Pinchazos

Comienzo la jornada laboral en una apacible y tranquila mañana para ser fechas electorales. Se pincha la rueda de la moto a mediodía, algo que no me suele ocurrir con frecuencia. Con sorpresa descubro que en la guantera donde debería haber un juego de llaves sólamente está el sitio. Llamo a Pedro que acude raudo y veloz.
Al ir a cambiarla mira en su guantera y descubre que tampoco tiene herramientas para cambiarla. Me acerco con su moto a un taller cercano para que me presten las herramientas necesarias para poder hacer el cambio. Me las prestan muy amablemente, quitamos la rueda pinchada y descubrimos que la de recambio está muy, muy, floja, pensando que del tiempo que lleva sin usarse perdió la presión.
Vuelvo a el taller con la moto de Pedro para que me inflen la rueda de respuesto, volvemos a cambiar la rueda y de nuevo y al apoyar la moto con la rueda ya cambiada vemos que de presión perdida nada, lo que tiene es un pinchazo de tres pares de narices que alguien antes de coger yo la sección 25 o durante unas vacaciones o permiso mío del último año y medio no se preocupó en llevar a arreglar.
Volvemos a cambiar la rueda y esta vez cruzamos los dedos para que la rueda de respuesto de Pedro no esté también para los zorros. Al fin tenemos algo de suerte y quitando la rueda de Pedro conseguimos lo que nos proponíamos en un principio.
Con las manos llenas de grasa, la camisa para la lavadora y dos ruedas pinchadas en la cajonera lo celebramos tomando un par de cervezitas fresquitas que nos hemos ganado.Es lo que tiene el compañerismo. Gracias "Soplete".