Se habló en este blog de...

16.8.06

Poseidón.

Acabo de ver Poseidón, y lo cierto es que, apenas finalizados los créditos, aún no he terminado de digerirla del todo. Me ha dejado una sensación un tanto ambigua, como esas películas que entretienen sin entusiasmar, que cumplen sin brillar.

No es una mala película, ni mucho menos. De hecho, se agradece su metraje contenido, alejado del abuso narrativo que suele aquejar a muchas producciones actuales del género. Poseidón no busca grandes alardes ni construcciones épicas a lo El día de mañana, ni pretende aleccionar sobre catástrofes de escala global. Su apuesta es más íntima, si se puede decir eso de un trasatlántico volcado por una ola monstruosa. La historia se centra en un grupo reducido de supervivientes y en las ingeniosas (y a veces forzadas) peripecias que emprenden para escapar del naufragio.

Lo que quizás más se le pueda reprochar es su falta de alma, esa chispa que convierte una película de acción en una experiencia memorable. No hay tensión emocional sostenida, ni personajes cuya suerte realmente conmueva. La típica relación entre padre e hija, por ejemplo, aporta el inevitable toque sensiblero, pero sin calar demasiado hondo.

En cuanto al reparto, se puede decir que es lo más solvente del film. Josh Lucas cumple y resulta carismático; Kurt Russell, como siempre, se interpreta a sí mismo, pero en el papel de exalcalde neoyorquino encuentra un equilibrio interesante entre heroicidad y vulnerabilidad. Y, personalmente, me ha resultado entrañable volver a ver a Richard Dreyfuss en pantalla, aunque sea en un rol secundario, más funcional que esencial.

Conviene aclarar que Poseidón no es un remake en el sentido estricto de La aventura del Poseidón (1972), sino más bien una reinterpretación moderna del mismo concepto: un buque de lujo que es víctima de una ola gigantesca y del caos posterior. Más que un homenaje, es una puesta al día con efectos visuales actualizados y un enfoque menos coral y más dinámico.

En resumen, una película correcta para pasar el rato. No desentona, no aburre, no molesta. Pero tampoco emociona ni deja poso. Una de esas producciones hechas con solvencia técnica, pero con el piloto automático narrativo bien ajustado. Entretenida, sí, pero olvidable.



No hay comentarios: