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8.12.08

El Andrea Gail

Por desgracia, y sobre todo en esta época del año, no es raro que nos lleguen noticias de tragedias relacionadas con esos héroes del mar que son los pescadores. En especial, los miembros de las tripulaciones de los pesqueros de altura, esos barcos que se alejan decenas de millas de la costa, durante semanas, con el único objetivo de ganarse el chusco, jugándose la vida a diario frente a un mar implacable.

El viernes por la noche, ya de madrugada, cuando estaba a punto de irme a la cama, comenzó en un canal digital una película que me impactó profundamente cuando la vi por primera vez en el cine hace ya unos ocho años: “La tormenta perfecta”, dirigida magistralmente por Wolfgang Petersen y protagonizada por George Clooney y Mark Wahlberg, entre otros. Como al día siguiente no tenía ninguna obligación que me hiciera madrugar, decidí quedarme a verla de nuevo, a pesar de que el reloj ya pasaba de las dos.

La película cuenta la historia real del barco pesquero Andrea Gail y su tripulación, entre los días 24 y 31 de octubre de 1991. Tras una mala racha de capturas, deciden lanzarse a una última salida de pesca en la temporada, con la esperanza de recuperar algo de dinero y aliviar sus economías, ya bastante tocadas.

La travesía hacia una zona más lejana de lo habitual se desarrolla con cierta normalidad, más allá de algún susto laboral y los inevitables roces humanos. Pero, sin que ellos lo sepan, dos tormentas colosales comienzan a formarse: una fría, cerca de la costa; otra caliente, en las inmediaciones de la isla Sable, destino final del Andrea Gail. La unión de ambas da lugar a un fenómeno meteorológico de proporciones inéditas, tan extraordinario que los propios meteorólogos, asombrados, deciden bautizarla como “La tormenta perfecta”.

Mientras tanto, el Andrea Gail, ajeno al monstruo que se está gestando, logra llenar hasta arriba sus bodegas de pescado. Pero justo entonces, la máquina de hielo que debía conservar la captura se avería, lo que pone a la tripulación en una encrucijada fatal:

¿Dar un rodeo para evitar la tormenta y echar a perder toda la pesca? ¿O arriesgarse a atravesar el temporal, aún sabiendo que están poniendo sus vidas en juego?



Esa es, más o menos, la sinopsis de la película. Una historia basada en hechos reales, porque el Andrea Gail y sus tripulantes —Michael Moran, Dale Murphy, Alfred Pierre, Robert Shatford, David Sullivan y el patrón de la embarcación, Frank Billy Tyne Jr.existieron, y los principales hechos narrados sucedieron tal y como recoge el film, entre los días 24 y 31 de octubre de 1991.

El final fue tan trágico como inevitable: el Andrea Gail jamás regresó a puerto. Su última comunicación con otro pesquero tuvo lugar el 31 de octubre, justo cuando la tormenta perfecta alcanzaba su punto máximo de furia. Nunca más se supo de ellos.

Historias como esta, tan frecuentes también en nuestro país, nos recuerdan lo dura que es la vida para quienes trabajan en el mar, jugándose la vida una y otra vez para poder llevar alimento a casa. Mientras tanto, los demás —yo el primero— muchas veces nos quejamos de vicio, sin darnos cuenta del privilegio que supone una vida sin riesgos extremos.

Las fotografías que acompañan este texto no son de la película. Son imágenes reales del Andrea Gail y de sus hombres, tomadas unos meses antes de su desaparición.

Sirva este post como un pequeño homenaje a todos esos héroes de la mar que jamás regresaron a casa, y cuyo recuerdo, como las olas, nunca termina de romper del todo.

12 comentarios:

Cristina Poulain dijo...

Nunca llegué a acabar de ver esa pelicula.
Muy emotivo el post, me ha encantado.
Y lo del homenaje más aun :Dç
Un beso

LlunA dijo...

El mar, tan bello y lleno de vida, enfurecido, bravo...puede dar mucho miedo...
Un besote

Belén dijo...

La verdad es que no he visto esa peli, pero la historia de los pescadores siempre me toca la fibra sensible...

Besicos

Unknown dijo...

que historia... no se como expresar...

jole pobres familias...

Álvaro Dorian Gray dijo...

Es una gran película, a mi me encanta. Y me uno al pequeño homenaje para aquellos que se la juegan por su trabajo.
Muy bueno este post, me ha entusiasmado.
Saludos y salud

Manu Espada dijo...

Muy buena peli, mi hermano es jefe de máquinas de un barco y estas historias me emocionan.

Atlántida dijo...

Que triste, la verdad siempre me ha parecido una vida dura, la de esa gente que se pasa más tiempo en el mara que con los suyos, por mucho dinero que ganen, la forma que tienen de arriesgar la vida me ponen los pelos de punta.

Y como siempre la realidad siempre supera la ficción.

javate dijo...

He visto la película dos veces y en ambas ocasiones me impresionó por igual. Es impresionante.

Abril dijo...

No he visto la peli, pero la tendré en cuenta.

Vidas duras, historias anónimas...

un beso

Zamarat dijo...

Magnífico post, Alberto.He oído hablar de esta película, pero no la he visto. Tal vez aproveche para verla estas Navidades.

Calle Quimera dijo...

Hay un cuadro realmente impresionante de Sorolla sobre esta temática, "Y aún dicen que el pescado es caro". Es terrible el número de tragedias de este tipo que se producen en estas fechas, y creo que viene bien de vez en cuando recordarlas. Muy buen post, Alberto, un homenaje muy merecido a estas personas que arriesgan sus vidas muchas veces por un beneficio tan bajo y un coste tan alto.

Besos.

Me han impresionado las fotos, saber que son las reales..

Anónimo dijo...

muy buena pelicula es increible su contenido y mas aun las situacciones que vivieron dichos pescadores en el 91. es increible que de repente por la avaricia de pierda tanto , al fin de cuenta fueron grandes heroes