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27.2.08

¿Los tiempos cambian?


Rodolfo Serrano en su excelente blog hace un breve y conciso analisis del debate que en la noche del lunes pudimos ver de los dos principales candidatos a la presidencia del gobierno. Principales, que no únicos, aunque en este país hemos terminado por ignorar cualquier tipo de opción alternativa que las que todo el mundo sabe. Y es curioso, porque le comento a Rodolfo que hace unos días me quedé sorprendido leyendo un texto de una conferencia que dió Manuel Machado en 1910 describiendo el periodo de tiempo transcurrido desde 1885 (muerte de Alfonso XII) hasta los últimos desastres coloniales y dice así:
"Vivíase aquí una especie de limbo intelectual mezcla de indiferencia y de incultura irredimibles...las escasas ideas se paseaban por el cerebro de los españoles como los guardias del orden por las calles, por parejas. Aquí no se concebían más que dos cosas: blanco o negro, tuerto o derecho, chico o grande. Y si alguien pretendía colocar una tercera noción, la ideal del matiz, la de un justo medio, entre la simple simetría de los pares, anatema sit."
Han pasado más de cien años desde entonces y podemos comprobar que tanto en política como en otros muchos aspectos ya sean culturales, sociales o de otra índole seguimos igual de cuadriculados.
Pasan los años, desaparecen generaciones de grandes creadores de la palabra, como es el caso de los hermanos Machado, pero veo con asombro y con cierto desánimo que algunas cosas no son tan diferentes a como eran hace más de un siglo. ¿Los tiempos cambian?

25.2.08

Oscars 2008. Aciertos y desaciertos.


Bueno, aunque estaba más que cantado, finalmente Javier Bardem se alzó con la estatuilla al Mejor Actor Secundario en los Oscar, lo que supone todo un hito para la historia del cine español, aunque la película por la que lo ha conseguido, No Country for Old Men (No es país para viejos), sea una producción cien por cien estadounidense.

Aun así, el reconocimiento a Bardem trasciende fronteras: es la primera vez que un actor español consigue un Oscar interpretando en inglés y dentro del sistema de Hollywood, y eso no es poca cosa. Su discurso de agradecimiento, parte del cual pronunció en español y dedicó a su madre —la gran Pilar Bardem— fue uno de los momentos más emotivos y comentados de la noche.

Menos suerte corrió el compositor Alberto Iglesias, que también competía por la estatuilla a Mejor Banda Sonora Original, esta vez por su trabajo en Cometas en el cielo (The Kite Runner). Aunque no se llevó el premio, su presencia entre los nominados demuestra una vez más que es uno de los músicos más sólidos y reconocidos del panorama internacional. Seguro que no será su última oportunidad.

Y nada, como ya es tradición, aquí os dejo el listado final con mis aciertos y desaciertos en las quinielas de este año. ¡Alguna diana ha caído, otras no tanto, pero eso sí, la emoción de la gala no nos la quita nadie!
MEJOR PELÍCULA
"No es país para viejos", de Joel y Ethan Coen

MEJOR DIRECTOR
Ethan y Joel Coen, por "No es país para viejos"

MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Daniel Day Lewis por "Pozos de Ambición"

MEJOR ACTOR DE REPARTO
Javier Bardem, por 'No es país para viejos'

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Marion Cotillard por "La vida en rosa"

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Tilda Swinton por "Michael Clayton"

MEJOR GUION ORIGINAL
'Juno', por Diablo Cody

MEJOR GUION ADAPTADO
'No es país para viejos'

MEJOR PELICULA DE HABLA EXTRANJERA
'The counterfeiters', de Austria

PELICULA DE ANIMACION
'Ratatouille'

MEJOR BANDA SONORA
"Expiación", Darío Marianelli

MEJOR VESTUARIO
'Elizabeth'

EFECTOS VISUALES
"La brújula dorada"

MEJOR FOTOGRAFIA
'Pozos de ambición',Robert Elswit

MEJOR DOCUMENTAL
'Taxi to the dark side'

No está nada mal 9 aciertos de los 15 que pronostiqué. A ver si esta semana relleno una quiniela y tengo suerte.

22.2.08

Oscars 2008. Mi pronóstico.


Al igual que el año pasado, aquí va mi pronóstico para la ceremonia de los Oscar 2008. No es más que una quiniela personal, o tal vez una mezcla de corazonadas y deseos, aunque en algunos casos he tenido que rendirme a la evidencia y dejar a un lado las preferencias para apostar por lo que parece casi cantado.

