Se habló en este blog de...
10.5.20
Lucía y el sexo
9.5.20
Lisboa
Otra vez vuelvo a verte -Lisboa y Tajo y todo-
transeúnte inútil de ti y de mí,
extranjero aquí como en todas partes,
tan casual en la vida como en el alma....(Fernando Pessoa)
Otra vez vuelvo a verte, Lisboa, aunque sea en fotografía, en este tiempo suspendido donde ni los GPS ni las brújulas sirven de nada. Nos orientábamos antes con mapas y estrellas; hoy, basta con perdernos dentro de nuestros propios hogares para entender que hay laberintos más íntimos y profundos que los del mundo exterior. En estos días de encierro, verte, aunque solo sea en papel satinado, duele y consuela a partes iguales. Qué sed de ti tengo, Lisboa, ciudad del susurro y la saudade.
8.5.20
Capone. Trailer y Cartel.
Nueva adaptación al cine de la vida de el mafioso más universal de la historia. Alphonse Gabriel Capone, nacido en Nueva York en 1899 y muerto a la temprana edad de 48 años en Miami. Aunque nos es dificil olvidar la magistral interpretación que hizo de este personaje Robert de Niro en la película del año 1987 dirigida por Brian de Palma y protagonizada por Kevin Costner, "Los intocables de Elliot Ness", en esta ocasión la historia comienza con un Capone en el tramo final de su vida, debilitado fisicamente y retirado en su residencia de Florida, donde rememora atormentadamente su oscuro y violento pasado.
En el papel principal, Tom Hardy, al que acompaña entre otros, Matt Dillon, Kyle McLachlan y Tilda del Toro. Dirige Josh Trank. Promete.
7.5.20
Ozark
6.5.20
Fátima. La película.
La productora Diamond Films ha lanzado el primer tráiler de "Fátima", dirigida por el italiano Marco Pontecorvo película que en principio debería estrenarse en los cines el próximo 16 de octubre, si las circunstancias lo permiten en esa fecha.
Aunque he tenido la oportunidad de visitar este lugar en varias ocasiones, aún no me he decidido a hacerlo. De hecho, uno de esas escapadas previstas para este 2020 y jorobadas por el COVID19 era pasar unos días en Portugal, cerca de esa localidad y visitarla brevemente uno de los días. Habrá que esperar, pero como lugar histórico de uno de los hechos más controvertidos del siglo XX, he de confesar que me pica bastante la curiosidad. Portugal está llena de lugares mágicos y maravillosos. No podían faltar los que están cargados de una dimensión espiritual y de fe que han perdurado durante más de un siglo.
5.5.20
Demolition Man. Otra secuela tardía que se avecina.
La cinta original, dirigida por Marco Brambilla en 1993, mezclaba acción, sátira y ciencia ficción en un futuro distópico donde las palabrotas están prohibidas, el sexo es virtual, y nadie sabe cómo se usan las tres conchas. En ese mundo tan aséptico como absurdo, el policía John Spartan (Stallone), un tipo de la vieja escuela, era descongelado para enfrentarse al psicótico Simon Phoenix (Wesley Snipes), también salido de la criogenia con todo su salvajismo intacto. Por el camino, el personaje de Sandra Bullock, Lenina Huxley, aportaba ingenuidad, cultura pop de los 90 y mucha química con el protagonista.
Ahora, más de tres décadas después, y en pleno parón de rodajes por culpa del COVID-19, Stallone ha dejado caer que Demolition Man 2 es más que un simple rumor. Según sus propias palabras, las negociaciones con Warner Bros están "más que avanzadas", y el guion promete. ¿Volverán también Snipes (cuya carrera ha tenido altibajos y polémicas) y Bullock (ahora consagrada actriz y productora)? Esa es la gran incógnita. Stallone no ha confirmado nada, pero los fans cruzan los dedos.
Mientras tanto, su otra película en marcha, The Samaritan, una historia de superhéroes veteranos, está congelada (nunca mejor dicho) por la pandemia. Y por si fuera poco, tiene en el horno otra entrega de Los Mercenarios, ese festival de testosterona, frases lapidarias y explosiones donde se reúnen los tipos duros más curtidos de los 80 y 90. Vamos, que Stallone sigue siendo el último héroe de acción... incluso en un mundo que parece escrito por un guionista de Demolition Man.
