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7.5.20

Ozark

Puede parecer imprudente , quizá incluso osado, escribir acerca de una serie que apenas has comenzado, cuando solo llevas visualizados unos pocos capítulos. Más aún si consideramos que Ozark ha emitido ya tres temporadas completas y una cuarta espera, con la paciencia propia de las cosas bien construidas, su momento definitivo. Sin embargo, hay veces en que el impacto inicial de una ficción audiovisual es tan poderoso que uno se ve impelido a reflexionar en voz alta, o más bien en tinta, sobre lo que esa obra comienza a despertar.

Decidir qué serie ver puede convertirse en una tarea agotadora cuando acabas de finalizar una que ha colmado, e incluso superado,  tus expectativas. Las plataformas de streaming como Netflix, HBO Max o Amazon Prime Video ofrecen un menú casi infinito de opciones que, paradójicamente, dificultan la elección. La saturación de títulos, géneros, nacionalidades, formatos y promesas de excelencia puede abrumar al espectador más experimentado. A menudo uno se encuentra navegando sin rumbo por los catálogos, saltando de sinopsis en sinopsis, hasta que, extenuado, apaga el televisor. Y no siempre es la peor decisión.

Pero a veces ocurre que un artículo leído al azar, una conversación casual con un amigo de criterio fiable, o la sugerencia espontánea de tu pareja tras la cena , ese "¿qué vemos esta noche?" que abre tantas puertas,  te conduce a un título que, sin saberlo aún, puede convertirse en una experiencia narrativa absorbente. Así me sucedió con Ozark.

La serie, creada por Bill Dubuque y Mark Williams, arranca con una premisa inquietante: Marty Byrde, interpretado con sorprendente solvencia por Jason Bateman (a quien muchos recordábamos en registros cómicos), es un asesor financiero de vida aparentemente gris, casado con Wendy (Laura Linney, siempre magnífica) y padre de dos adolescentes, Charlotte y Jonah. Lo que se antoja al principio como un retrato de familia de clase media-alta en Chicago, pronto se revela como un escenario mucho más turbio: Marty lleva años blanqueando dinero para uno de los cárteles de droga más poderosos de México.

El castillo de naipes se tambalea de forma abrupta, y Marty se ve forzado a huir junto a su familia a una región ignota para él: Los Ozarks. ¿Y qué es exactamente Ozark? Se trata de una vasta región montañosa en el estado de Missouri, articulada en torno al lago homónimo ,creado artificialmente en 1931 al represar el río Osage,  que recibe millones de turistas al año. Un lugar pintoresco y aparentemente apacible, donde la naturaleza, el silencio y los árboles parecen prometer una segunda oportunidad. Nada más lejos de la realidad.

La serie transcurre, desde el primer capítulo, con un tono sombrío, deliberadamente contenido, donde los diálogos afilados y los personajes de una extraña ambigüedad moral se entrecruzan con escenas de violencia que estallan sin previo aviso. Hay algo en Ozark que recuerda , sin imitar, a Breaking Bad: esa tensión creciente entre lo doméstico y lo criminal, lo cotidiano y lo brutal. Pero aquí, a diferencia de la serie de Vince Gilligan, el protagonista no busca el poder ni el dominio: Marty no quiere triunfar, quiere sobrevivir. Es un personaje que no se deja seducir por el mal, sino que lo administra con frialdad burocrática, como quien gestiona una cuenta de resultados.

Jason Bateman, además de protagonizar, dirige con notable acierto los dos primeros episodios, y se consolida como un creador de tono: ese clima gris, casi asfixiante, donde la naturaleza parece cómplice del drama humano, se instala en el espectador desde el inicio y lo acompaña sin desfallecer.

Es cierto que uno apenas ha empezado a desbrozar los senderos narrativos de la serie, y sería prematuro emitir juicios concluyentes. Sin embargo, ya se intuyen las claves de una ficción que no se limita a entretener, sino que obliga a mirar dentro de los personajes, y por tanto, dentro de nosotros mismos. Ozark plantea dilemas éticos, cuestiona la moralidad de la supervivencia, y lo hace sin subrayados ni concesiones.

Habrá que ver cómo evoluciona, cómo se desarrollan las subtramas y qué lugar ocupará esta serie en el cada vez más complejo canon de la televisión de calidad. De momento, me quedo con la certeza de haber encontrado algo valioso, y con la sensación, tan rara en estos tiempos de vértigo digital, de querer seguir viendo no por ansiedad, sino por genuina curiosidad.
 