Por supuesto, me encantaría que Javier Bardem se llevase la estatuilla. No solo porque sería un hito para el cine español, sino porque su interpretación en No Country for Old Men es realmente memorable, escalofriante y magnética. Pero si hay un premio que me haría especial ilusión, ese sería el de Alberto Iglesias en la categoría de Mejor Banda Sonora. Sería una recompensa más que merecida a una trayectoria brillante y elegante, que ya hace tiempo merece el reconocimiento de la Academia.

En cualquier caso, y como cada año, este ritual de quinielas, deseos cruzados y sorpresas de última hora es parte del encanto de la gala. El lunes veremos cuántos aciertos y cuántos descalabros hay en esta apuesta cinéfila que tanto nos gusta.
MEJOR PELICULA
Pozos de ambición de Pul Thomas Anderson

MEJOR DIRECTOR
Joel y Ethan Coen 'No es país para viejos'

MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Daniel Day-Lewis, por 'Pozos de ambición'

MEJOR ACTOR DE REPARTO
Javier Bardem, por 'No es país para viejos'

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Ellen Page, por 'Juno'

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Cate Blanchett, por 'I'm not there

MEJOR GUION ORIGINAL
'Juno', por Diablo Cody

MEJOR GUION ADAPTADO
'No es país para viejos'

MEJOR PELICULA DE HABLA EXTRANJERA
'Katyn' (Polonia)

PELICULA DE ANIMACION
'Ratatouille'

BANDA SONORA
'The kite runner', Alberto Iglesias

MEJOR VESTUARIO
'Elizabeth'

EFECTOS VISUALES
'Piratas del Caribe: En el fin del mundo', John Knoll, Hal T. Hickel, Charlie Gibson, John Frazier

MEJOR FOTOGRAFIA
'Pozos de ambición',Robert Elswit

MEJOR DOCUMENTAL
'Taxi to the dark side'

21.2.08

El boom del Baile del chiqui-chiqui

Pues sí, este Rodolfo Chiquiricuatre se ha convertido en el fenómeno televisivo del momento, el auténtico boom que está arrasando y liderando sin discusión las votaciones para representar a España en Eurovisión. Si echamos la vista atrás y repasamos los últimos cuarenta años de representantes españoles en este festival, la verdad es que poco se podía esperar. Por eso, la irrupción de este personaje salido de la genial factoría de Andreu Buenafuente es un soplo de aire fresco y, sobre todo, una invitación a la diversión asegurada.

Interpretado por el actor David Fernández, Rodolfo nos conquista no solo con su carisma y ese humor absurdo y gamberro tan característico, sino también con un bailecito variado que no deja indiferente a nadie. Tanto es así que hasta se ha convertido en todo un éxito en formato ringtone para móviles, ¿quién lo iba a decir? Una tontería que ha conquistado a medio país y que a muchos nos está haciendo pasar un rato realmente divertido.

Y aunque yo mismo veo poco probable que me anime a votar, de corazón os digo que si lo hiciera, sin duda sería por este showman inesperado que más que un candidato es un fenómeno social y televisivo que deja claro que en España el humor también puede ser protagonista. ¡Las cosas que hay que ver!


20.2.08

Fidel


Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si hoy se cae La Habana,
¿el día de mañana
quién será nuestro dueño?

19.2.08

Fotos no

El pasado sábado, tras la manifestación que relato en el post anterior, apenas tuve tiempo para respirar a fondo los aires de Madrid. La ciudad, como de costumbre, bullía en todas sus esquinas, y en esa prisa compartida de los regresos, de los cafés a medio tomar y las conversaciones interrumpidas, me topé con una estampa digna de una crónica costumbrista del siglo XXI.

Junto al autobús que esperaba nuestro regreso —ese azul que asoma tímido al fondo a la izquierda de la imagen—, apareció la alta, estilizada y celebérrima figura de Nieves Álvarez, rodeada por un pequeño séquito y envuelta en una sesión fotográfica callejera, de esas en las que el glamour pretende que la acera se convierta en pasarela.

Y claro, yo, que de paparazzi tengo poco pero de curioso mucho, me acerqué sin más pretensión que la de inmortalizar el momento, como quien recoge una postal inesperada del viaje. Pero ¡ay, amigos! La musa no quiso ser cazada. Cada vez que alzaba mi modesta cámara, ella, con gesto entre displicente y teatral, se cubría el rostro con la mano como si mi intención fuera robarle el alma y subastarla en algún mercadillo de souvenirs digitales. Diva hasta en el recelo.

