Hazte el muerto

Herido en el suelo, entre un amasijo de cadáveres, el joven izquierdista Rafael Bedmar esperaba que su asesino le rematara con el tiro de gracia. Pero en un instante, su aterrorizada mirada se cruzó con otra compasiva de un legionario que, nunca sabrá por qué razón, decidió perdonarle la vida:-Hazte el muerto-, le dijo.

-Fue horrorosa la matanza.Caíamos unos encima de otros, unos sin vida y otros gravemente heridos.Nos metían el pie por debajo del vientre y nos ponían boca arriba, mientras el sargento con la pistola apuntaba al cráneo de los moribundos, dándoles el tiro de gracia.Yo fuí el último que quedaba por rematar con la mirada horrorizada fijamente en el rostro de mi asesino, pero se produjo el milagro y observé la compasión en la mirada del legionario, que me dijo:"Voy a disparar, pero hazte el muerto y no te muevas hasta que estemos lejos de aquí".Su disparo casi me rozó la cabeza.Una hora aproximadamente estuve entre los muertos, tendido en el suelo bajo el asfixiante sol de agosto, que quemaba como un hierro candente, y la sangre se iba resecando sobre mi cuerpo.Cuando no divisaba a ningún soldado, arrastrándome en medio de aquella masacre humana, conseguí llegar a las últimas casas del pueblo-.

Testimonio de F.M.G ,recogido el el libro "Los horrores de la guerra civil"
de José María Zabala (2003)