4.5.20
Trailer de Perry Mason
Perry Mason no es, como podría pensar algún despistado, un personaje sacado de un chiste de Chiquito de la Calzada. Aunque el nombre suene a vaquero con bufanda o a pianista de salón de los años 40, lo cierto es que se trata del protagonista de una de las sagas de novelas policíacas más influyentes del siglo XX. Nacido de la pluma de Erle Stanley Gardner en los años 30, Perry Mason era, y sigue siendo, un abogado criminalista que resolvía los casos más enrevesados con temple, ingenio y una ceja siempre arqueada en modo “lo tengo todo controlado”.
Los más veteranos —esos que aún distinguen entre Raymond Burr y Marlon Brando sin necesidad de Wikipedia— lo recuerdan por la mítica serie de televisión que arrasó en la pequeña pantalla entre finales de los años 50 y mediados de los 60. Raymond Burr se metió en la toga de Mason con la naturalidad de quien ha nacido para ello: serio, sobrio, y con una mirada que podía reducir al silencio al fiscal más lenguaraz. Más adelante, en los años 80, ya entrado en carnes y con ese aire de abuelo resolutivo, Burr retomó el papel en una serie de telefilmes que mantenían el espíritu clásico del personaje, aunque ya sin tanto ritmo como en su época dorada.
Pero, como suele pasar con los iconos, Perry Mason no podía quedarse en blanco y negro.
Ahora, en plena era de plataformas, cuando uno ya no sabe si está viendo cine, serie o tráiler eterno de algo que jamás comenzará, HBO ha decidido resucitar al mítico abogado. Eso sí, con nueva cara: Matthew Rhys, que viene de demostrar su solidez en The Americans, es quien se pone esta vez en el pellejo de Mason. Y al volante de la producción ejecutiva, ni más ni menos que Robert Downey Jr., en modo “industrial del entretenimiento” tras colgar el traje de Iron Man.
La nueva versión no es un simple “remake” con filtro de Instagram. Se trata de una reinterpretación más oscura, más psicológica, ambientada en un Los Ángeles de los años 30 que huele a sudor, polvo, corrupción y whisky barato. Es decir, el caldo de cultivo perfecto para un abogado que aún no lo es del todo, y que carga más con traumas que con jurisprudencia. Un Perry Mason más humano, más roto, y por lo tanto, más moderno.
Su estreno está previsto para el próximo 22 de junio, y en un mundo donde las salas de cine languidecen como videoclubs sin luz y la pandemia del COVID-19 ha dejado tocado al sector audiovisual, no queda otra que seguir apostando por el streaming… o volver a leer. Yo apuesto por ambas.
Veremos si esta nueva encarnación está a la altura del mito, o si simplemente se queda en otra de esas revisiones con estética cuidada pero alma escasa.
Perry Mason no necesita fuegos artificiales. Le basta con un buen caso, una sala de juicios, y esa última pregunta certera, lanzada justo antes del fundido a negro.
3.5.20
Living In A Ghost Town
Living In a Ghost Town, primera canción publicada por los eternos e incombustibles Rolling Stones en ocho años. El título y la letra de la canción conecta perfectamente con estos inusuales días que nos ha tocado vivir. Ciudades fantasmas, personas de aspecto espectral, políticos que parecen más una triste aparición que gestores o opositores al gobierno. Nosotros mismos, que ya no discernimos entre lo que es real y lo que es imaginario. Y una letra que nos hace creer aún más en lo apocalíptico y dantesco. Pero son los Rolling y tienen licencia para eso y para lo que les venga en gana.
“Los predicadores estaban predicando,
las organizaciones benéficas suplicando,
los políticos haciendo tratos,
los ladrones felices robando y las viudas llorando.
No nos quedan camas para dormir.
Siempre tuve la sensación de que todo se vendría abajo
Lo sé, es sólo Rock and roll, but I like it...
1.5.20
Abdesalam Ben Arrabat
La fábula relata la historia de los tejidos que se elaboraban en esta villa, y que gozaron de gran fama tanto en la corte musulmana de Córdoba como en las de Málaga y Granada. El color carmín con que teñían las telas causaba auténtica admiración, por su brillo y viveza inusitados.
El artífice de esta maravilla era Abdesalam Ben Arrabat, tintorero y alquimista consumado, conocedor de todos los tintes y secretos de la época. Su pigmento mágico lo extraía de un insecto llamado “qármaz”, en realidad la cochinilla Hermes ilicia, que se posaba en las coscojas de pinos, encinas y alerces.
