Mi afición a lo desconocido —lugares encantados, leyendas, ovnis, apariciones y demás temas parapsicológicos— se remonta muchos años atrás, probablemente a aquellos tiempos en los que en televisión se emitía un programa que marcó época: La Puerta del Misterio, dirigido por el recientemente fallecido doctor Fernando Jiménez del Oso, una figura mítica que supo conjugar misterio, ciencia y divulgación como pocos. También recuerdo con nitidez una serie, creo que de origen norteamericano, que aquí se tituló Investigación OVNI, y que alimentó aún más mi imaginación infantil.
Un tiempo después, mi curiosidad se trasladó al papel. Me aficioné a la lectura de las obras de Juan José Benítez, o simplemente J.J., como es conocido por sus lectores. Títulos como Los visitantes, Materia reservada, 100.000 kilómetros tras los ovnis o La punta del iceberg se convirtieron en parte de mi pequeña biblioteca, y aún hoy conservo esos libros con cariño. No solo despertaron mi interés por el fenómeno OVNI, sino que también contribuyeron a mi amor por la lectura.
De todos los temas del mundo del misterio, fue el fenómeno OVNI el que más llamó mi atención, especialmente cuando, siendo aún un crío, escuché de viva voz el testimonio de varios conocidos. Relatos de luces inexplicables cruzando el cielo en la más absoluta oscuridad de la carretera, o de presencias misteriosas durante una noche de pesca en la playa, me dejaron con los ojos abiertos como platos durante muchas noches.
Con los años, confieso que los temas más fantasmagóricos y espectrales fueron perdiendo para mí ese halo de misterio que los rodeaba. Sin embargo, el enigma OVNI nunca desapareció del todo, permaneció como una especie de vigía silencioso. Aunque ya no sigo el tema con la pasión de antaño, reconozco que aún me descubro prestando atención —aunque sea de reojo— a cualquier noticia relacionada que aparezca en los medios, tenga mucha, poca o ninguna credibilidad.
Hoy en día, reconozco que el programa “Cuarto Milenio”, del canal Cuatro y dirigido por Iker Jiménez, ha conseguido reavivar ese viejo interés. Iker sabe manejar con soltura el difícil equilibrio entre el misterio y el rigor, y logra crear esa atmósfera envolvente que tanto me fascinaba de niño. Siempre desde un punto de vista crítico, lógico y racional, pero sin perder esa emoción que convierte lo desconocido en algo atractivo, casi magnético.
Ya van dos temporadas y sigue siendo uno de los programas estrella de la cadena.
Hacía falta un espacio así.
Uno que no se riera del misterio ni del espectador.
Ojalá dure mucho tiempo más.
4 comentarios:
Alberto no vas a cambiar nunca?Habría que ver qué harías si vieras uno.
Pero sí, sé que te entretiene. Pues que dure el programa.
"Investigación Ovni", sí señor, aquél que empezaba con la voz en off: "Ezequiel vio la rueda..."
A tanto no llego Santi, de esa serie tento unos recuerdos muy leves.Recuerdo que eran dos tipos los que llevaban el hilo conductor de la serie y un caso en una granja con unos extraños animales.El resto difuminado y a picotazos.A ver si hay la suerte de que la editen en DVD o la repongan.
Por cierto,siguiendo con el tema de lo misterioso,en breve publicaré una anecdota que le aconteció a el padre y el abuelo de mi amigo Salva en el pueblo zamorano de Lober de aliste,del cual ya hablé hace unos días.La historia es cuando menos inquietante,aunque la voy a plasmar ta cual se la cuente el testigo de ella y del puño y tecla e mi amigo Salva.
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