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3.10.06

World Trade Center

Ni es la primera —hace poco hablaba de la más que aceptable United 93—, ni será la última. En los años venideros, y casi con toda seguridad coincidiendo con los aniversarios del fatídico día de septiembre, seguirán estrenándose infinidad de películas que abordarán desde distintos ángulos el alcance emocional, político y humano del atentado que sacudió Nueva York y al mundo entero.

Es comprensible que esta nueva cinta, World Trade Center, pueda ser acusada de "americanada", y no faltan motivos. Más aún si tenemos en cuenta que su director, Oliver Stone, es alguien acostumbrado a agitar conciencias y a remover la historia reciente de EE.UU. con títulos tan emblemáticos —y a la vez tan diferentes entre sí— como JFK, Nacido el 4 de julio, Platoon o Wall Street.

En esta ocasión, sin embargo, el enfoque es más contenido, más intimista, casi diría que más conservador para lo que uno espera del siempre controvertido Stone. World Trade Center funciona como una crónica del 11-S desde el punto de vista de dos policías de Nueva York que, tras entrar en una de las Torres Gemelas para colaborar en la evacuación, quedan atrapados entre los escombros tras el colapso de la primera torre.

Las interpretaciones son correctas, incluso notables por momentos —Nicolas Cage está más contenido que de costumbre—, pero la película parece quedarse corta en su dimensión visual y emocional. Falta contundencia, falta crudeza, falta tensión real. Todo parece demasiado "medido", como si se hubiera querido evitar cualquier polémica o exceso.

En definitiva, una película aceptable, digna, sobria, pero no memorable. No es cine de tesis, ni de denuncia, ni siquiera de gran espectáculo. Es más bien un homenaje personal, un retrato de la resistencia humana en medio del caos. Pero uno no puede evitar pensar que, en manos del Oliver Stone de Salvador o JFK, el resultado habría sido mucho más incómodo, más provocador y más necesario.

Seguramente llegarán otras películas —mejores, más arriesgadas, más sinceras— que sabrán contar con mayor profundidad lo que sucedió aquel 11 de septiembre de 2001. Un día que todos recordamos con nitidez: dónde estábamos, qué hacíamos, y cómo nos sacudió, aunque fuera a miles de kilómetros de distancia, el derrumbe de aquellas torres y de tantas certezas.


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