El secreto permaneció celosamente guardado hasta que, para desgracia de su linaje, uno de sus hijos reveló la fórmula: cochinilla, ácido sulfúrico y ácido nítrico, destilados con agua del río Genal.
28.4.20
Michael Robinson
Este documental, parte del programa Informe Robinson, nos muestra el lado más humano del deporte, esa otra cara que a menudo parece sacada de la más pura ficción. Nate Davis lo tuvo todo a su alcance, pero la vida es una autopista con desvíos inesperados que te arrastran sin previo aviso hacia destinos inciertos.
El artífice de esta historia televisiva fue Michael Robinson, fallecido tristemente hace poco, a los 61 años. Con él, en 1990, dejamos atrás las retransmisiones soporíferas del fútbol para descubrir que antes, durante y después de cada partido había un mundo fascinante por explorar.
Con su inglés marcado y un vocabulario castellano breve pero certero, Robinson nos enseñó que lo importante no siempre es lo que te cuentan, sino cómo te lo cuentan. Y siempre con esa sonrisa elegante y esa ironía sutil que lo convirtieron en una voz y una sonrisa inolvidables para toda una generación.
24.4.20
Castillo de Feria
22.4.20
Tan cerca y tan lejos
Ahora que todo nos parece tan inusual, que nos estamos desacostumbrando a todo lo que formaba parte de lo que antes llamábamos rutina o hábito, que las cosas que creíamos más asequibles y elementales forman ya parte de una miscelánea de imposibles, que incluso hemos llegado a el punto de añorar lo que antes nos resultaba monótono y aburrido. Ahora que los recuerdos bonitos recientes nos parecen remotos y tenemos la obtusa sensación de que el tiempo ha detenido su inmisericorde trayectoria y que nos vamos a congelar en este 2020 que con tanta confianza y determinación habíamos iniciado.
Ahora que vivimos un poco de esos recuerdos, los inmediatos. Los viejos se van diluyendo, como se diluye una sombra al atardecer y ya no sabemos distinguir muchos de ellos, si los hemos vivido, si los hemos soñado, nos los hemos autoinventado o alguien nos los relató con o sin detalles y al final los creemos propios. Ahora que he recordado una escena de la película "Rebeca" de Alfred Hitchcock en la que la protagonista quisiera que se inventara algo para embotellar los recuerdos, igual que los perfumes, y que nunca se desvaneciesen. Y que cuando quisieran pudieran, destapando una botella, volver a revivirlos tal y como eran.
En mi botella, una imagen, de esas miles que recopilo,
un lugar, podría ser otro, un momento especial, de tantos. 8 de junio de 2018. Tan cerca y tan lejos.
21.4.20
Días como estos
1.3.18
Berlín 1933. El incendio del Reichstag
Soy de los que en ocasiones se detienen a pensar quién puede ser el verdadero beneficiado cuando ocurre una desgracia de grandes proporciones. Y es que sucede con demasiada frecuencia: incendios forestales, conflictos bélicos en países subdesarrollados, brotes de virus o pandemias… Siempre hay alguien que sale ganando, a costa del sufrimiento ajeno.
El otro día hojeaba un libro sobre los orígenes, auge y caída del nazismo en Alemania y, cómo no, en sus páginas se relata el célebre incendio del Reichstag, la sede del parlamento alemán, ocurrido el 28 de febrero de 1933. En aquel momento, Adolf Hitler apenas llevaba un mes en el poder, elegido democráticamente por el pueblo alemán.
Según la versión oficial, un albañil comunista desempleado fue el responsable de prender fuego al edificio. Sin embargo, esta tragedia se convirtió en el pretexto perfecto para que el flamante canciller suspendiera todos los derechos civiles y, en un abrir y cerrar de ojos, hiciera caso omiso a la constitución.
Ese mismo día, cuando aún humeaban las ruinas del Reichstag, Hitler promulgaba un decreto que suspendía libertades fundamentales como la de expresión, reunión y prensa, y que permitía encarcelar sin juicio previo a cualquiera que se opusiera al partido nazi, fuesen cuales fuesen sus ideas. Más de cinco mil comunistas fueron detenidos en cuestión de horas.