Pude, si hubiera querido, captarla en algún instante de descuido —no faltan reflejos cuando hay algo que atrapar—, pero preferí quedarme con esta imagen: la de su mano levantada en un ademán digno de Greta Garbo, ocultando su anguloso y huesudo rostro como si su mera presencia no hubiera invadido ya el espacio y el relato.

No hay cheque, contrato ni editorial de moda que medie en esta imagen. Sólo el testimonio de un cruce de caminos fortuito entre lo ordinario y lo aspiracional, entre el viajero anónimo y la figura tallada por la industria de la perfección. Así son las calles de Madrid: escenario para todos, incluso para los que no quieren ser vistos.

Saboría, que diría mi abuela. Pero también, qué diablos, un poco de sal en esta anécdota madrileña de sábado cualquiera.


17.2.08

La lucha que se pierde es la que no se empieza


Ayer sábado, Madrid volvió a ser corazón y garganta. Me sumé, junto a 10.000 compañeros llegados de todos los rincones del país, a una marcha que no era solo protesta, sino afirmación, memoria y esperanza. Desde Cibeles hasta la Puerta del Sol, ese trayecto ya mítico de tantas luchas, los pasos resonaban como tambores antiguos que recordaban que la dignidad no se negocia y que la justicia social, aunque postergada, no se olvida.

Fue emocionante. Y también, en cierta forma, reconfortante. Saber que no estamos solos, que la rabia tiene eco, que la lucha no es la quijotada de unos pocos, sino la voz coral de muchos. Compañeros de ayer y de siempre, miradas que reconoces aunque los años hayan cambiado los rostros, abrazos que borran la distancia de los calendarios.

Hubo también espacio para la decepción —siempre la hay— al comprobar cómo hay quienes, por miedo o por rutina, agachan las orejas y tragan con todo. Pero incluso eso sirve de impulso, de motor para seguir. Porque cada paso que damos nosotros, lo damos también por los que aún no se atreven.

Tuve la fortuna de reencontrarme con viejos compañeros de mi etapa laboral en la capital, allá por el 2004, y aunque el tiempo fue breve, como un paréntesis robado a la velocidad de los días, fue suficiente para compartir memoria y convicciones.

Esta vez no hubo paseo por Malasaña, ni caña tranquila al atardecer, ni mirada perdida por los escaparates de Fuencarral. Cuatro horas escasas no dan para mucho en la capital, pero sí para lo que importa: para alzar la voz, para volver a sentir el pulso colectivo, para recordar que el compromiso no se oxida.

Os dejo algunas imágenes de la jornada, sin más intención que la de compartir un trozo de historia personal y colectiva. Porque, al fin y al cabo, de eso se trata: de no caminar solos. De no callar. De seguir.


14.2.08

Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, el trailer más esperado.

Pues por fín llegó el día de ver las primeras imágenes de las nuevas aventuras del doctor Jones. De momento no añado más comentarios, así que disfrutad de este pequeño adelanto para ir abriendo boca hasta el día del estreno.

11.2.08

Oeeeeeé, oé, oé, oeeeeeeé


Ha costado, y vaya si ha costado. Pero hoy, por fin, como caído del cielo tras semanas de sudor y resbalones, de goles que no entraban y postes malditos, ha llegado lo que todos esperábamos: nuestra primera victoria en la liga local de empleados públicos.

No ha sido cualquier triunfo. Ha sido un merecidísimo 4-2 ante los compañeros de la Asamblea de la Junta de Extremadura, que no nos lo han puesto nada fácil. Pero hoy, el balón parecía tener memoria. Recordaba nuestras carreras, nuestros esfuerzos, nuestros silencios cabizbajos tras derrotas injustas. Y nos lo ha devuelto con creces.

Lo celebramos como si hubiésemos levantado la mismísima Champions League en el Bernabéu, y con razón. Porque esta victoria no habla solo de fútbol, habla de paciencia, de equipo, de creer cuando nadie apuesta, de seguir y seguir aunque el marcador no acompañe. Habla de amistad forjada entre sudores y bromas, de goles gritados como quien lanza un grito de guerra contra la rutina.

Por eso, como les prometí a los chicos, aquí están las fotos. Las del partido, sí, pero sobre todo las de los vestuarios, donde la alegría no cabe en la ropa, donde las sonrisas son más grandes que los goles. Puede que a muchos les parezca una simple victoria de liga local, pero nosotros sabemos lo que vale. Y quién sabe… tal vez no sea la última.

Felicidades, equipo. Hoy ganamos todos.


8.2.08

John Rambo. Mi opinión.


Volver al cine a ver una película de Rambo en pleno siglo XXI es, para alguien como yo, más que un simple acto de consumo cultural. Es una travesía íntima, un reencuentro con aquel adolescente que en los años ochenta abría los ojos como platos ante un mundo donde los héroes sangraban, sudaban pólvora y tenían el alma rota.

