
Es una película ya bastante machacada y ajada, pero hace un par de días decidí volver a ver Rambo, o como prefieren en España, Acorralado parte 2. A pesar de que la han emitido en televisión un sinfín de veces, sólo recuerdo haberla visto un par de veces en mi vida. La primera fue cuando se estrenó en cines, allá por 1985 —aunque, como era lo habitual, tardaría unos meses en llegar a nuestras pantallas, dada la pésima oferta cinematográfica de entonces. La segunda vez, creo que fue en vídeo, un par de años después, durante aquellas maratonianas sesiones que organizaban mis hermanos y sus amigos en aquella reducida salita del piso de Santa Catalina.
Con el paso de los años, el film ni ha ganado ni ha perdido: es lo que era, una película más de la última época de la Guerra Fría. La historia es simple, muy simple, a pesar de que el guion lleva la firma no sólo de Sylvester Stallone sino también del oscarizado James Cameron, director de Titanic. Los personajes principales parecen más bien robots, incluso Richard Crenna, que interpretaba al coronel Trautman.
Pero hay que reconocerle un mérito: Stallone tenía, por aquel entonces, un olfato comercial bastante efectivo. Y a pesar de todo, Rambo sigue siendo una buena película de acción bélica, con ese mensaje patriótico tan característico de los estadounidenses.
Todo esto viene a cuento por el reciente comienzo del rodaje de la cuarta parte de las aventuras de John Rambo. En la fotografía que acompaña —creo que tomadas “de estrangis” por algún paparazzi camuflado en la selva tailandesa— se puede ver a Stallone caracterizado, con peluca incluida, porque cuando estrenó Rocky Balboa hace apenas tres meses llevaba el pelo corto, y no, ni a Beckham le crece así en tan poco tiempo.
A mi juicio, esta secuela llega muy, pero que muy tarde. Espero que la acción de la película se adapte a nuestros días, tal como hizo con Rocky: mostrando los achaques y problemas de una persona de su edad. Y que las escenas de Stallone caracterizado al estilo ochentero sean sólo una especie de intro o flashback de batallitas pasadas.
Con la última entrega del “potro italiano” sorprendió —y hasta agradó—, pero con esta nueva tengo mis dudas.

2 comentarios:
La verdad es que Stallone a los 60 haciendo de Rambo puede resultar patético si hace del Rambo de los años 80, pero si hace de un Rambo decrépito todavía puede tener su gracia. En cualquier caso Rambo es un icono un tanto decrépito en sí mismo.
Creo que para estos dias si esa pelicula persiste en proponer su patriotismo yankee, con lo que viene haciendo ese pais actualemtne, podra resultarme medio pedante y de mal gusto. Seguramente me adelanto a los hechos, pero ya a esta altura no soporto el patriotismo yankee.
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