¿Quién podía atreverse a denunciar el tufillo de manipulación que desprendía todo aquello? ¿Acaso fueron los propios nazis quienes idearon el incendio y buscaron un chivo expiatorio conveniente?
La rapidez con que Hitler y sus acólitos reaccionaron aquella noche fue, en definitiva, el pistoletazo de salida para la maquinaria terrorífica que se desplegaría durante los años siguientes, hasta el fatídico final de la Segunda Guerra Mundial en 1945.
Se suspendieron siete artículos constitucionales que protegían los derechos humanos más básicos, dando vía libre para encarcelar a cualquiera que osara disentir. En menos de un mes, Alemania se convirtió en una prisión gigantesca y, ante el colapso de las cárceles, comenzaron a surgir los oscuros campos de concentración, donde ya había más de 25,000 presos apenas tres meses después del incendio.
Un triste recordatorio de cómo, en ocasiones, las grandes catástrofes son hábilmente manipuladas para que unos pocos se alzen con el poder y muchos terminen pagando el precio más alto.Y mientras la terrible sombra del régimen nazi se extendía implacable, Europa, distraída o quizá incrédula, apenas se percataba de la gravedad de lo que ocurría. Marinus van der Lubbe, el albañil desempleado y presunto autor del incendio del Reichstag, fue ejecutado en la guillotina tres días antes de cumplir 25 años.Hubo que esperar más de siete décadas para que, finalmente, el 10 de enero de 2008, se anulara su sentencia. La decisión judicial se amparó en una ley de 1998 que permitió la rehabilitación de aquellos condenados injustamente por la justicia nazi entre 1933 y 1945. El tribunal dictaminó que la condena original se había basado en conclusiones claramente injustas, impregnadas de la ideología nacionalsocialista, lejos de cualquier mínimo rigor legal o moral.
Así, 74 años después del incendio que cambió la historia de Alemania y del mundo, se hizo un tímido intento de justicia histórica. Lamentablemente, demasiado tarde para Marinus van der Lubbe, y demasiado tarde para muchos otros que pagaron con sus vidas y libertad el precio de aquel terrible ardid político.
Un recordatorio cruel de cómo la verdad puede tardar en abrirse paso, pero que al final, como el río Genal en Benarrabá, busca siempre su cauce.
22.2.18
Forges
Ver la feria a fondo requiere tiempo. Me quedaron muchos puestos por recorrer, pero las horas pasaron volando, como pasa siempre cuando uno lo está disfrutando de verdad.
Fue justo al pasar por Cibeles cuando ocurrió. Me lo crucé. No puede ser… ¡es Forges! Nada más y nada menos. Paseaba en solitario por la acera, tranquilo, sin prisas, como si nada ni nadie le apremiara. Tal vez rumiando su próxima viñeta, quién sabe. ¿Cómo me dirijo a él?, pensé. Señor, caballero, perdone… Pero al llegar a su lado, sin pensarlo más, solté:
—Antonio, buenas tardes. ¿Me permite una foto con usted?
—Claro que sí, faltaría más —respondió, con esa amabilidad desarmante.
Madrid es enorme, y un viernes por la tarde, junto a la Cibeles, suele estar abarrotada. Le pedí a un señor mayor que pasaba con su esposa que nos hiciera la foto. Aceptó con toda la gentileza del mundo.
—¿Cómo va esto?
—Pues mire, enfoque la pantalla y pulse ahí, donde está la camarita.
—OK, ya está.
Me devolvió el teléfono y... ¡horror! Solo se ve el dedo del caballero, plantado justo en el centro del objetivo.
¿Cómo no voy a tener una foto con Forges, si unos días antes me hice una con el Risitas en Punta Umbría?
—Perdone, Antonio… es que no ha salido bien. ¿Le importa otra?
—Por supuesto, hombre, tranquilo.
Le expliqué de nuevo al caballero cómo sostener el móvil sin tapar el objetivo, y disparó otra. Esta vez sí salíamos Forges y yo… aunque su dedo seguía asomando a un lado. Bueno, pensé, edito y fuera.
Y fue en ese instante, creo, cuando el señor que hizo la foto se dio cuenta de quién estaba fotografiando. Con una sonrisa de oreja a oreja le dijo:
—Sepa usted que ha sido un honor hacerle una foto.
Le estreché la mano a Forges y me despedí con un simple:
—A seguir bien.
