
Hablar de Lionel Richie es hacerlo de mi primer ídolo musical y del autor e intérprete del primer disco que compré en mi vida. Su trayectoria es larga y variada, comenzando en el mítico grupo The Commodores, uno de los buques insignia de la discográfica Motown, sello del que también surgieron artistas como los Jackson 5 y, por supuesto, Michael Jackson.
En 1981 inició su carrera en solitario, durante la cual ha vendido más de 100 millones de discos y ha cosechado varios premios Grammy. Destaca también su Oscar de 1986 por el tema Say You, Say Me, parte de la banda sonora de la película White Nights (en España, Noches de sol).
Además, junto a Michael Jackson, fue autor de We Are the World, la canción benéfica de 1985 que recaudó fondos para luchar contra el hambre en el Tercer Mundo.
Hace apenas unos días actuó por primera vez en España, y resulta curioso —o quizá triste— que la mayoría de los periodistas allí presentes centraran sus preguntas más en su célebre, extravagante y mediática hija, habitual en reality shows estadounidenses e íntima amiga de otra “estrella” como Paris Hilton, que en su brillante y fructífera carrera musical.
En fin, parece que hoy en día vale más ser “hijo de” o tener una vida llena de escándalos que décadas de música genial y fructífera. Yo, desde luego, seguiré escuchando a Lionel Richie y disfrutando de su arte.