Así fue. Hace unos días, tras una nueva desconexión forzosa —esta vez por el súbito fallecimiento de mi viejo y leal router— decidí aprovechar el apagón digital para cumplir una promesa: llevar a mi sobrino Manuel al cine. La película elegida no fue una sorpresa. "John Rambo", el retorno del ex boina verde, nos esperaba en la oscuridad de la sala, envuelto en silencio y metralla.

Confieso que fui con una mezcla de escepticismo nostálgico y esperanza cinéfila. A mis 35 años, cuesta desprenderse del cliché, del prejuicio hacia el Stallone musculado, el del “¡no siento las piernas!” —frase mítica que, por cierto, jamás pronunció Rambo y que debemos agradecer a la inolvidable parodia de Santiago Urrialde en Esta noche cruzamos el Mississippi. Pero bastaron cinco minutos de metraje para que toda esa mochila de tópicos cayera al suelo. Porque el Rambo que vuelve no es una caricatura: es carne, hueso, cicatriz y furia contenida.

Han pasado casi 20 años desde Rambo III, desde que la guerra fría alimentaba los guiones con enemigos fáciles y patriotismos inflamables. Ahora, Stallone nos arroja sin anestesia a la selva de Birmania, donde la muerte es rutina, y la vida, apenas un rumor. Lo hace sin maniqueísmo, sin envoltorios ideológicos, sin esa torpeza propagandística que muchos aún le atribuyen. Aquí no hay un "malo oficial", sino la atroz banalidad del mal, sin uniforme ni bandera. La violencia en pantalla no es gratuita; es un espejo cruel de la violencia real que ocurre —y mucho— en lugares que a menudo olvidamos.

Stallone dirige con mano firme, madura, sin florituras. Lo que podría haber sido un simple revival cargado de testosterona acaba siendo una película áspera, sincera y dolorosamente humana. Con Rocky Balboa demostró que aún tenía algo que decir. Con John Rambo ha reafirmado que no solo es un icono del cine de acción, sino un director con mirada, ritmo y agallas.

Y yo, que fui al cine con Manuel por nostalgia, por afecto, por cumplir una promesa o tal vez por todo eso junto, salí de la sala con una extraña mezcla de satisfacción y melancolía. Porque sí, Rambo ha vuelto. Pero también, aunque sea por hora y media, volví yo. A los ochenta. A los videoclubs. A los veranos eternos. Al héroe silencioso que no quería serlo.

Y eso, creedme, no lo consigue cualquier película.



2.2.08

El Abuelo cumpliría 100 años.

Se marchó en septiembre de 1994, sin alardes, sin ruido, como quien apaga la lámpara antes de salir de una habitación conocida. Se fue con la misma discreción con la que había vivido durante 86 años, sin pretensiones ni grandes gestos, con la dignidad silenciosa de quien ha cumplido su parte en la historia, en la vida y en la memoria de los suyos.

José López del Olmo no fue famoso. No llenó titulares ni dio discursos. Su nombre no aparece en las enciclopedias. Pero fue uno de esos hombres que sostienen el mundo sin que nadie lo sepa. De los que madrugan más que el sol, de los que se manchan las manos para que sus hijos puedan soñar limpios. Ferroviario de profesión, padre de ocho hijos, testigo de los vaivenes del siglo XX desde el andén de la vida. De esos padres que enseñan sin palabras y que aman sin condiciones, aunque a veces lo disimulen tras un gesto serio o un silencio largo.

Vio nacer a sus hijos, y también —con ese dolor que no cabe en ninguna biografía— vio morir a cuatro de ellos antes de irse él. Y aún así siguió adelante. Porque había que seguir. Porque los trenes no esperan, y la vida tampoco.

Hoy, dos de febrero de 2008, José López del Olmo habría cumplido cien años. Un siglo. Y aunque ya no está entre nosotros, hay algo que sigue aquí: su ejemplo, su recuerdo, su forma de estar en el mundo. Porque hay ausencias que, con el paso del tiempo, no se hacen más pequeñas: se hacen más hondas, más esenciales, más nuestras.

A ti, Pepe, abuelo, hombre de raíles y silencios, de manos firmes y mirada limpia, te envío hoy este pequeño homenaje. No con flores ni discursos, sino con estas palabras que salen del corazón y que ojalá viajen lejos, allá donde estés ahora, tal vez montado en algún tren eterno entre estaciones de luz.

Felicidades, Pepe. Donde quiera que estés.