Él siguió su camino. El matrimonio, el suyo. Y yo me quedé editando la foto, orgulloso del encuentro inesperado con un referente del humor gráfico en este país. Un hombre que supo criticar la injusticia desde la ternura, el ingenio y la inteligencia.
Hoy, Forges ha muerto en Madrid, a los 76 años, víctima de un cáncer de páncreas. Juan Cruz le ha dedicado un bonito y emotivo artículo en El País. Estoy convencido de que aquel señor que nos hizo la foto se ha acordado también de ese momento.
Yo me quedo con el recuerdo imborrable de haberle dado la mano a alguien que nos ayudó —a carcajada limpia y con humanidad desbordante— a mirar con otros ojos este país.
“Todas las generaciones nos creemos que somos importantísimas para la inteligencia de la humanidad. Siempre tendemos a ver el mundo desde nuestro punto de vista. Yo no me siento emigrado a una nueva cultura, yo soy parte de esa nueva cultura. A mí la tecnología no me da miedo y creo que es una de las ventajas que tenemos en la búsqueda de la libertad”. (Forges)
21.2.18
El dulce sabor de la venganza
20.2.18
La presbicia de mi memoria
14.1.18
El corazón de Auschwitz
De los más de 1.3 millones de personas que fueron deportadas a Auschwitz-Birkenau desde diferentes puntos de Europa por el régimen nazi de Hitler, apenas se registró e internó en el campo a 400.000. Casi 1000.000 de prisioneros restantes fueron asesinados en la cámara de gas y quemados en los hornos crematorios del campo en un plazo de apenas unas horas desde su llegada en tren dentro de vagones para el transporte de ganado.
17.10.17
De todos los seres vivos que he conocido.
Jamás se han encontrado sus restos. Han circulado numerosas leyendas sobre su muerte, y Dalí, innoblemente, ha hablado incluso de un crimen homosexual, lo que es totalmente absurdo.
En realidad, Federico murió porque era poeta. En aquella época, se oía gritar en el otro bando: ¡Muera la inteligencia!
En Granada, se refugió en casa de un miembro de la Falange, el poeta Rosales, cuya familia era amiga de la suya. Allí se creía seguro. Unos hombres (¿de qué tendencia? Poco importa) dirigidos por un tal Alonso fueron a detenerlo una noche y le hicieron subir a un camión con varios obreros.
Federico sentía un gran miedo al sufrimiento y a la muerte. Puedo imaginar lo que sintió, en plena noche, en el camión que le conducía hacia el olivar en que iban a matarlo.
Pienso con frecuencia en ese momento.
7.8.17
Narcos. Temporada 3
Una de las mejores y más exitosas series de los últimos años vuelve con una nueva temporada. Finiquitada la tremenda historia de Pablo Escobar, esta vez la trama de la serie se centra en el cartel de Cali, por lo que sigue situada en la siempre turbia Colombia. Algunos de los protagonistas que ya vimos en las dos temporadas enteriores vuelven a aparecer como Pedro Pascal que interpreta al agente Peña y a Boyd Holbrook que da vida al agente de la DEA Steve Murphy. Al mismo tiempo hay nuevas incorporaciones y sobre todo, conocidos del cine y la televisión en nuestro país como las de Alberto Ammann o Javier Cámara y Miguel Ángel Silvestre, que interpretarán a miembros del famoso cártel de la droga Colombiana. Netflix, después del exitazo de las dos primeras entregas, ha vuelto a apostar por la historia de los narcotraficantes más célebres y sus circunstancias llenas de excesos y ya se anuncia una cuarta. El estreno será el próximo 1 de septiembre y para ir abriendo boca el espectacular trailer en el que nos avisa que "El día que Pablo murió, el cártel de Cali se convirtió en el enemigo público número uno. Se hicieron llamar los caballeros de Cali, los capos más grandes de la droga".
3.8.17
12+1
Siete títulos mundiales en la categoría de 125 cc y otros seis en 50 cc. Doce más uno, que no es lo mismo que trece, en honor a su propia superstición, pero sí un legado insuperable. Ángel Nieto nos ha dejado a los 70 años.
Resulta irónico, y quizá cruel, que quien durante décadas batalló a lomos de una moto, jugándose la vida en cada curva, derrapando en la delgada línea entre el riesgo y la gloria, haya perdido la suya en un accidente fuera de las pistas. Esta vez, no con dos ruedas, sino a bordo de un vehículo de cuatro.
