Aquí podré expresarme sin apuros laborales, sin que nadie me mire el reloj, y sobre todo sin temor a la temida tijera de la censura (aunque siempre hay un cuñado al acecho). Este será mi rincón para divagar, desbarrar y, si se tercia, hasta tener alguna idea brillante entre tanto humo mental.
En este blog se respeta, venera y hasta se acaricia la libertad de expresión. Por tanto, todo lo que aquí se diga, se insinúe o se deslice , ya sea en forma de texto, imagen o reflexión nocturna, responde única y exclusivamente a mis pensamientos, los cuales, dicho sea de paso, no siempre están sobrios ni coordinados entre sí. Yo me hago responsable de mis palabras, de mis desvaríos y de mi mecanismo, aunque este último a veces se me quede en punto muerto.
Se aceptan todo tipo de comentarios: los entusiastas, los críticos, los que no vienen a cuento e incluso los que sólo buscan corregirme un acento. No prometo compartir todas las opiniones, ni siquiera entenderlas, pero sí respetarlas… salvo que vengan en Comic Sans.
Así que, sin más rodeos ni subordinadas adicionales (de momento), queda inaugurado este blog.
El telón ya está abierto. El escenario es todo tuyo, lector o lectora ocasional.
Pasa, ponte cómodo y, si te aburres… ¡la culpa es tuya por seguir leyendo!
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