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30.3.08

Nos vemos en Abril

Por motivos familiares, es muy probable que me ausente durante unos días. Confío en que esta pausa sea tan breve que apenas se note en la frecuencia con la que suelo compartir mis pensamientos y hallazgos. Pero, sea como sea, os dejo una certeza: “Nos vemos en abril”.

Y qué mejor manera de decirlo que con esta hermosa canción de Los Secretos, uno de esos grupos que han resistido el paso del tiempo con dignidad y pasión. Más de treinta años de historia, marcada por tormentas y pérdidas, pero también por la constancia inquebrantable de Álvaro Urquijo al frente, quien ha sabido conectar con viejos seguidores y nuevas generaciones ávidas de música con alma y raíz.

Tuve la fortuna de verles en directo en Almendralejo hace un par de años, en la gira de su último álbum, y la magia estuvo intacta. Así que, mientras el invierno empieza a dormir, y el mundo se prepara para renacer, os dejo con esta canción como promesa y deseo: nos reencontraremos en abril.

27.3.08

El asesinato de Federico García Lorca

Mi paisano y maestro de las letras, Félix Grande, a quien tuve el honor de escuchar hace un par de años en Montánchez, durante la entrega de un premio literario que le fue otorgado y en cuya ceremonia también participó el Coro Ad Líbitum de Mérida, nos regala en este breve pero intenso video, apenas dos minutos y medio, un testimonio desgarrador y crudo sobre los últimos instantes de vida de Federico García Lorca.

Fue un momento de sombra y horror: aquel agosto de 1936, cuando la barbarie fascista decidió acallar para siempre la voz de uno de los genios más luminosos de nuestra literatura. Pero ni siquiera los fusiles, ni la cobardía de sus asesinos, pudieron apagar el eco de su palabra ni silenciar su espíritu indómito.

Setenta y dos años después, la voz de Lorca resuena con más fuerza que nunca, su figura permanece inmortal, faro inextinguible en las tinieblas de la historia. Porque los verdugos pueden intentar borrar cuerpos, pero nunca ideas ni sueños.

25.3.08

Curioso Souvenir


Un turista finlandés ha descubierto a las malas que la isla de Pascua no es un parque temático donde uno puede llevarse souvenirs a discreción. Se enfrenta ahora a una condena que podría dejarle sin pelo y, probablemente, con los calcetines por los tobillos: prisión o multa por arrancar un fragmento de oreja de un Moai, ese enigmático coloso pétreo que custodia la memoria ancestral de aquel rincón perdido en el Pacífico.

Fue un residente local quien, como centinela de la historia viva, lo sorprendió “in fraganti” mientras mancillaba con sus manos imprudentes la silenciosa figura. Ahora el visitante indeseado está recluido bajo vigilancia policial, aprendiendo de la manera más dura que el saqueo arqueológico no es una aventura, sino un crimen.

Parece que nuestro amigo pensaba que había viajado en el tiempo para sumarse a la legión de arqueólogos aventureros tipo Howard Carter, esos héroes románticos que en el siglo XIX y principios del XX, con martillos y cinceles, dejaron su huella sobre templos y efigies egipcias. Recuerdo bien mi viaje a Egipto en 2002, donde aún podían verse esos grabados salvajes, inscripciones de nombres y fechas, marcas de una época donde el respeto era menor que la sed de fama.

Pero en este siglo XXI, ni las estatuas ni la historia están para bromas. Que sirva de lección para futuros turistas con ganas de souvenirs imposibles.


Y mientras en la lejana isla de Pascua castigan con dureza a quien osa tocar una piedra milenaria, aquí, en Mérida, la historia sufre una batalla diaria con otro tipo de vandalismo. Hay quien, con spray en mano y sin pizca de respeto, se dedica a dejar su firma efímera —y a la vez insultante— sobre el Acueducto de Los Milagros, el Puente Romano o en cualquier recodo de la antigua muralla.

Pero, como si la protección del pasado fuese un cuento olvidado, estos grafiteros urbanos, casi intocables, campan a sus anchas. Y si acaso son “pillados”, seguro que la justicia les impone penas tan leves que solo sirven para reafirmar la impunidad con la que mancillan el patrimonio.

Una ironía amarga que nos invita a reflexionar sobre cómo valoramos y protegemos nuestra propia historia.


22.3.08

Un día con Federico


Este pasado jueves, festivo para el calendario y enmudecido para el alma, me encontré solo en casa, sin obligaciones ni compromisos, sin el vaivén constante de voces y presencias que suelen llenar los días con su grato (y a veces abrumador) alboroto. La trupe, tanto la de sangre como la de afectos, había puesto tierra de por medio: unos entregados a las vacaciones, otros atrapados en los rigores del trabajo, y algunos ausentes desde hace ya demasiado tiempo, como si el tiempo mismo se los hubiese tragado sin avisar.

Y en ese silencio, en esa soledad elegida y agradecida, decidí rendirme un homenaje. De los buenos. De los que ya casi no se hacen. Un maratón visual, largo, denso, sin prisas ni relojes, como en los viejos tiempos. De esos en los que te quedas sin noción del tiempo, hipnotizado por las imágenes, por las palabras, por la historia que se despliega ante ti como un tapiz antiguo que aún conserva su fulgor.