La historia del motociclismo español, que en tiempos recientes vive su época dorada, debe mucho a un pionero, a un precursor, a un hombre que allanó el camino para que generaciones posteriores consiguieran la gloria que hoy disfrutamos. Ángel Nieto fue más que un campeón; fue un símbolo de pasión, sacrificio y talento.
Su nombre seguirá resonando en los circuitos y en el corazón de quienes aman este deporte.
2.8.17
Lorca: Un poeta en Nueva York
"Poeta en Nueva York" debería ser considerado patrimonio de la humanidad, o al menos patrimonio cultural de este país, que con frecuencia menosprecia a sus grandes poetas y escritores o el reconocimiento les llega demasiado tarde, tan tarde que en la mayoría de los casos esos autores no viven para verlo. El caso de Federico, durante cuarenta años, más reconocido y leído en el extranjero que en España, es otro de los muchos que a día de hoy, a pesar de la trascendencia de su figura y legado, sigue sin tener esa difusión que con orgullo deberíamos propagar por cada rincón de este país. El cómic "Lorca, un poeta en Nueva York" nos muestra una particular y excelente visión sobre la estancia de Federico García Lorca en esta ciudad Estadounidense. A través de los testimonios de sus allegados y de las cartas que el poeta Granadino escribía desde la gran manzana, seremos partícipes de todas las pasiones, inquietudes y obsesiones de Federico.
Fue un 25 de junio de 1929 cuando desembarcó del transatlántico Olympic, con la compañía de su amigo y mentor Don Fernando de los Ríos.
"Pararé en América seis o siete meses y regresaré a París para estar el resto del año. Nueva York me parece horrible, por eso mismo me voy allí", le escribió algunos días antes de partir a Carlos Morla Lynch, añadiendo, "Tengo además un gran deseo de escribir, un amor irrefrenable por la poesía, por el verso puro que llena mi alma todavía estremecida como un pequeño antílope por las últimas brutales flechas". Federico llegó a la cosmopolita ciudad con la sana intención de reparar cierto desengaño amoroso y del rechazo de sus amigos Buñuel y Dalí, tras su extraordinario éxito en España de su "Romancero gitano"
Aquellos días de Lorca en Nueva York, ciudad con mil diferencias tanto culturales como sociales a la España y más en concreto a la Granada de finales de los años veinte del pasado siglo otorgará a nuestro poeta de una visión de la vida sensiblemente distinta a la que había vivido hasta entonces.
Los sueños del nuevo mundo, la multiculturalidad de los emigrantes, los negros de Harlem, el Jazz...
Cuando Federico regresó a España, todos pensaron que parecía otro, nuevo, renovado, y hay quien dice que aquella luz especial de ese viaje a Nueva York, le acompañó hasta aquella madrugada de agosto entre Víznar y Alfacar.
EL autor: Carlos Esquembre (Valencia, 1985) músico y dibujante formado en la Escola Joso de Barcelona. Ha trabajado como ilustrador freelance y realizado storyboards para producciones audiovisuales en Dacsa producciones, Timelapse creative Agency y Rimores Factory.
Su primera incursión en el cómic tuvo lugar en 2013, cuando se autopublicó "The body", un tebeo de ciencia ficción donde unos diminutos sanitarios son introducidos en el interior de un cuerpo humano enfermo. Además de eso, también ha participado en la antología "Visiones del fin", publicada por Aleta en 2015, pero "Lorca: un poeta en Nueva York"es su primera novela gráfica.
1.8.17
Mis infames favoritos del cine. Hoy: Apollo Creed
Hoy comienzo una serie de publicaciones dedicadas a unos personajes que siempre me han fascinado: los malos de la película.
Porque no hay historia memorable sin un buen antagonista. El cine, como reflejo de nuestras pasiones, miedos y contradicciones, ha dado vida a una galería inagotable de villanos que, con sus sombras, muchas veces eclipsan la luz del protagonista.
Los hay de todos los tipos y colores. Están los malos perversos, que disfrutan del daño que causan; los atormentados, cuya maldad nace del dolor; los sádicos, que se deleitan en el sufrimiento ajeno; los terroríficos, que habitan nuestras pesadillas; los torpes, que en las comedias provocan más risa que miedo; los redimidos, que encuentran la luz en el último momento; y los ángeles caídos, cuya caída nos conmueve tanto como su poder.
