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7.7.09

Comienza la leyenda


Dicen que una leyenda es una narración, oral o escrita, con mayor o menor proporción de elementos imaginativos, que generalmente pretende hacerse pasar por verdadera o, al menos, estar ligada a algún aspecto de la realidad. Se transmite de generación en generación, casi siempre por vía oral, y con el tiempo va experimentando añadidos, omisiones y distorsiones que acaban moldeando su esencia original.

Supongo que eso mismo ocurrirá con la figura de Michael Jackson. El paso del tiempo, implacable y distorsionador, irá añadiendo fábulas, invenciones, medias verdades y falsedades completas. Se publicarán biografías dudosas, películas vagamente inspiradas en hechos reales, testimonios oportunistas y objetos "personales" que jamás pasaron por sus manos. Todo formará parte del mito, de esa nebulosa en la que lo verdadero y lo inventado se funden hasta ser indistinguibles.

Es el precio que pagan los mitos. Aquellos que alcanzan una dimensión universal, como Michael Jackson, dejan de ser simples seres humanos para convertirse en espejos donde millones de personas proyectan deseos, frustraciones, idolatrías y hasta rencores.

Lo de hoy —el homenaje multitudinario televisado en todo el mundo— más que un funeral ha sido una celebración. La celebración de una vida artística descomunal, irrepetible, de un fenómeno cultural que traspasó barreras de raza, edad, idioma y geografía. Un evento seguido por miles de millones de personas, convertido en el acto televisado con más audiencia de la historia. La última actuación de un hombre que ya es inmortal.

Y aunque ha habido momentos muy emotivos, lo cierto es que no deja de sobrevolar cierta sensación de injusticia. Porque Michael lo dio todo —literalmente todo— a su público y a su arte, y a cambio recibió un trato cruel, desmedido, por parte de esa misma sociedad que, con la misma facilidad con la que encumbra, destruye. La misma sociedad que convierte a los genios en sospechosos, a los distintos en monstruos y a los vulnerables en chivos expiatorios.

Pero el tiempo, a su modo, también restituye. Con el paso de los años, cuando el ruido se disipe, lo que quedará será la música. El arte. La voz. El baile. La emoción que despertaba su figura.

Lo demás, como ocurre con todas las leyendas, será materia de discusión. Pero el legado, ese, ya nadie lo podrá destruir.



No ha sido un adiós. Es el comienzo de una nueva era, un tiempo en el que aún quedan muchas cosas por descubrir. Cosas que Michael dejó guardadas, tal vez con la esperanza de que algún día fueran entendidas, especialmente por aquellos que lo seguimos no solo en sus días de gloria, sino también en sus momentos más oscuros y difíciles.

Porque ahora, de repente, todo el mundo lo recuerda con respeto. Ahora todos rinden pleitesía, como si nada hubiese pasado. Como si durante años no se hubiese hecho leña del árbol herido. Como si no se hubiese juzgado, señalado, ridiculizado. Es triste ver cómo, una vez desaparecido, el silencio sustituye a la crítica, y los mismos que ayer lo enterraban en vida hoy lo veneran como mito.

Gracias, Michael. Gracias por estos últimos 25 años de mi vida en los que siempre estuviste ahí, en forma de canción, de videoclip, de recuerdo. Por los momentos inolvidables que acompañaste sin saberlo. Por hacer más llevadero un mal día con solo pulsar el play. Por tu música, por tu entrega, por darlo todo —literalmente todo— y quedarte sin nada.

Gracias por dejarte la vida en el intento de hacérsela un poco más fácil a los demás. Hoy más que nunca, tu luz brilla más allá del escenario. Y aunque ya no estés, sigues aquí, en cada nota, en cada paso, en cada alma que aprendió a soñar contigo.

No es un final. Es un nuevo comienzo.

In our darkest hour
In my deepest despair
Will you still care
Will you be there
In my trials
And my tribulations

Through our doubts
And frustrations
In my violence
In my turbulence
Through my fear
And my confessions
In my anguish and my pain
Through my joy and my sorrow
In the promise
Of another tomorrow
I'll never let you part
For you're always in my heart

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Tú nos enseñaste que la niñez dura tanto como la vida misma. Nos mostrarte que el mundo no es tan imperfecto si hay sonrisas,y que acompañando los momentos con canciones, todos podemos tener la banda sonora de nuestra vida.
Tu legado será imborrable y formarás parte de los cuentos que contaremos a nuestros hijos, caracterizado como el único personaje que sólo tú podrias interpretar: el eterno niño, aquel que quedó en tierras de Nunca Jamás por siempre.

Alberto López Cordero dijo...

Mafalda: Precioso, de verdad, una maravilla lo que has escrito. Muchísimas gracias por dejarlo plasmado aquí en memoria del más grande artista de todos los tiempos. Besos.

Anónimo dijo...

es increible que tanto talento ya no este con nosotros que tanta creatividad ya solo sea un mito que tanto amor sea historia que tanta fantacia en su vida haya sido lo que acabo con su vida creo que el murio de tristesa de ver alas personas que solo les interesa el dinero

Alberto López Cordero dijo...

Anónimo: Te equivocas, ese talento permanecerá y esa creatividad será fruto de inspiración para muchos, como lo fué y lo está siendo. Se fué la persona, pero nos queda su esencia, su arte, su portentosa voz y su manera de expresarlo. Gracias.

Belén dijo...

Bueno, a ver qué nos cuentan ahora...

Besicos

Cristina Poulain dijo...

Como dijeron ayer "menuda fiesta tiene que haber ahora en el cielo", eso para los creyentes claro.

UN beso

Anónimo dijo...

Buenas tardes,de nada Alberto,paseaba por el google con el nombre de MICHAEL y aparecio este blog,las gracias te las doy a ti por rendirle este homenaje,que tambien saldra de tu corazon,como lo que yo escribi.

"PIENSA EN VERTIKAL".UN SALUDO.

Anónimo dijo...

DIOS TE VENDIGA QUERIDO MICHAEL TE LLEVAREMOS SIEMPRE EN NUESTROS CORAZONES Y EN NUESTRAS ALMAS TE RECORDAREMOS COMO LO QUE FUISTE UN SER MARAVILLOSO LLENO DE BONDAD QUE NO QUISIERON COMPRENDER VIVE POR SIEMPRE MICHAEL Y QUE TU MUSICA DURE POR MUCHAS GENERACIONES SIEMPRE EN MI CORAZON

Anónimo dijo...

anonimo:

Para ser el adios a una de las estrellas mas importante de todos los tiempos, a mi me parecio un reproche y una reindivicacion a la sociedad americana en post de los derechos de los afroamericanmos, en contraposicion a los verdaderos sentimientos expuestos por algunos de los contertulios de la ceremonia.