Hace un par de años adquirí por un precio irrisorio, casi simbólico, una de esas joyas escondidas que el tiempo guarda en un estante polvoriento de la memoria audiovisual: Lorca, muerte de un poeta. Aquella serie emitida por Televisión Española en 1988, con dirección de Juan Antonio Bardem, que supo captar la luz y la sombra de un hombre que fue voz, sangre y palabra. Apenas había vuelto a ver alguna escena suelta, rescatada por televisión con motivo del 70 aniversario del asesinato de Federico. Pero el otro día la vi entera. De un tirón. Como quien bebe un vino añejo, con respeto y deleite, sabiendo que cada sorbo tiene algo sagrado.

Porque si hay dos poetas españoles por los que siento no solo admiración, sino algo más hondo, más visceral —casi una devoción laica, si se me permite la expresión—, son Antonio Machado y Federico García Lorca. Y me pregunto, sinceramente, quién puede no admirarlos. Machado, con su andar cansino y profundo, con su verso como camino. Federico, con su duende eterno, con esa forma de escribir que parecía surgida de la tierra y del cielo al mismo tiempo.

La serie me devolvió a aquel Federico niño en Fuente Vaqueros, al joven apasionado por la música, al poeta que supo mirar la tragedia y cantarla con belleza. Me llevó al Nueva York que le desgarró, a la Residencia de Estudiantes, a los cafés de Madrid, al amor, al miedo, a la muerte. Me recordó, una vez más, que hay figuras que no mueren porque ya pertenecen al aire, al pueblo, a la palabra.

Y así pasé el día. En silencio. En comunión con una voz que los fusiles no pudieron callar. Porque hay ausencias que llenan más que muchas presencias. Y Federico, como Machado, sigue aquí, en cada palabra bien dicha, en cada emoción verdadera, en cada gesto de belleza rebelde.


A lo que iba. Pues eso, que con la casa en silencio, la tarde en calma y el corazón pidiendo refugio, me calé casi de un tirón las seis horas de metraje de Lorca, muerte de un poeta, acompañadas de sus extras, documentales, fichas, entrevistas y todo lo que una edición cuidada y respetuosa puede ofrecer como tributo a un alma tan inmensa como la de Federico. Y no exagero si digo que terminé la jornada completamente sobrecogido, como quien ha asistido no a una simple proyección televisiva, sino a una ceremonia, a un rito íntimo donde la historia se convierte en memoria viva, y la memoria, en latido presente.

Me maravilló, y me conmovió, esta joya de la televisión pública que supo narrar con un raro equilibrio entre la pasión y el rigor, entre el dolor y la belleza, no solo los hechos que rodearon el injusto, infame y cobarde asesinato de Federico García Lorca, sino el camino luminoso, alegre, contradictorio y trágico que fue su vida entera. La serie no se limita al retrato estático de un mártir cultural. Nos muestra al joven inquieto de Fuente Vaqueros, al estudiante brillante y disperso, al pianista frustrado y al dramaturgo visionario. Al amigo entrañable de Buñuel, al hermano artístico de Dalí, al creador que abrazó el teatro como quien abraza una trinchera, y que entendió la poesía no como un adorno, sino como un arma cargada de futuro.

Pero es en los últimos capítulos donde el relato se vuelve carne, donde la belleza se hace herida. La serie ahonda sin morbo, pero sin concesiones, en los días oscuros de su detención, en la cobardía con que se le entregó, en las venganzas miserables que se tejieron entre sombras. En ese paredón sin nombre, en esa tapia sin cruz, donde lo mataron creyendo que así lo harían callar para siempre.

Y sin embargo, qué ironía, cuánto fracaso para los verdugos: porque no hay día en que no resucite su voz, su acento andaluz lleno de luna y sangre, su palabra que aún arde como un clavel encendido entre las páginas, en los escenarios, en las aulas, en los corazones.

Terminé el visionado con los ojos nublados, lo confieso. No solo por el destino de Lorca, sino por todo lo que sigue representando. Por todo lo que aún queda por contar, por reparar, por recuperar. Porque cuando un país entierra a sus poetas, empieza a enterrar también su conciencia.



El proyecto, dirigido en 1987 por el cineasta Juan Antonio Bardem —una de esas figuras que supieron ser incómodas en tiempos cómodos— y emitido al año siguiente, tiene la hondura de las cosas hechas con convicción, con una necesidad casi ética.

En su momento, lo recuerdo bien, hubo cierta controversia por la elección de Nickolas Grace, un actor británico, para encarnar a Federico. En los cafés de la época, en los foros cultos y hasta en los pasillos del conservadurismo más rancio, se preguntaban por qué no un actor español, como si la nacionalidad fuese lo que da voz al alma. Pero bastan unos minutos de interpretación para comprender que Grace no solo entendió a Lorca, sino que supo habitarlo. Su acento extranjero se diluye pronto bajo el peso poético y vital de un personaje tan universal como local. Su mirada —melancólica, ardiente, perdida a ratos— logra traspasar la pantalla y hacernos creer, por momentos, que es él, el propio Federico, quien se despide de nosotros.

Y qué decir del reparto coral, casi legendario, que rodea al protagonista: Núria Espert, José Manuel Cervino, Diana Peñalver, Pilar Bardem, Amparo Baró, María Luisa Ponte, Mario Pardo, Lola Gaos, Ángel de Andrés, Fernando Valverde... Un reparto que es, en sí mismo, un mapa de la interpretación española de la época, una sinfonía de voces que construyen los ecos del pasado con el respeto de quien está tocando la historia con los dedos.

