Se habló en este blog de...

27.3.07

¿Vuelve Forrest Gump?


odo —o casi todo— el mundo ha visto Forrest Gump, esa inolvidable fábula moderna que conquistó al público y a la crítica a mediados de los años 90. La película, dirigida con brillantez por Robert Zemeckis, no solo se alzó con seis premios Óscar —incluyendo el de mejor actor para Tom Hanks y mejor director—, sino que se convirtió en un auténtico fenómeno cultural. Hanks, en estado de gracia tras Philadelphia, se ganó definitivamente un lugar en el panteón del cine gracias a su interpretación de ese hombre sencillo cuya vida, casi por accidente, se cruza con los grandes hitos de la historia reciente de Estados Unidos.

Lo que muchos desconocen es que Forrest Gump está basada en una novela homónima escrita por Winston Groom. Y que, años después del éxito abrumador de la película, el autor publicó una continuación titulada Gump & Co.. En ella, el entrañable Forrest continúa su viaje por el absurdo y el asombro, interactuando esta vez con figuras destacadas de los años 80 y 90, desde Ronald Reagan hasta actores de Hollywood o estrellas del pop. La novela, con un tono algo más paródico y autorreferencial que la original, amplía el universo de Gump sin perder del todo su ternura característica.

El guionista Eric Roth —responsable del libreto original y ganador del Óscar por él— llegó a adaptar esta segunda parte para la Paramount Pictures hace ya más de una década. Sin embargo, problemas legales relacionados con los derechos de autor mantuvieron el proyecto en suspenso. Hoy, tras años de silencio, los rumores sobre su posible reactivación han vuelto a emerger. Al parecer, los obstáculos legales han sido finalmente resueltos, lo que abre la puerta, al menos en teoría, a una potencial secuela cinematográfica.

Y claro, la pregunta se impone: ¿volvería Tom Hanks a meterse en la piel de Forrest, ese personaje que ya forma parte del inconsciente colectivo? ¿Contaría la producción con la dirección de Zemeckis, pieza fundamental del engranaje que hizo posible la magia del original? De momento, no hay confirmaciones oficiales, pero el interés está servido.

Si algo nos enseñó Forrest Gump es que la vida es como una caja de bombones: nunca sabes lo que te va a tocar. Tal vez, en esta ocasión, nos vuelva a tocar una historia capaz de conmovernos, hacernos reír, y reconciliarnos —aunque sea por un rato— con la humanidad.


19.3.07

Kevin Carter. La fotografía que le costó la vida

El fotógrafo de guerra Kevin Carter captó una de las imágenes más estremecedoras del siglo XX en Sudán, en marzo de 1993. Durante más de veinte minutos, contempló una escena que condensaba el horror y la indiferencia del mundo: una niña desnutrida, desplomada sobre la tierra árida, apenas con fuerzas para respirar, mientras un buitre la acechaba a unos metros, esperando pacientemente su agonía. Carter, cámara en mano, aguardó en silencio el momento preciso para inmortalizar el símbolo perfecto del desastre humanitario.

Tras tomar varias fotografías, se alejó del lugar. Una de aquellas imágenes sería portada de The New York Times y, al año siguiente, le valdría el Premio Pulitzer. Dos meses después de recibir el galardón, Kevin Carter se suicidó. Tenía 33 años.

La pregunta que le perseguiría hasta el final era tan sencilla como devastadora: “¿Y después, ayudaste a la niña?” La respuesta, que nunca pudo dar sin ser incomprendido, encerraba un dilema moral profundo. Carter no ayudó a la niña. Si lo hubiera hecho, si se hubiera implicado, no habría captado aquella imagen. No habría dado testimonio.

Y ahí reside el nudo trágico de la historia. Porque esa fotografía —una de las más impactantes jamás publicadas— sacudió conciencias, provocó protestas, despertó donaciones, y obligó a mirar donde antes nadie quería mirar. Pero también lo destruyó por dentro. Nadie, ni su entorno más cercano, logró comprender del todo el conflicto ético al que se enfrentaba: si intervenía, salvaba una vida. Si no lo hacía, podía salvar miles.

Carter no fue indiferente. Fue víctima de su propia sensibilidad, de la contradicción de querer denunciar el mal sin poder remediarlo directamente. Fue testigo de un mundo donde el horror sucede a plena luz del día y donde la ayuda, muchas veces, no llega.

En su nota de despedida escribió:
"Estoy deprimido... sin teléfono... sin dinero para el alquiler... sin dinero para la manutención de mi hija... sin dinero para las deudas... dinero. Estoy perseguido por los vívidos recuerdos de asesinatos y cadáveres y rabia y dolor... de niños hambrientos o heridos, de locos armados, de verdugos... Me voy para reunirme con Ken."

