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25.9.09

Patrick Swayze

Es cierto. Es posible que no fuera el mejor actor del mundo, ni que sus películas hayan entrado en los anales de la historia del cine como obras maestras incuestionables. Pero también es cierto —y no menos importante— que quien más, quien menos, ha visto alguna vez Dirty Dancing, Ghost o Rebeldes. Y aún más: que al verlas, muchos sentimos algo. Quizá ternura, nostalgia, romanticismo o simplemente el placer de una historia bien contada.

Patrick Swayze no fue Laurence Olivier ni Robert De Niro, ni falta que le hizo. Supo construir su lugar en la memoria colectiva no desde la perfección, sino desde la autenticidad. Porque hay intérpretes que, sin haber alcanzado el Olimpo de los premios o la crítica, se cuelan con naturalidad en nuestras emociones, y se quedan ahí. No sólo por lo que hicieron, sino por cómo lo hicieron. Y Swayze lo hizo con una mezcla de carisma, talento y entrega que lo convirtió en un icono.

Su carrera, más variada de lo que a menudo se recuerda, incluyó momentos brillantes en cine (A Wong Foo: ¡Gracias por todo, Julie Newmar!), en televisión (la inolvidable Norte y Sur, donde interpretó al confederado Orry Main) y en musicales como Grease, en sus inicios, donde dejó clara su habilidad para el baile mucho antes de que Baby se negara a quedarse en una esquina.

Desde que le fue diagnosticado un cáncer de páncreas, siguió trabajando. Lo hizo con una dignidad poco habitual en el despiadado universo del show business. En esta última etapa, mientras la prensa amarilla se cebaba con él —como acostumbra a hacer con quienes sufren—, Patrick salió al paso de los rumores más crueles. Incluso cuando una falsa noticia de su muerte corrió como la pólvora por los medios, tuvo el coraje de posar junto a su esposa en una fotografía tomada en su rancho. Una imagen serena, llena de verdad, donde mostraba que seguía vivo y que seguiría luchando hasta el final.

Creo que ya lo he dicho alguna vez en este espacio, pero no me resisto a repetirlo: el breve vídeo que cada año emite la Academia durante la ceremonia de los Oscar, aquel que rinde homenaje a quienes se han ido, se vuelve con el tiempo cada vez más familiar. Cada vez más cercano. Porque cada vez son más los que, de algún modo, formaron parte de nuestras vidas. Patrick Swayze falleció el pasado 14 de septiembre en Los Ángeles. En la misma ciudad en la que, apenas unos meses antes, el 25 de junio, nos dejó otra leyenda: la estrella de la canción más grande de todos los tiempos.

Hasta siempre, Orry Main.
Hasta siempre, Patrick.


 
Videoclip del tema "She´s like the wind" que el mismo interpretó y compuso incluido en la banda sonora de "Dirty Dancing" (1987), que tuvo un enorme éxito llegando al número 1 en varios paises.

9 comentarios:

Álvaro Dorian Gray dijo...

Un grande y, desde fuera, una gran persona que luchó contra su enfermedad hasta el final...
saludos y salud

Almendra Puck dijo...

Qué niña no se buscó un Patrick que la elevara hasta el cielo tras el salto mortal con los brazos en cruz...

Anónimo dijo...

Hola,si hay algo que exita hay arriba en el cielo,deberia de dejar a la gente buena en la tierra y llevarse toda la maleza,he seguido de cerca la enfermedad de este maravilloso actor,alguien cercano ami tambien la padece,seguro que tendra un lugar especial,donde se encuentre.
Miles de besos Patrick.

Saludos.

Cristina Poulain dijo...

Eché de menos este post =) Un beso

Anónimo dijo...

eeeee,,este comentario no va al cuento,,pero no se como decir ni como enviar a los blogs que visito que me he embarcado en una nueva azaña,que se llama
"MI DIARIO" no se como acabara..pero en ello pondre empeño.
mafalda-midiario.blogspot.com

gracias

CarmenS dijo...

Digno hasta el final... como actor era bueno pero como persona parece que tuvo la dignidad que merece nuestro último homenaje.
Dirty Dancing, con sus tópicos y sus cosillas cursis, es una película para ver de cuando en cuando. Por Patrick, por la chica y por la música.

Unknown dijo...

Todavía no lo asimilo. Para mí ni siquiera envejeció nunca.

Calle Quimera dijo...

Me alegro de tu vuelta.Un saludo.

Calle Quimera dijo...

Se echaba de menos este post... No sería uno de los grande-grandes, pero creo que ejerció su oficio con una enorme dignidad, la misma que empleó en vida.

Besos.