Pero es en los capítulos finales donde la serie adquiere una intensidad que desgarra. No se regodea en la tragedia, pero tampoco la evita. Muestra con crudeza contenida el ambiente enrarecido de la Granada de 1936, las delaciones miserables, los silencios cómplices, la pasividad disfrazada de orden. Lorca, ya sin la protección de sus apellidos ni de sus amigos influyentes, camina hacia la tapia del cementerio como quien camina hacia el mito. Y lo hace con los ojos abiertos, sin plegarse, sin renunciar a su palabra.

Terminé esa jornada conmovido, exhausto, sobrecogido. Porque la serie no solo reconstruye la vida y muerte de un poeta. También nos recuerda —nos grita— que hay vidas que siguen doliendo, que hay muertes que aún claman justicia, y que hay voces que, por mucho que se intenten silenciar, seguirán resonando mientras haya alguien dispuesto a escucharlas.


La serie está, además, magistralmente acompañada por los textos del hispanista Ian Gibson, cuyas investigaciones rigurosas y pasión por la figura del poeta granadino aportan un pulso documental excepcional. No se trata solo de contar la vida de Lorca, sino de escarbar en la tierra —en la misma tierra que cubrió su cuerpo— para rescatar no solo su historia, sino la de todos aquellos que, como él, fueron arrancados del mundo por la barbarie.

18.3.08

Tetas y penes


'En el mundo actual se está invirtiendo cinco veces más en medicamentos para la virilidad masculina y silicona para mujeres que en la cura del Alzheimer.
De aquí en algunos años tendremos viejas de tetas grandes y viejos con pene duro, pero ninguno de ellos se acordará para que sirven'.

Dr. Drauzio Varella

17.3.08

Y más fotogramas de Indiana Jones

Quedan aún casi dos meses para su esperadísimo estreno, pero la fiebre por el regreso del arqueólogo más legendario del cine no deja de crecer. Para hacer más llevadera la espera (o alimentar aún más la ansiedad, según se mire), aquí van algunas nuevas imágenes de la película. En ellas podemos ver nuevamente a un Harrison Ford que, sombrero y látigo en mano, demuestra que la edad no ha hecho mella en el espíritu del Doctor Jones.

Junto a él, el regreso de Karen Allen en el papel de Marion, un guiño directo a los fans más nostálgicos. Y por supuesto, una Cate Blanchett absolutamente imponente en el papel de la villana —de las que se recuerdan durante años—, y Shia LaBeouf, que apunta maneras como joven compañero de aventuras. Si a esto le sumamos la espectacularidad del tráiler que vimos hace unas semanas, todo apunta a que estamos ante un nuevo éxito asegurado en la saga.

Sigue la cuenta atrás. Lo reconozco: soy un pesado con Indiana Jones. Pero también sé que no soy el
único..

14.3.08

Heroína de once años


Ramona era una niña de once años que, por no delatar a su padre, le raparon la cabeza, golpeándola y enterrándola hasta el cuello:

"A petición mía, con toda sencillez y humildad, mi buena amiga, la Extremeña Ramona García Rey, relató en mi presencia su cruel experiencia en la Guerra Civil Española. Sabía ella que mi intención era confeccionar un relato sobre determinados hechos sucedidos en aquellos días en Extremadura, de donde yo mismo soy originario. Aquella pretensión la he ido aplazando con el tiempo y hoy he decidido ceder el testimonio al autor de este libro con el ruego de que no añada una sola coma en mi escrito...
Cuando la toma de Badajoz por los nacionales tenía Ramona once años y vivía en el pueblo de Fuentes de León, muy cercano al mío, Fregenal de la Sierra, donde mi padre Antonio Cordón, tenía su finca...
El día 14 de septiembre de 1936 llegaron los falangistas al pueblo de Ramona. Ese mismo día, su padre, asustado por los comentarios que se vienen haciendo, en la zona, por la represión de las tropas sublevadas, decide irse al monte. Cuando los invasores llegaron a casa de Ramona, pillajearon las pocas cosas que en ella había. Incluso unos bidones de aceite, que no podían ser trasportados, fueron agujereados a balazos en la calle. A partir de ese momento la niña acudía cada noche al escondite de su progenitor para llevarle comida. El día 24 del mismo mes fue descubierta en una de sus excursiones y, para forzarla a confesar el escondite de su padre, se le rapó la cabeza con la sola excepción de un pequeño mechón de cabellos que fue adornado con un lazo con los colores de la bandera de la Falange...Después fue violentamente azotada y finalmente enterrada hasta el cuello en una tumba abierta a propósito en el recinto del cementerio del pueblo, mientras fusilaban en su presencia a otras mujeres...
Jamás habló para delatar a su padre. Sin embargo, poco después, éste sería descubierto. El día 29, cuando la niña acudía a la cárcel, para llevar el desayuno al padre, le dijeron que lo habían fusilado..."

Testimonio de E.C.P recogido en el libro "Los horrores de la Guerra Civil" de José María Zavala (2003) Editorial Mondadori DeBOLSILLO

13.3.08

11-M no os olvidamos

Cuatro años después de aquella mañana triste de marzo, seguimos recordándoos. Seguís presentes en la memoria, en esa memoria colectiva que algunos prefieren silenciar, pero que para muchos de nosotros es un acto de justicia y de humanidad.

