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18.3.07

Alfredo Landa se despide

Uno de esos actores que todos, de alguna forma, sentimos “como de la familia” ha decidido bajar el telón de su carrera. Ha compartido con nosotros cientos de tardes frente al televisor, especialmente en aquellos años en que las “españoladas” dominaban la programación de TVE y nuestras casas se llenaban de risas, ocurrencias, besos robados y pícaros enredos con final feliz. Alfredo Landa, el eterno pícaro con alma de galán tímido, ha dicho adiós a los escenarios y a las cámaras a los 74 años.

Se marcha con elegancia, con la misma naturalidad con la que aparecía en pantalla. “Cuando se pierde la pasión, hay que decir adiós, tranquilamente”, ha declarado, con esa mezcla de firmeza y lucidez que sólo otorgan los años y el oficio vivido a fondo. Ni Spielberg ni Scorsese lo harían cambiar de opinión, dice. Y le creemos. No busca aplausos de última hora, ni vueltas triunfales. “No voy a ser como los toreros, con todos los respetos”, añade, dejando claro que para él, el final no es un número más en taquilla, sino un gesto, una decisión íntima y firme. “Toda mi vida he pensado que un apretón de manos tenía más valor que cualquier frase. Me voy con un apretón de manos”.

Se despide también con una reflexión amarga, aunque lúcida, sobre el estado actual del cine: “el mensaje que ahora me llega del cine es que no hay amor, no hay talento y no hay creatividad”. Tal vez tenga razón. Tal vez ya no existan personajes como los suyos, ni historias que miren al espectador con la complicidad de quien sabe que la vida, aun siendo dura, merece ser contada con ternura, ironía y humanidad.

Afortunadamente, el Festival de Málaga ha sabido rendirle homenaje en vida, algo poco habitual en este país donde tantas veces preferimos los panegíricos a título póstumo. Más de cien películas —El crack, Los santos inocentes, La vaquilla, El bosque animado, La marrana…— quedan como legado de un actor irrepetible, versátil, popular y profundo, que supo evolucionar desde la comedia más costumbrista hasta el drama más contenido, sin perder nunca esa verdad tan difícil de fingir.

Desde este pequeño rincón, mi homenaje personal. No sólo a uno de los actores más queridos de nuestro cine. También, y sobre todo, a uno de los mejores. Que usted disfrute de su merecido descanso, Don Alfredo. Y gracias por tantas historias, por tantas emociones, por tanto cine. Nos queda su memoria viva, encendida en cada escena.


2 comentarios:

Sonofotlon dijo...

Todavia tengo grabada en mi memoria "El bosque animado", una pelicula espectacular.
Ha dejado unlegado importando don Alfredo, se lo va a extrañar.

Alberto López Cordero dijo...

Totalmente de acuerdo. Magistral e inolvidable la interpretación del bandido Fendetestas.Gran film.