
Es curioso cómo a veces las piezas de la memoria y el tiempo encajan de forma inesperada. Hoy he recibido un libro que tenía encargado desde hace tiempo: El náufrago metódico, una antología poética de Luis Rosales, ese gran amigo de Federico García Lorca y, sin duda, un poeta extraordinario por derecho propio.
Esta misma noche, mientras veía en La 2 un documental sobre las pesquisas e investigaciones que realizó Agustín Penón en los años cincuenta acerca de la captura y asesinato de Federico, me ha sorprendido de nuevo la aparición de la imagen y la voz de Luis Rosales en la célebre entrevista que concedió a Soler Serrano para TVE en 1977. Parte de esa entrevista se puede encontrar en YouTube, aunque el fragmento que os dejo a continuación está extraído del documental Lorca, el mar deja de moverse, del cual ya he hablado en alguna ocasión.
Esas coincidencias, que parecen pequeños guiños del destino, me hacen pensar en la fuerza de la memoria, en cómo la historia, la poesía y el testimonio se entrelazan para mantener viva la llama de quienes marcaron para siempre nuestra cultura y nuestra conciencia.
Luis Rosales no solo fue testigo de aquellos trágicos momentos, sino también un portador de la voz de Lorca, un puente imprescindible entre el pasado y el presente. Hoy, entre el libro recién llegado y las imágenes de aquella entrevista, siento ese vínculo más cercano que nunca.Todo esto sucede en el día en que conmemoramos, o más bien recordamos, el vil y cobarde asesinato de Federico García Lorca. Un asesinato perpetrado por un grupo de descerebrados al mando de un gobernador civil que, consumido por el odio, ordenó la ejecución de nuestro gran poeta. Un hombre que, en palabras de Luis Rosales, solo se dejaba llevar por su ambición política, pero que jamás representó, ni representa ni representará absolutamente nada.
Junto a Lorca, siguen enterrados en algún lugar del barranco de Víznar cientos de inocentes ciudadanos cuyo único “delito” fue pensar de manera muy diferente a los fascistas que usurparon la democracia y la libertad de la sociedad española en 1936. Esos hombres y mujeres valientes, como Federico y tantos otros, pagaron con su vida por defender un ideal de justicia y convivencia.
Luis Rosales y Federico García Lorca, dos amigos, dos poetas que la historia quiso separar por la violencia y la barbarie, siguen vivos en la memoria de muchos de nosotros. Su obra, su compromiso y su legado permanecen como un faro que ilumina la lucha contra el olvido y la injusticia.
Hoy, más que nunca, recordarlos es un acto de resistencia y de amor a la verdad..
4 comentarios:
Sí que están muy presentes en la vida de muchos de nosotros. Gracias por compartir su recuerdo con nosotros y por el vídeo de la entrevista :D
Rosales ayudó a Federico, y eso le honra. Pero el que mandó ir a buscar al poeta no era una pieza suelta, ni un tipo que sólo se representaba a sí mismo. Era un eslabón en una cadena de dirigentes fascistas empeñados en cargarse a todos los que ellos consideraban ajenos a su tendencia (ni siquiera lo voy a llamar ideología) política. Federico, además de no ser fascista ni militarista, era poeta, era homosexual y era republicano. Tenía muchas papeletas para ser víctima de las hordas franquistas.
Rosales fue una excepción porque, siendo de derechas y no estando en contra del golpe, parece que trató de salvarlo de morir.
Lástima que no lo consiguió.
Fue una guerra, horrible y desalmada, en ambos lados hubo muertos de grandes hombres... como buena guerra que fue...
Una lástima
Besicos
García Lorca es uno de mis más grandes y constantes amores litearios en esta vida.
A Luis Rosales no lo conozco, pero nunca es tarde asì que gracias por dejarme esa inquietud. Buscaré algo de él por estos lados.
Abrazo !
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