Fueron apenas unos instantes, un golpe brutal que detuvo el tiempo para cientos de familias y dejó una herida abierta en el corazón de todos. Hoy, como entonces, nos detenemos. Son apenas tres minutos, pero son vuestros. Tres minutos para quienes partieron sin despedida, sin sospechar que aquel trayecto cotidiano sería el último.

No os olvidamos. No podemos. Porque la memoria es también una forma de amor.


11.3.08

El poster definitivo de Indiana Jones.

O eso espero. Hoy había preparado un post conmemorativo por el cuarto aniversario del 11-M, con la intención de acompañarlo con un video de YouTube que incluye una canción realmente conmovedora: "De Madrid al cielo", interpretada por Elena Bugedo. Lamentablemente, parece que los servidores de YouTube hoy no están por la labor y subir el vídeo está resultando una misión imposible. A este paso, lo mismo mañana me levanto y me encuentro no uno, sino dos posts publicados por error, junto a un video de prueba que no tiene nada que ver. Cosas del directo digital.

Mientras tanto, y para que esto no quede a medias, os dejo el que creo que será el cartel definitivo de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal. A poco que uno lo mire, se nota claramente el sello de George Lucas. Tiene ese estilo de ilustración tan clásico que recuerda inevitablemente a los carteles de la trilogía original de Star Wars, manteniendo la esencia visual de los tres primeros Indys.

¡Qué ganas de verla ya!


9.3.08

Lo que España vota va a misa.


Así es, otra noche electoral con sabor a victoria para todos… o al menos eso intenta aparentar cada partido desde su balcón. El PSOE revalida gobierno con un respaldo similar al de 2004 y se permite unos días de euforia. El PP, aunque no consigue desalojar a Zapatero de La Moncloa, se consuela con su crecimiento en escaños y su discurso de “hemos recortado distancias”. Y luego están los partidos pequeños, que con uno o dos diputados ya montan una rueda de prensa como si hubieran descubierto América.

La conclusión habitual: nadie pierde, todos interpretan los datos a su favor, y los votantes nos quedamos con cara de “¿pero no había uno solo que no dijera que ha ganado?”

l tema musical "Baila el Chiki Chiki", interpretado por Rodolfo Chikilicuatre, será el encargado de representar a España en la próxima edición del Festival de Eurovisión, que se celebrará en mayo en la ciudad de Belgrado.

Rodolfo Chikilicuatre —personaje creado por el actor David Fernández, miembro del equipo del programa de Andreu Buenafuente— se impuso con claridad en la gala "Salvemos Eurovisión", retransmitida en directo por TVE. El peculiar candidato fue elegido por votación popular a través de llamadas telefónicas y mensajes SMS, dejando atrás a los otros nueve finalistas que también competían por representar a España, seleccionados previamente en una convocatoria conjunta entre la cadena pública y la plataforma MySpace.

Su victoria generó tanto entusiasmo como controversia. A pesar de los esfuerzos de algunos sectores por frenar su candidatura —incluidos miembros del propio jurado o representantes de la industria musical que no vieron con buenos ojos su perfil paródico—, el público respaldó masivamente su propuesta.

Con su guitarra de juguete, su peinado imposible y una coreografía tan absurda como pegadiza, Chikilicuatre se ha convertido en un fenómeno viral que ha devuelto a Eurovisión, al menos en España, ese tono desenfadado y popular que había perdido.

Y es que, pese a todo, en este país aún queda algo de sentido del humor… aunque sea a ritmo de reggaetón, frikis y política internacional con rima consonante.


7.3.08

Voten con todas sus fuerzas...si les quedan

Hoy concluye la campaña electoral, una contienda que, una vez más, ha sido empañada por los mismos de siempre: los sembradores de miedo, los chantajistas de la amenaza, los mercaderes de la crispación. No quiero extenderme en este tema que suele dividir y enrarecer el aire, pero sí quiero lanzar un llamado firme a todos y cada uno de vosotros para que acudáis a las urnas el domingo.

Votad con convicción, votad con conciencia. Votad por quienes queráis, pero vigilad con aquellos que alzan como estandarte la descalificación, el insulto y el odio. Tened cuidado con los intolerantes que añoran épocas oscuras, con quienes buscan pintar de gris y ocre el vibrante lienzo de nuestras libertades: morales, teológicas, sexuales, artísticas.

No deis espacio a quienes quieren borrar de un plumazo la memoria de cuarenta años de lucha, de crímenes y represalias. Y, sobre todo, ¡que no os engañen! No dejéis que el Partido Popular arrase con todo lo que tanto costó conquistar.

Este domingo, que el voto sea la voz poderosa que detenga las sombras y defienda la luz de nuestra democracia.

6.3.08

Un paseo por Toledo.

Hace apenas dos fines de semana, tras nuestra participación en un certamen coral en Villaviciosa de Odón, Madrid, decidimos regalarle al domingo una escapada a la maravillosa ciudad de Toledo. Un destino que ya había recorrido en dos ocasiones anteriores, en 1999 y 2001, pero que una vez más logró fascinarme con la misma intensidad que la primera vez.