  


4.5.20

Trailer de Perry Mason




Perry Mason no es, como podría pensar algún despistado, un personaje sacado de un chiste de Chiquito de la Calzada. Aunque el nombre suene a vaquero con bufanda o a pianista de salón de los años 40, lo cierto es que se trata del protagonista de una de las sagas de novelas policíacas más influyentes del siglo XX. Nacido de la pluma de Erle Stanley Gardner en los años 30, Perry Mason era, y sigue siendo, un abogado criminalista que resolvía los casos más enrevesados con temple, ingenio y una ceja siempre arqueada en modo “lo tengo todo controlado”.

Los más veteranos —esos que aún distinguen entre Raymond Burr y Marlon Brando sin necesidad de Wikipedia— lo recuerdan por la mítica serie de televisión que arrasó en la pequeña pantalla entre finales de los años 50 y mediados de los 60. Raymond Burr se metió en la toga de Mason con la naturalidad de quien ha nacido para ello: serio, sobrio, y con una mirada que podía reducir al silencio al fiscal más lenguaraz. Más adelante, en los años 80, ya entrado en carnes y con ese aire de abuelo resolutivo, Burr retomó el papel en una serie de telefilmes que mantenían el espíritu clásico del personaje, aunque ya sin tanto ritmo como en su época dorada.

Pero, como suele pasar con los iconos, Perry Mason no podía quedarse en blanco y negro.
Ahora, en plena era de plataformas, cuando uno ya no sabe si está viendo cine, serie o tráiler eterno de algo que jamás comenzará, HBO ha decidido resucitar al mítico abogado. Eso sí, con nueva cara: Matthew Rhys, que viene de demostrar su solidez en The Americans, es quien se pone esta vez en el pellejo de Mason. Y al volante de la producción ejecutiva, ni más ni menos que Robert Downey Jr., en modo “industrial del entretenimiento” tras colgar el traje de Iron Man.

La nueva versión no es un simple “remake” con filtro de Instagram. Se trata de una reinterpretación más oscura, más psicológica, ambientada en un Los Ángeles de los años 30 que huele a sudor, polvo, corrupción y whisky barato. Es decir, el caldo de cultivo perfecto para un abogado que aún no lo es del todo, y que carga más con traumas que con jurisprudencia. Un Perry Mason más humano, más roto, y por lo tanto, más moderno.

Su estreno está previsto para el próximo 22 de junio, y en un mundo donde las salas de cine languidecen como videoclubs sin luz y la pandemia del COVID-19 ha dejado tocado al sector audiovisual, no queda otra que seguir apostando por el streaming… o volver a leer. Yo apuesto por ambas.

Veremos si esta nueva encarnación está a la altura del mito, o si simplemente se queda en otra de esas revisiones con estética cuidada pero alma escasa.
Perry Mason no necesita fuegos artificiales. Le basta con un buen caso, una sala de juicios, y esa última pregunta certera, lanzada justo antes del fundido a negro.


7.8.17

Narcos. Temporada 3



Una de las mejores y más exitosas series de los últimos años vuelve con una nueva temporada. Finiquitada la tremenda historia de Pablo Escobar, esta vez la trama de la serie se centra en el cartel de Cali, por lo que sigue situada en la siempre turbia Colombia. Algunos de los protagonistas que ya vimos en las dos temporadas enteriores vuelven a aparecer  como Pedro Pascal que interpreta al agente Peña y a Boyd Holbrook que da vida al agente de la DEA Steve Murphy. Al mismo tiempo hay nuevas incorporaciones y sobre todo, conocidos del cine y la televisión en nuestro país como las de Alberto Ammann o Javier Cámara y Miguel Ángel Silvestre, que interpretarán a miembros del famoso cártel de la droga Colombiana. Netflix, después del exitazo de las dos primeras entregas, ha vuelto a apostar por la historia de los narcotraficantes más célebres y sus circunstancias llenas de excesos y ya se anuncia una cuarta. El estreno será el próximo 1 de septiembre y para ir abriendo boca el espectacular trailer en el que nos avisa que "El día que Pablo murió, el cártel de Cali se convirtió en el enemigo público número uno. Se hicieron llamar los caballeros de Cali, los capos más grandes de la droga".