No hay película que se precie sin su némesis. De hecho, en no pocas ocasiones, es el villano quien sostiene el conflicto, quien da profundidad a la trama y quien, paradójicamente, despierta mayor interés que el héroe. Hay villanos que se han convertido en leyendas del séptimo arte, dejando una huella más profunda que el protagonista mismo.
Y seamos sinceros: en más de una ocasión hemos soñado con ser el malo. Con tener su carisma, su inteligencia, su capacidad para romper las reglas. Nos ha indignado verlo fracasar cuando estaba a punto de cumplir su diabólico plan, y nos ha dolido que muera justo en el momento en que más disfrutábamos de su maldad. Otras veces, claro está, lo hemos odiado con todo nuestro ser. Hemos deseado que su final sea cruel, justo y definitivo… y sin embargo, el protagonista, con su sentido de la justicia y su buen corazón, lo perdona o le ofrece una salida digna, frustrando así nuestras ganas de venganza.
Porque el villano no solo existe para ser derrotado. Existe para hacer crecer al héroe, para poner a prueba su moral, para hacernos reflexionar sobre los límites del bien y del mal. El villano, en el fondo, también somos nosotros.
Con esta serie quiero rendir homenaje a esos personajes que, aun siendo los “malos”, muchas veces se roban la película. Analizaré sus motivaciones, su evolución, su impacto en la cultura popular, y cómo a veces nos resultan más humanos —o más interesantes— que los propios protagonistas.
Bienvenidos al lado oscuro del cine.
Aquí comienza el homenaje a los grandes villanos de la gran pantalla.
Y Y comienzo hoy, en referencia al post de ayer, con una figura que, aunque no lo parezca a simple vista, encarna muchos de los rasgos del “malo de la película”: Apollo Creed.
Conviene, eso sí, aclarar que el personaje de Creed sufre una evolución notable a lo largo de la saga Rocky. Su transformación es uno de los elementos más interesantes de su arco narrativo.
En su primera aparición, en la mítica Rocky (1976), dirigida por John G. Avildsen, Apollo se nos presenta como un tipo arrogante, narcisista, ambicioso, provocador, burlón y claramente prepotente. No duda en utilizar su posición de campeón mundial de los pesos pesados para organizar un combate que le sirva como espectáculo mediático y maniobra publicitaria. En un gesto que mezcla cálculo y falsa generosidad, le ofrece una oportunidad por el título a un completo desconocido: un boxeador de segunda categoría de Filadelfia llamado Rocky Balboa.
En esa primera entrega, todo en Apollo lo convierte en el antagonista: su actitud altiva, su desprecio hacia el rival, su confianza excesiva. No es un villano en el sentido estricto, pero sí un claro oponente. Todos deseamos, de una forma u otra, que Rocky le dé una lección, que lo derrote. Y aunque en ese primer combate el desenlace no llega a ser una victoria para el potro italiano, sí es una victoria moral que cambia el rumbo de ambos personajes. La verdadera derrota de Creed llega in extremis, en la segunda parte de la saga (Rocky II, 1979), cuando Balboa lo vence en un combate épico.
A partir de ahí, Apollo Creed deja de ser un “malo” y pasa a ocupar un lugar completamente distinto. La rivalidad se transforma en respeto, el respeto en amistad, y finalmente, en hermandad. Tras la muerte de Mickey, el viejo entrenador de Rocky, es el propio Apollo quien se convierte en su mentor, consejero, entrenador y aliado. Lo ayuda a recuperar el espíritu combativo y a reinventarse como boxeador.
Apollo Creed estuvo interpretado por el actor Carl Weathers en las cuatro primeras películas de Rocky. Hace un par de años, una especie de Spin off, aunque yo no la llamaría así, nos presentaba a el hijo ilegítimo del campeón de los pesos pesados siguiendo la estela de su padre en el mundo pugilístico y contando con la inestimable ayuda de, ¿quien si no? Rocky Balboa, continuando así el legado del apellido Creed que según parece tendrá una continuación más, de momento, en la gran pantalla. Estaremos atento a Adonis Creed Johnson, heredero además de sus dotes como boxeador, del orgullo irracional de su padre que no le lleva a buen puerto en ocasiones.