
En realidad, hoy tenía preparado otro post, pero lo voy a dejar para otro día porque me ha venido a la cabeza una reflexión a raíz del post que publicó hace poco un conocido que también podéis encontrar en mis vínculos—, y del comentario que le dejé. Además, hace muy poquito dediqué uno a su protagonista, Sean Connery.
La cosa va de esas veces en que alguien jura y perjura que nunca, jamás, volverá a hacer algo. En este caso, me vino a la mente el reciente anuncio de la autora de Harry Potter, que tras publicar en julio el último libro de la saga aseguró que no habrá más aventuras del joven mago.
Y claro, eso me hizo recordar la célebre frase de Sean Connery, que años después dio título a una película.
Corría 1971 cuando Connery, tras el fiasco de George Lazenby en 007 al servicio secreto de su majestad, accedió a interpretar por última vez a James Bond en Diamantes para la eternidad. Eso sí, juró y perjuró que era una ocasión excepcional y que jamás volvería a enfundarse el esmoquin del agente secreto.
Pero, doce años después, en 1983, la industria le hizo una suculenta oferta para volver a interpretar a Bond, esta vez para otra productora. No está claro si fue por razones económicas o por otros motivos, pero Connery, ya con 53 años y con peluca postiza, aceptó el reto. Eso sí, puso una única condición: que la película se llamara Never Say Never Again (Nunca digas nunca jamás).
Hoy, a sus 77 años, y tras haber rechazado recientemente volver a interpretar al padre de Indiana Jones, Connery sigue recibiendo propuestas para volver a ser Bond, pero esta vez en un rol de jubilado metido en mil líos... ¿será posible?
Por eso digo: lo de “final de saga” hay que cogerlo con pinzas. Que la autora de Harry Potter diga “hasta aquí hemos llegado” no significa que en el futuro no pueda cambiar de opinión, más aún cuando hay tanto dinero y mercado alrededor.
Ah, y como curiosidad, en uno de los posters promocionales de Never Say Never Again, Connery se hizo acompañar de la entonces debutante y desconocida Kim Basinger y de Barbara Carrera. No, tonto no es el tío.