Toledo es de esos lugares que no se revelan a la primera, sino que te invitan a descubrir sus secretos poco a poco, rincón a rincón, a perderse entre sus calles donde la historia y la leyenda se entrelazan con el paso del tiempo. Cada visita es un viaje nuevo, una invitación a asombrarse ante su belleza arquitectónica y su alma centenaria.

Si aún no conocéis Toledo, os aseguro que no os decepcionará. Pocas ciudades en España encierran tanta magia y esplendor en sus piedras.

Os dejo aquí algunas fotografías que guardan el recuerdo de ese día especial.







5.3.08

Big In Japan

Últimamente no puedo escapar de ella. Hace unos meses me descargué una versión extendida que ya se ha convertido en banda sonora habitual de mis viajes en coche. La sorpresa fue descubrir que también aparece en un anuncio de Telefónica y que, en una de esas interminables noches maratonianas de trabajo que nos regalan estas elecciones, al ir a tomar una cerveza con compañeros al pub Jazz, la pusieron de fondo.

Este tema, que data de 1984, forma parte del disco Forever Young —que lleva el nombre de otra joya musical que prometo compartir en otra ocasión—. La canción que hoy quiero traer a vosotros, y que casi seguro ya habéis escuchado en alguna ocasión, se titula Big in Japan y fue el gran éxito del grupo alemán Alphaville.

Formado por Marian Gold, Bernhard Lloyd y Frank Mertens, Alphaville conquistó Europa en la segunda mitad de los 80 con un sonido inconfundible y un videoclip que encapsula perfectamente la esencia de aquellos años, con esa estética ochentera que tanto nostalgia despierta.

Volver a escuchar Big in Japan es como abrir una ventana a un pasado cada vez más lejano, pero siempre presente en la memoria. Os aseguro que os va a gustar.

2.3.08

Esas despedidas de soltero.


Aunque en época de elecciones el trabajo se multiplica por tres y el cansancio nos pesa en cada músculo, ayer sábado aún nos quedaban fuerzas para asistir a la despedida de soltero de un amigo y compañero.

Ya se sabe, estas fiestas pueden llegar a ser una auténtica locura, con comportamientos que a veces rozan el salvajismo (pobre novio, que tuvo que aguantar de todo). Pero, al fin y al cabo, son momentos para reírse a carcajadas, desconectar del estrés diario y disfrutar de la camaradería.

Aquí os dejo algunas imágenes para que os hagáis una idea de la juerga. Por supuesto, he omitido las que podrían herir la sensibilidad de alguno (¡que tampoco somos tan malos!), pero os aseguro que el buen rollo fue la nota dominante.

Que estas fotos os saquen una sonrisa y os animen a preparar vuestra próxima escapada para soltar tensiones.


27.2.08

¿Los tiempos cambian?


Rodolfo Serrano en su excelente blog hace un breve y conciso analisis del debate que en la noche del lunes pudimos ver de los dos principales candidatos a la presidencia del gobierno. Principales, que no únicos, aunque en este país hemos terminado por ignorar cualquier tipo de opción alternativa que las que todo el mundo sabe. Y es curioso, porque le comento a Rodolfo que hace unos días me quedé sorprendido leyendo un texto de una conferencia que dió Manuel Machado en 1910 describiendo el periodo de tiempo transcurrido desde 1885 (muerte de Alfonso XII) hasta los últimos desastres coloniales y dice así:
"Vivíase aquí una especie de limbo intelectual mezcla de indiferencia y de incultura irredimibles...las escasas ideas se paseaban por el cerebro de los españoles como los guardias del orden por las calles, por parejas. Aquí no se concebían más que dos cosas: blanco o negro, tuerto o derecho, chico o grande. Y si alguien pretendía colocar una tercera noción, la ideal del matiz, la de un justo medio, entre la simple simetría de los pares, anatema sit."
Han pasado más de cien años desde entonces y podemos comprobar que tanto en política como en otros muchos aspectos ya sean culturales, sociales o de otra índole seguimos igual de cuadriculados.
Pasan los años, desaparecen generaciones de grandes creadores de la palabra, como es el caso de los hermanos Machado, pero veo con asombro y con cierto desánimo que algunas cosas no son tan diferentes a como eran hace más de un siglo. ¿Los tiempos cambian?

25.2.08

Oscars 2008. Aciertos y desaciertos.


Bueno, aunque estaba más que cantado, finalmente Javier Bardem se alzó con la estatuilla al Mejor Actor Secundario en los Oscar, lo que supone todo un hito para la historia del cine español, aunque la película por la que lo ha conseguido, No Country for Old Men (No es país para viejos), sea una producción cien por cien estadounidense.

Aun así, el reconocimiento a Bardem trasciende fronteras: es la primera vez que un actor español consigue un Oscar interpretando en inglés y dentro del sistema de Hollywood, y eso no es poca cosa. Su discurso de agradecimiento, parte del cual pronunció en español y dedicó a su madre —la gran Pilar Bardem— fue uno de los momentos más emotivos y comentados de la noche.

Menos suerte corrió el compositor Alberto Iglesias, que también competía por la estatuilla a Mejor Banda Sonora Original, esta vez por su trabajo en Cometas en el cielo (The Kite Runner). Aunque no se llevó el premio, su presencia entre los nominados demuestra una vez más que es uno de los músicos más sólidos y reconocidos del panorama internacional. Seguro que no será su última oportunidad.

