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1.10.08

Noche de ronda


El pasado viernes, y con motivo de la boda de nuestros amigos José y María, acudí a la localidad de Herrera del Duque, un bonito pueblo situado en la comarca de La Siberia Extremeña. Aunque la experiencia completa daría para contar con todo lujo de detalles —algo que me reservo para otra ocasión—, intentaré hacer un resumen que capture la esencia de lo vivido.

En estas localidades, las tradiciones más arraigadas siguen transmitiéndose con orgullo de generación en generación. Una de las más emotivas y pintorescas es, sin duda, la celebración de la noche previa a la boda, que se convierte en todo un acontecimiento para familiares, amigos y vecinos.

Tras unas copas compartidas con los amigos más cercanos, el novio —o ya casi marido— es escoltado por una rondalla de músicos a través de las calles principales del pueblo. Con guitarras, laúdes y bandurrias, la comitiva avanza entonando canciones populares, mientras el ambiente se va llenando de alegría, complicidad y expectación.

El destino es la casa de la novia. Allí, un numeroso grupo de familiares, amigos y vecinos aguardan en la puerta. Cuando la rondalla llega con el novio al frente, comienzan a cantarle a la novia, lanzándole piropos musicales con el arte y la picardía de las canciones tradicionales. Al poco, ella aparece en el balcón, sonriente y emocionada, recibiendo ese homenaje musical que ya forma parte del ritual.

Entre aplausos y vítores, la novia baja finalmente a la calle, y se marca con su futuro esposo un baile espontáneo y entrañable, al ritmo de la música que con entusiasmo siguen tocando los músicos, acompañados por los coros improvisados de los asistentes.

Como colofón, se ofrece a todos los presentes un refrigerio que, en realidad, era más bien un banquete popular. No faltaban el buen jamón, lomo ibérico, queso, chorizo y una variedad de dulces típicos de la zona, todo ello regado con vinos y brindis que se alargaron hasta altas horas de la madrugada.

Este fue solo el comienzo de un fin de semana inolvidable, que arrancó el viernes por la noche con esta celebración tan emotiva y genuina, y que concluyó el domingo casi al amanecer, con otro acto similar pero ya con los novios convertidos oficialmente en marido y mujer.

Sin duda, una boda para el recuerdo, vivida en un entorno donde la hospitalidad, la música y las tradiciones se entrelazan para crear momentos que dejan huella.

10 comentarios:

Maria Coca dijo...

Curiosa tradición. Y buenísima la cara de esos dulces...

Besos

Ruben dijo...

anda coñes, si se casa Jose... quien le ha visto y quien le ve jejejeje

dale la enhorabuena de mi parte cuando le veas (que yo le veo poco, muy poco).

saludos.

Belén dijo...

Oye, pues es una costumbre muyyyy bonita!!!!

Besicos

CarmenS dijo...

Esas tradiciones son dignas de conservarse y multiplicarse. Es una delicia lo que cuentas.

Unknown dijo...

que romantico!!!
que rica comida!!!

Vintage dijo...

Una costumbre divertida, pero por dios cuanto refrigerio, jejjeje

muakkkkkkkkkkkkkkkkk

Álvaro Dorian Gray dijo...

Las bodas en los pueblos son extraordinarias, yo, que he ido a varias, han sido de las mejores. Son noches de bodas que terminar a los dos días... Te lo pasastes genial por lo que veo...
Saludos y salud

Roxi dijo...

Que linda tradición, así si que se festeja, alegría en su máxima expresión.
Me en can tó !!!!
Un abrazo !

Anónimo dijo...

Que bella celebración. Esas noches de ronda se ven divertidísimas.

Saludos

JUANI* REGALA UNA SONRRISA.. dijo...

YO ME PERDÍ LA NOCHE DE RONDA,GRACIAS POR DEJARME VER ESTAS FOTOS, PERO ESTUVE EN LA BODA, LASTIMA QUE LLOVIÓ Y LOS NOVIOS NO PUDIERON LUCIRSE COMO ES DEBIDO, EL BANQUETE ESTUVO JENIAL,Y EL PADRE DE LA NOVIA CANTO MARÍA LA PORTUGUESA DE MARAVILLA ME PUSO LOS VELLOS DE PUNTA UN SALUDO.