Después de pensarlo en exceso, decidió marcharse por la ventana que a diario dejaba entornada para ventilar los malos aires que respiraba allí dentro.
-¿Dónde vas? le preguntó el hijo del vecino nada más pisar el suelo.
-Voy en busca de mi historia, respondió algo desconcertado.
- De acuerdo, pero no olvides que esa historia tenga un final feliz.
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