Kevin Carter no fue un héroe ni un villano. Fue un testigo. Un hombre que miró demasiado tiempo al abismo… y el abismo terminó por devolverle la mirada.


18.3.07

Alfredo Landa se despide

Uno de esos actores que todos, de alguna forma, sentimos “como de la familia” ha decidido bajar el telón de su carrera. Ha compartido con nosotros cientos de tardes frente al televisor, especialmente en aquellos años en que las “españoladas” dominaban la programación de TVE y nuestras casas se llenaban de risas, ocurrencias, besos robados y pícaros enredos con final feliz. Alfredo Landa, el eterno pícaro con alma de galán tímido, ha dicho adiós a los escenarios y a las cámaras a los 74 años.

Se marcha con elegancia, con la misma naturalidad con la que aparecía en pantalla. “Cuando se pierde la pasión, hay que decir adiós, tranquilamente”, ha declarado, con esa mezcla de firmeza y lucidez que sólo otorgan los años y el oficio vivido a fondo. Ni Spielberg ni Scorsese lo harían cambiar de opinión, dice. Y le creemos. No busca aplausos de última hora, ni vueltas triunfales. “No voy a ser como los toreros, con todos los respetos”, añade, dejando claro que para él, el final no es un número más en taquilla, sino un gesto, una decisión íntima y firme. “Toda mi vida he pensado que un apretón de manos tenía más valor que cualquier frase. Me voy con un apretón de manos”.

Se despide también con una reflexión amarga, aunque lúcida, sobre el estado actual del cine: “el mensaje que ahora me llega del cine es que no hay amor, no hay talento y no hay creatividad”. Tal vez tenga razón. Tal vez ya no existan personajes como los suyos, ni historias que miren al espectador con la complicidad de quien sabe que la vida, aun siendo dura, merece ser contada con ternura, ironía y humanidad.

Afortunadamente, el Festival de Málaga ha sabido rendirle homenaje en vida, algo poco habitual en este país donde tantas veces preferimos los panegíricos a título póstumo. Más de cien películas —El crack, Los santos inocentes, La vaquilla, El bosque animado, La marrana…— quedan como legado de un actor irrepetible, versátil, popular y profundo, que supo evolucionar desde la comedia más costumbrista hasta el drama más contenido, sin perder nunca esa verdad tan difícil de fingir.

Desde este pequeño rincón, mi homenaje personal. No sólo a uno de los actores más queridos de nuestro cine. También, y sobre todo, a uno de los mejores. Que usted disfrute de su merecido descanso, Don Alfredo. Y gracias por tantas historias, por tantas emociones, por tanto cine. Nos queda su memoria viva, encendida en cada escena.


14.3.07

Se vende el castillo de Drácula

No es broma. El castillo en el que residió —al menos durante parte de su inquietante existencia— Vlad Tepes, más conocido como Vlad el Empalador, figura histórica que inspiró a Bram Stoker para dar vida al eterno conde Drácula, ha salido al mercado inmobiliario. Así, como quien vende un dúplex en la periferia o un apartamento con cocina americana. La diferencia, eso sí, radica en el precio... aunque, siendo sinceros, tal y como está el mercado inmobiliario en España, pronto dejará de ser tan abismal.

Tras la caída del régimen de Ceaușescu en 1989, la princesa Ileana —quien durante años vivió exiliada— volvió a Rumanía con la firme intención de recuperar su legado patrimonial. Uno de sus principales objetivos: el castillo de Bran, una joya de piedra encaramada en los Cárpatos y con siglos de historias reales y ficticias clavadas en sus muros. No fue fácil. Hubo que enfrentarse a un sinfín de trámites, litigios, gestiones y burocracia rumana de la más densa. Pero en mayo del pasado año, por fin, la familia Habsburgo recuperó su propiedad tras desembolsar unos modestos 20 millones de euros. Peccata minuta para quien se precie de tener linaje y ambición.

El plan, naturalmente, era venderlo por una cifra bastante más elevada, alegando que el mantenimiento del castillo no es precisamente como el de una casa de campo en La Vera. Ya hay inversores interesados y propuestas para convertirlo en parque temático. No se sabe aún si rendirá culto a Vlad Tepes, figura histórica de oscura brutalidad, o al conde Drácula, icono pop, gótico y eterno, amante del buen vino... si es rojo y con cuerpo.

Yo, por mi parte, ya he hecho números. Sólo me faltarían unos 100 millones de euros —nada que no resuelva una buena primitiva— para hacerme con él. Prometo ser un propietario ejemplar: empezaría por alicatar la sala de ataúdes, sanear la cripta y convertir la torre oeste en salón de baile. Imaginen ustedes los fines de semana rurales con vistas a los Cárpatos, copas de sangre (o de Rioja, que viene a ser parecido) y noches eternas al ritmo de Bauhaus o The Cure.

