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2.5.06

La ecuación Dante


Un periodista especializado en casos misteriosos, una brillante física teórica, un rabino judío experto en la Torá y un rudo militar con más cicatrices que paciencia. A priori, nada los une. Nada, salvo una ligera sospecha de que alguien los ha metido en la misma novela por error de casting.

Pero no.
En esta trepidante obra de Jane Jensen, todo encaja. O, al menos, todo acaba encajando después de unas cuantas persecuciones, revelaciones místicas, notas científicas ininteligibles y una cantidad de giros argumentales que harían marearse hasta a Christopher Nolan.

El nexo de unión entre estos cuatro personajes es un nombre: Yosef Kobinski, un rabino tan brillante como enigmático que, en 1944, desapareció misteriosamente del campo de concentración de Auschwitz —sí, has leído bien: desapareció— sin dejar más rastro que un puñado de bocetos garabateados y unas notas inconclusas sobre un libro que pretendía escribir, titulado nada menos que "El Libro del Tormento". Muy animado todo.

Y no, no es un libro de autoayuda.

En sus páginas, Kobinski pretendía desarrollar nada menos que su propia teoría sobre el universo, una suerte de mezcla entre física cuántica, misticismo cabalístico y un curso acelerado de ingeniería espacio-temporal. Según parece, este libro contenía las claves para entender el plan de Dios (spoiler: no incluye descanso ni los domingos), y quizá incluso la capacidad de cambiar de universo, como quien cambia de canal cuando empieza el informativo.

La novela es una especie de cóctel explosivo donde se mezclan conspiraciones internacionales, servicios de inteligencia que siempre llegan tarde, códigos secretos escondidos en los textos sagrados, túneles del tiempo y dilemas existenciales. Vamos, lo típico que uno se encuentra al buscar en Google "cómo arreglar la cafetera".

¿Y qué tiene esta novela que no tenga El Código Da Vinci? Bueno, para empezar, sustancia. Aquí no hay visitas apresuradas a museos ni monjes con tendencias masoquistas. Hay profundidad, hay ciencia (o al menos lo parece), hay teología, y sobre todo, hay una historia que no subestima la inteligencia del lector… aunque puede que sí lo maree un poco.

En definitiva: una novela que engancha como una serie buena de televisión, que se lee con la misma ansiedad con la que uno busca el mando cuando empieza la publicidad. Misteriosa, intrigante, con personajes que parecen salidos de cuatro libros diferentes pero que terminan funcionando como un grupo de jazz improbable.

Una obra que, sin duda, dará que hablar. Y si no da que hablar, al menos te hará mirar raro a tu microondas durante un par de días.

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