una rondalla de músicos a través de las calles principales del pueblo. Con guitarras, laúdes y bandurrias, la comitiva avanza entonando canciones populares, mientras el ambiente se va llenando de alegría, complicidad y expectación.

El destino es la casa de la novia. Allí, un numeroso grupo de familiares, amigos y vecinos aguardan en la puerta. Cuando la rondalla llega con el novio al frente, comienzan a cantarle a la novia, lanzándole piropos musicales con el arte y la picardía de las canciones tradicionales. Al poco, ella aparece en el balcón, sonriente y emocionada, recibiendo ese homenaje musical que ya forma parte del ritual.

Entre aplausos y vítores, la novia baja finalmente a la calle, y se marca con su futuro esposo un baile espontáneo y entrañable, al ritmo de la música que con entusiasmo siguen tocando los músicos, acompañados por los coros improvisados de los asistentes.

Como colofón, se ofrece a todos los presentes un refrigerio que, en realidad, era más bien un banquete popular. No faltaban el buen jamón, lomo ibérico, queso, chorizo y una variedad de dulces típicos de la zona, todo ello regado con vinos y brindis que se alargaron hasta altas horas de la madrugada.

Este fue solo el comienzo de un fin de semana inolvidable, que arrancó el viernes por la noche con esta celebración tan emotiva y genuina, y que concluyó el domingo casi al amanecer, con otro acto similar pero ya con los novios convertidos oficialmente en marido y mujer.

Sin duda, una boda para el recuerdo, vivida en un entorno donde la hospitalidad, la música y las tradiciones se entrelazan para crear momentos que dejan huella.