Así que ya saben. Si algún alma caritativa desea contribuir a esta noble causa, acepto donativos. A cambio, prometo invitaros a la inauguración. Dress code: capa negra, mirada penetrante y mucha, mucha sed.


12.3.07

The Connells - '74-'75

Hoy me acordé de esta canción y del magnífico video que la acompaña. Los años, esas unidades de medida...

11.3.07

De Madrid al cielo


En humo, la ciudad se despierta
En la desolación y el desconsuelo
De voces rotas y miradas yertas
Marzo se llenó de miedo

Sin más necesidad que seguir vivos
Enterraremos hoy a nuestros muertos
Tantos brazos se quedarán vacíos
Y heridas tantas almas, tantos cuerpos

Llenaremos las calles por ti
Prenderemos velas a nuestro paso
Con las manos blancas y así
De Madrid al cielo, que no os olvidamos

Nuestras almas la voz y la palabra
Nuestra meta continuar unidos
Y sembrar el camino de esperanza
Luchando por la paz que hoy elegimos

Dibujaremos interrogaciones
Cubriremos Atocha de claveles
De nuevo habrá quién viaje en los vagones
Y quien espere en los andenes

Lloraremos de rabia por ti
Limpiarán la lágrimas el odio
Hoy vestida de luto Madrid
Y con ella el mundo un poco más roto

Lloraremos de rabia por ti
Limpiarán laS lágrimas el odio
Hoy vestida de luto Madrid
Y con ella el mundo un poco más roto

Llenaremos las calles por ti
Prenderemos velas a nuestro paso
Con las manos blancas y así
De Madrid al cielo, que no os olvidamos
De Madrid al cielo, que no os olvidamos

ELENA BUGEDO.

Nadie olvida

Hoy, tres años después de aquel terrible día vemos como todo sigue igual de politizado y manipulado tanto por unos como por otros. Que cada cual lo vea desde el punto de vista que le de la gana, pero que a nadie se le olvide.

7.3.07

García Márquez, 80 años de un genio


El autor de esta fotografía, Francis Giacobetti, estaba fascinado desde siempre por el escritor de lengua española. El día convenido para la sesión fotográfica esperaba en su estudio a una gran comitiva que acompañase a el premio Nobel de literatura de 1982. En su lugar se encontró a un hombre discreto que intentaba averiguar el piso mirando en los buzones. "¿Viene solo?", le preguntó. El escritor le contestó con una media carcajada: "No se extrañe, llevo ya cien años de soledad".

6.3.07

Adios maestro.

Hay un librito que suelo ojear con frecuencia, como quien visita a un viejo amigo cuya ironía no envejece: La cadena, de José Luis Coll. Más que un diccionario, es un juego de espejos lingüísticos, un artefacto de humor inteligente, sencillo en apariencia, pero afilado como un bisturí. Coll, con mirada aguda y verbo preciso, encadenaba palabras y definiciones como eslabones de una reflexión lúdica, crítica, a veces sarcástica y en ocasiones —sí, también— lírica. Con él, el lenguaje volvía a ser una fiesta y una trampa, una verdad disfrazada de chiste o un chiste que escondía verdades incómodas.

Uno de los ejemplos que mejor resume su ingenio:

RETROCEDER: Intentar llegar al lugar de donde nunca debimos haber...
SALIDO: Dícese del hombre que hace el amor frecuentemente con su propia...
ESPOSA: Argolla metálica que se aplica a las muñecas del reo, o mujer que hace reo al...
MARIDO: Héroe...

Y así, palabra tras palabra, frase tras frase, La cadena nos atrapaba con la sutileza de quien ha observado mucho y ha juzgado poco, pero ha entendido todo.

Hoy, José Luis Coll ha fallecido en Madrid a los 75 años. Se va un nombre imprescindible del humor español del siglo XX. Para el recuerdo queda su inconfundible tándem con Luis Sánchez Pollack, el inimitable Tip. Juntos, Tip y Coll fueron una revolución sin estruendos: elegancia, ingenio, juego de palabras y una mirada absurda —pero lúcida— sobre la vida cotidiana. Una pareja cómica de las que ya no se estilan, capaces de convertir una conversación sin sentido en alta literatura del disparate.

También nos deja sus brillantes intervenciones en programas de debate —donde hacía del comentario agudo un arte—, sus colaboraciones radiofónicas, sus artículos cargados de sátira, y sus otros libros no menos celebrados, como Epitafios o El eroticoll, donde la mordacidad y el ingenio se daban la mano con un toque de provocación.

En su memoria, seguiré felicitando a mis amigos el día de su cumpleaños con otra de sus definiciones brillantes, heredada de ese libro que tanto disfruto:

AÑOS: Unidades de medida que advierten, pero no perdonan.

