Hace pocas fechas he podido disfrutar después de muchos años de una película que a casi nadie deja indiferente "El Cazador" (Deer hunter),excelente film dirigido en 1978 por Michael Cimino y protagonizado por Robert de Niro, Meryl Streep, Christopher Walken, John Savage y John Cazale entre otros.
John Cazale era un actor que no pasaba desapercibido y a pesar de su corta pero envidiable filmografía dejó más de un gran momento para la historia del cine. Participó en los dos primeros fimls de "El padrino", en "La conversación" también de Coppola" en "Tarde de perros" de Sidney Lumet con Al Pacino y en la mencionada en primer lugar. Casos como el de Cazale nos hace pensar que hubiera sido de su trayectoria artística de no haber fallecido de un cancer a los 42 años nada más terminar de rodar "El Cazador", enfermedad que nadie del equipo de rodaje conocía y que de no saberlo al ver hoy en día en fin casi no lo percibes.Una lástima, creo que se perdió un gran secundario de lujo que tal vez en la madurez hubiese llegado a mucho más. La escena que añado es una de mis favoritas del film, antes que la tragedia marque las vidas de este grupo de amigos y haya un antes y un después de la guerra de Vietnam y lo que ella llevó consigo en el plano personal y psicológico de miles de jóvenes Estadounidenses.
Hay un librito que suelo ojear con frecuencia, como quien visita a un viejo amigo cuya ironía no envejece: La cadena, de José Luis Coll. Más que un diccionario, es un juego de espejos lingüísticos, un artefacto de humor inteligente, sencillo en apariencia, pero afilado como un bisturí. Coll, con mirada aguda y verbo preciso, encadenaba palabras y definiciones como eslabones de una reflexión lúdica, crítica, a veces sarcástica y en ocasiones —sí, también— lírica. Con él, el lenguaje volvía a ser una fiesta y una trampa, una verdad disfrazada de chiste o un chiste que escondía verdades incómodas.
Uno de los ejemplos que mejor resume su ingenio:
RETROCEDER: Intentar llegar al lugar de donde nunca debimos haber...
SALIDO: Dícese del hombre que hace el amor frecuentemente con su propia...
ESPOSA: Argolla metálica que se aplica a las muñecas del reo, o mujer que hace reo al...
MARIDO: Héroe...
Y así, palabra tras palabra, frase tras frase, La cadena nos atrapaba con la sutileza de quien ha observado mucho y ha juzgado poco, pero ha entendido todo.
Hoy, José Luis Coll ha fallecido en Madrid a los 75 años. Se va un nombre imprescindible del humor español del siglo XX. Para el recuerdo queda su inconfundible tándem con Luis Sánchez Pollack, el inimitable Tip. Juntos, Tip y Coll fueron una revolución sin estruendos: elegancia, ingenio, juego de palabras y una mirada absurda —pero lúcida— sobre la vida cotidiana. Una pareja cómica de las que ya no se estilan, capaces de convertir una conversación sin sentido en alta literatura del disparate.
También nos deja sus brillantes intervenciones en programas de debate —donde hacía del comentario agudo un arte—, sus colaboraciones radiofónicas, sus artículos cargados de sátira, y sus otros libros no menos celebrados, como Epitafios o El eroticoll, donde la mordacidad y el ingenio se daban la mano con un toque de provocación.
En su memoria, seguiré felicitando a mis amigos el día de su cumpleaños con otra de sus definiciones brillantes, heredada de ese libro que tanto disfruto:
AÑOS: Unidades de medida que advierten, pero no perdonan.
Nos deja uno de los grandes. Un artesano de la palabra, un domador de la lógica, un observador tierno y feroz de la condición humana. Gracias por enseñarnos que el humor también puede ser una forma de inteligencia. Que la tierra te sea leve, maestro.