Y nada, como ya es tradición, aquí os dejo el listado final con mis aciertos y desaciertos en las quinielas de este año. ¡Alguna diana ha caído, otras no tanto, pero eso sí, la emoción de la gala no nos la quita nadie!
MEJOR PELÍCULA
"No es país para viejos", de Joel y Ethan Coen

MEJOR DIRECTOR
Ethan y Joel Coen, por "No es país para viejos"

MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Daniel Day Lewis por "Pozos de Ambición"

MEJOR ACTOR DE REPARTO
Javier Bardem, por 'No es país para viejos'

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Marion Cotillard por "La vida en rosa"

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Tilda Swinton por "Michael Clayton"

MEJOR GUION ORIGINAL
'Juno', por Diablo Cody

MEJOR GUION ADAPTADO
'No es país para viejos'

MEJOR PELICULA DE HABLA EXTRANJERA
'The counterfeiters', de Austria

PELICULA DE ANIMACION
'Ratatouille'

MEJOR BANDA SONORA
"Expiación", Darío Marianelli

MEJOR VESTUARIO
'Elizabeth'

EFECTOS VISUALES
"La brújula dorada"

MEJOR FOTOGRAFIA
'Pozos de ambición',Robert Elswit

MEJOR DOCUMENTAL
'Taxi to the dark side'

No está nada mal 9 aciertos de los 15 que pronostiqué. A ver si esta semana relleno una quiniela y tengo suerte.

22.2.08

Oscars 2008. Mi pronóstico.


Al igual que el año pasado, aquí va mi pronóstico para la ceremonia de los Oscar 2008. No es más que una quiniela personal, o tal vez una mezcla de corazonadas y deseos, aunque en algunos casos he tenido que rendirme a la evidencia y dejar a un lado las preferencias para apostar por lo que parece casi cantado.

Por supuesto, me encantaría que Javier Bardem se llevase la estatuilla. No solo porque sería un hito para el cine español, sino porque su interpretación en No Country for Old Men es realmente memorable, escalofriante y magnética. Pero si hay un premio que me haría especial ilusión, ese sería el de Alberto Iglesias en la categoría de Mejor Banda Sonora. Sería una recompensa más que merecida a una trayectoria brillante y elegante, que ya hace tiempo merece el reconocimiento de la Academia.

En cualquier caso, y como cada año, este ritual de quinielas, deseos cruzados y sorpresas de última hora es parte del encanto de la gala. El lunes veremos cuántos aciertos y cuántos descalabros hay en esta apuesta cinéfila que tanto nos gusta.
MEJOR PELICULA
Pozos de ambición de Pul Thomas Anderson

MEJOR DIRECTOR
Joel y Ethan Coen 'No es país para viejos'

MEJOR ACTOR PRINCIPAL
Daniel Day-Lewis, por 'Pozos de ambición'

MEJOR ACTOR DE REPARTO
Javier Bardem, por 'No es país para viejos'

MEJOR ACTRIZ PRINCIPAL
Ellen Page, por 'Juno'

MEJOR ACTRIZ DE REPARTO
Cate Blanchett, por 'I'm not there

MEJOR GUION ORIGINAL
'Juno', por Diablo Cody

MEJOR GUION ADAPTADO
'No es país para viejos'

MEJOR PELICULA DE HABLA EXTRANJERA
'Katyn' (Polonia)

PELICULA DE ANIMACION
'Ratatouille'

BANDA SONORA
'The kite runner', Alberto Iglesias

MEJOR VESTUARIO
'Elizabeth'

EFECTOS VISUALES
'Piratas del Caribe: En el fin del mundo', John Knoll, Hal T. Hickel, Charlie Gibson, John Frazier

MEJOR FOTOGRAFIA
'Pozos de ambición',Robert Elswit

MEJOR DOCUMENTAL
'Taxi to the dark side'

21.2.08

El boom del Baile del chiqui-chiqui

Pues sí, este Rodolfo Chiquiricuatre se ha convertido en el fenómeno televisivo del momento, el auténtico boom que está arrasando y liderando sin discusión las votaciones para representar a España en Eurovisión. Si echamos la vista atrás y repasamos los últimos cuarenta años de representantes españoles en este festival, la verdad es que poco se podía esperar. Por eso, la irrupción de este personaje salido de la genial factoría de Andreu Buenafuente es un soplo de aire fresco y, sobre todo, una invitación a la diversión asegurada.

Interpretado por el actor David Fernández, Rodolfo nos conquista no solo con su carisma y ese humor absurdo y gamberro tan característico, sino también con un bailecito variado que no deja indiferente a nadie. Tanto es así que hasta se ha convertido en todo un éxito en formato ringtone para móviles, ¿quién lo iba a decir? Una tontería que ha conquistado a medio país y que a muchos nos está haciendo pasar un rato realmente divertido.

Y aunque yo mismo veo poco probable que me anime a votar, de corazón os digo que si lo hiciera, sin duda sería por este showman inesperado que más que un candidato es un fenómeno social y televisivo que deja claro que en España el humor también puede ser protagonista. ¡Las cosas que hay que ver!


20.2.08

Fidel


Y mientras tanto,
estrépito de andamios,
pateras y naufragios,
desvelan nuestro sueño.
Y mientras tanto,
si hoy se cae La Habana,
¿el día de mañana
quién será nuestro dueño?

19.2.08

Fotos no

El pasado sábado, tras la manifestación que relato en el post anterior, apenas tuve tiempo para respirar a fondo los aires de Madrid. La ciudad, como de costumbre, bullía en todas sus esquinas, y en esa prisa compartida de los regresos, de los cafés a medio tomar y las conversaciones interrumpidas, me topé con una estampa digna de una crónica costumbrista del siglo XXI.

Junto al autobús que esperaba nuestro regreso —ese azul que asoma tímido al fondo a la izquierda de la imagen—, apareció la alta, estilizada y celebérrima figura de Nieves Álvarez, rodeada por un pequeño séquito y envuelta en una sesión fotográfica callejera, de esas en las que el glamour pretende que la acera se convierta en pasarela.

Y claro, yo, que de paparazzi tengo poco pero de curioso mucho, me acerqué sin más pretensión que la de inmortalizar el momento, como quien recoge una postal inesperada del viaje. Pero ¡ay, amigos! La musa no quiso ser cazada. Cada vez que alzaba mi modesta cámara, ella, con gesto entre displicente y teatral, se cubría el rostro con la mano como si mi intención fuera robarle el alma y subastarla en algún mercadillo de souvenirs digitales. Diva hasta en el recelo.

Pude, si hubiera querido, captarla en algún instante de descuido —no faltan reflejos cuando hay algo que atrapar—, pero preferí quedarme con esta imagen: la de su mano levantada en un ademán digno de Greta Garbo, ocultando su anguloso y huesudo rostro como si su mera presencia no hubiera invadido ya el espacio y el relato.

No hay cheque, contrato ni editorial de moda que medie en esta imagen. Sólo el testimonio de un cruce de caminos fortuito entre lo ordinario y lo aspiracional, entre el viajero anónimo y la figura tallada por la industria de la perfección. Así son las calles de Madrid: escenario para todos, incluso para los que no quieren ser vistos.

Saboría, que diría mi abuela. Pero también, qué diablos, un poco de sal en esta anécdota madrileña de sábado cualquiera.


17.2.08

La lucha que se pierde es la que no se empieza


Ayer sábado, Madrid volvió a ser corazón y garganta. Me sumé, junto a 10.000 compañeros llegados de todos los rincones del país, a una marcha que no era solo protesta, sino afirmación, memoria y esperanza. Desde Cibeles hasta la Puerta del Sol, ese trayecto ya mítico de tantas luchas, los pasos resonaban como tambores antiguos que recordaban que la dignidad no se negocia y que la justicia social, aunque postergada, no se olvida.

Fue emocionante. Y también, en cierta forma, reconfortante. Saber que no estamos solos, que la rabia tiene eco, que la lucha no es la quijotada de unos pocos, sino la voz coral de muchos. Compañeros de ayer y de siempre, miradas que reconoces aunque los años hayan cambiado los rostros, abrazos que borran la distancia de los calendarios.

Hubo también espacio para la decepción —siempre la hay— al comprobar cómo hay quienes, por miedo o por rutina, agachan las orejas y tragan con todo. Pero incluso eso sirve de impulso, de motor para seguir. Porque cada paso que damos nosotros, lo damos también por los que aún no se atreven.

Tuve la fortuna de reencontrarme con viejos compañeros de mi etapa laboral en la capital, allá por el 2004, y aunque el tiempo fue breve, como un paréntesis robado a la velocidad de los días, fue suficiente para compartir memoria y convicciones.

Esta vez no hubo paseo por Malasaña, ni caña tranquila al atardecer, ni mirada perdida por los escaparates de Fuencarral. Cuatro horas escasas no dan para mucho en la capital, pero sí para lo que importa: para alzar la voz, para volver a sentir el pulso colectivo, para recordar que el compromiso no se oxida.

Os dejo algunas imágenes de la jornada, sin más intención que la de compartir un trozo de historia personal y colectiva. Porque, al fin y al cabo, de eso se trata: de no caminar solos. De no callar. De seguir.


14.2.08

Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, el trailer más esperado.

Pues por fín llegó el día de ver las primeras imágenes de las nuevas aventuras del doctor Jones. De momento no añado más comentarios, así que disfrutad de este pequeño adelanto para ir abriendo boca hasta el día del estreno.

11.2.08

Oeeeeeé, oé, oé, oeeeeeeé


Ha costado, y vaya si ha costado. Pero hoy, por fin, como caído del cielo tras semanas de sudor y resbalones, de goles que no entraban y postes malditos, ha llegado lo que todos esperábamos: nuestra primera victoria en la liga local de empleados públicos.

No ha sido cualquier triunfo. Ha sido un merecidísimo 4-2 ante los compañeros de la Asamblea de la Junta de Extremadura, que no nos lo han puesto nada fácil. Pero hoy, el balón parecía tener memoria. Recordaba nuestras carreras, nuestros esfuerzos, nuestros silencios cabizbajos tras derrotas injustas. Y nos lo ha devuelto con creces.

Lo celebramos como si hubiésemos levantado la mismísima Champions League en el Bernabéu, y con razón. Porque esta victoria no habla solo de fútbol, habla de paciencia, de equipo, de creer cuando nadie apuesta, de seguir y seguir aunque el marcador no acompañe. Habla de amistad forjada entre sudores y bromas, de goles gritados como quien lanza un grito de guerra contra la rutina.

Por eso, como les prometí a los chicos, aquí están las fotos. Las del partido, sí, pero sobre todo las de los vestuarios, donde la alegría no cabe en la ropa, donde las sonrisas son más grandes que los goles. Puede que a muchos les parezca una simple victoria de liga local, pero nosotros sabemos lo que vale. Y quién sabe… tal vez no sea la última.

Felicidades, equipo. Hoy ganamos todos.


8.2.08

John Rambo. Mi opinión.


Volver al cine a ver una película de Rambo en pleno siglo XXI es, para alguien como yo, más que un simple acto de consumo cultural. Es una travesía íntima, un reencuentro con aquel adolescente que en los años ochenta abría los ojos como platos ante un mundo donde los héroes sangraban, sudaban pólvora y tenían el alma rota.

Así fue. Hace unos días, tras una nueva desconexión forzosa —esta vez por el súbito fallecimiento de mi viejo y leal router— decidí aprovechar el apagón digital para cumplir una promesa: llevar a mi sobrino Manuel al cine. La película elegida no fue una sorpresa. "John Rambo", el retorno del ex boina verde, nos esperaba en la oscuridad de la sala, envuelto en silencio y metralla.

Confieso que fui con una mezcla de escepticismo nostálgico y esperanza cinéfila. A mis 35 años, cuesta desprenderse del cliché, del prejuicio hacia el Stallone musculado, el del “¡no siento las piernas!” —frase mítica que, por cierto, jamás pronunció Rambo y que debemos agradecer a la inolvidable parodia de Santiago Urrialde en Esta noche cruzamos el Mississippi. Pero bastaron cinco minutos de metraje para que toda esa mochila de tópicos cayera al suelo. Porque el Rambo que vuelve no es una caricatura: es carne, hueso, cicatriz y furia contenida.

Han pasado casi 20 años desde Rambo III, desde que la guerra fría alimentaba los guiones con enemigos fáciles y patriotismos inflamables. Ahora, Stallone nos arroja sin anestesia a la selva de Birmania, donde la muerte es rutina, y la vida, apenas un rumor. Lo hace sin maniqueísmo, sin envoltorios ideológicos, sin esa torpeza propagandística que muchos aún le atribuyen. Aquí no hay un "malo oficial", sino la atroz banalidad del mal, sin uniforme ni bandera. La violencia en pantalla no es gratuita; es un espejo cruel de la violencia real que ocurre —y mucho— en lugares que a menudo olvidamos.

Stallone dirige con mano firme, madura, sin florituras. Lo que podría haber sido un simple revival cargado de testosterona acaba siendo una película áspera, sincera y dolorosamente humana. Con Rocky Balboa demostró que aún tenía algo que decir. Con John Rambo ha reafirmado que no solo es un icono del cine de acción, sino un director con mirada, ritmo y agallas.

Y yo, que fui al cine con Manuel por nostalgia, por afecto, por cumplir una promesa o tal vez por todo eso junto, salí de la sala con una extraña mezcla de satisfacción y melancolía. Porque sí, Rambo ha vuelto. Pero también, aunque sea por hora y media, volví yo. A los ochenta. A los videoclubs. A los veranos eternos. Al héroe silencioso que no quería serlo.

Y eso, creedme, no lo consigue cualquier película.



2.2.08

El Abuelo cumpliría 100 años.

Se marchó en septiembre de 1994, sin alardes, sin ruido, como quien apaga la lámpara antes de salir de una habitación conocida. Se fue con la misma discreción con la que había vivido durante 86 años, sin pretensiones ni grandes gestos, con la dignidad silenciosa de quien ha cumplido su parte en la historia, en la vida y en la memoria de los suyos.

José López del Olmo no fue famoso. No llenó titulares ni dio discursos. Su nombre no aparece en las enciclopedias. Pero fue uno de esos hombres que sostienen el mundo sin que nadie lo sepa. De los que madrugan más que el sol, de los que se manchan las manos para que sus hijos puedan soñar limpios. Ferroviario de profesión, padre de ocho hijos, testigo de los vaivenes del siglo XX desde el andén de la vida. De esos padres que enseñan sin palabras y que aman sin condiciones, aunque a veces lo disimulen tras un gesto serio o un silencio largo.

Vio nacer a sus hijos, y también —con ese dolor que no cabe en ninguna biografía— vio morir a cuatro de ellos antes de irse él. Y aún así siguió adelante. Porque había que seguir. Porque los trenes no esperan, y la vida tampoco.

Hoy, dos de febrero de 2008, José López del Olmo habría cumplido cien años. Un siglo. Y aunque ya no está entre nosotros, hay algo que sigue aquí: su ejemplo, su recuerdo, su forma de estar en el mundo. Porque hay ausencias que, con el paso del tiempo, no se hacen más pequeñas: se hacen más hondas, más esenciales, más nuestras.

A ti, Pepe, abuelo, hombre de raíles y silencios, de manos firmes y mirada limpia, te envío hoy este pequeño homenaje. No con flores ni discursos, sino con estas palabras que salen del corazón y que ojalá viajen lejos, allá donde estés ahora, tal vez montado en algún tren eterno entre estaciones de luz.

Felicidades, Pepe. Donde quiera que estés.