Nos deja uno de los grandes. Un artesano de la palabra, un domador de la lógica, un observador tierno y feroz de la condición humana. Gracias por enseñarnos que el humor también puede ser una forma de inteligencia. Que la tierra te sea leve, maestro.

2.3.07

Cinco títulos para un mismo film.

Poco antes del estallido de la Segunda Guerra Mundial, el alto mando alemán inició una investigación tan secreta como delirante sobre los poderes sobrenaturales. Viejas leyendas hablaban de una raza de guerreros que no usaban escudos ni espadas, porque su fuerza, decían, provenía directamente de la tierra. Mientras Alemania desplegaba sus engranajes bélicos, las SS reclutaban en la sombra a un puñado de científicos para crear el arma definitiva: el soldado invencible. Se dice que los cuerpos de soldados muertos en combate eran enviados a un laboratorio clandestino cerca de Koblenz, donde eran objeto de siniestros experimentos. Rumores de la época hablaban de escuadrones alemanes que peleaban sin armas, aniquilando con las manos desnudas. No se sabe quiénes fueron, ni qué fue de ellos. Lo único cierto es que, de todas las unidades de las SS, hubo una cuyos miembros jamás fueron capturados…

Así comienza Shock Waves, película dirigida en 1977 por un tal Ken Wiederhorn. Lo confieso: esa introducción me atrapó. Toquetea sin disimulo en los cajones oscuros del ocultismo nazi, ese magma de mitología y paranoia que ha alimentado novelas, documentales, conspiranoias de bar y —cómo no— las correrías arqueológicas de Indiana Jones.

Últimamente me ha dado por bucear en esa gloriosa e injustamente menospreciada serie B de toda la vida. Me refiero a esos films de ciencia ficción de los 50 y 60 —plagados de criaturas atómicas y platillos que cuelgan de hilos— o a aquellos títulos bélicos y terroríficos que nos mantenían hipnotizados en las sesiones matinales gratuitas de los sábados, cortesía del ayuntamiento, allá por los primeros ochenta, en la casa de la cultura, donde el sonido rebotaba más que las pelotas Nivea de la feria.

El problema con Shock Waves comienza cuando uno intenta buscar información. Resulta que la criatura tiene hasta cinco títulos distintos, dependiendo de dónde y cómo se la mire. En los créditos iniciales, en su idioma original, se presenta como Shock Waves, mientras una voz en off en español —sobria pero cómplice— nos la vende como Ondas de choque. Hasta ahí, todo bien. El lío empieza cuando ni en la filmografía de Peter Cushing ni en la de John Carradine aparece tal título. En Estados Unidos, sin ir más lejos, se la conoce también como Death Corps, un nombre mucho más preciso si uno tiene en cuenta que el argumento gira en torno a un comando de zombis nazis de las SS, diseñados en laboratorio y sumergidos en un prolongado letargo bajo las oscuras aguas del océano. Hasta que, claro, algún imprudente perturba la siesta y los muchachos deciden salir a estirar las piernas.

Pero la cosa no termina ahí. En España también se ha distribuido bajo los títulos de Terror en las aguas y La isla de los nazis submarinos, que suena a chiste de Gila pero va en serio. En fin, títulos para todos los públicos.

Lo cierto es que, más allá de estas piruetas de nomenclatura, Shock Waves merece una oportunidad, aunque solo sea por ver a un Peter Cushing en piloto automático y a un John Carradine ejerciendo de viejo sabio loco mientras se toma un daiquiri al borde de una piscina infestada de zombis. Es cierto que aguantar la risa resulta complicado —incluso en los momentos teóricamente tensos— pero es que esto no es solo una película: es un monumento kitsch, una cápsula de serie B con sabor a celuloide rancio y a gloria nostálgica.

Una de esas joyitas imperfectas que, precisamente por sus costuras mal cosidas, brilla como solo puede hacerlo lo que no pretende ser perfecto.


1.3.07

Hostel II

Hoy en día, cualquier recurso parece válido a la hora de promocionar una película. La industria del cine, cada vez más cercana al marketing salvaje que a la creación artística, se sirve de toda clase de estrategias —más o menos discutibles— para asegurarse un lugar en el saturado escaparate audiovisual. Sirva como ejemplo este cartel promocional de Hostel: Part II, secuela del exitoso y sanguinolento Hostel, producido por el ubicuo y controvertido Quentin Tarantino.

En esta continuación, el esquema narrativo se recicla sin complejos: si en la primera entrega eran dos jóvenes mochileros norteamericanos los que se veían atrapados en la macabra red de torturas para millonarios con instintos psicopáticos, ahora serán tres chicas —jóvenes, guapas y desprevenidas— las que, en pleno viaje de estudios por Europa, descubrirán que el exótico hostal eslovaco que les sirve de alojamiento encierra un secreto que sería la envidia de cualquier mente enferma.

La película no se anda con sutilezas. Es cine de vísceras, de grito fácil y susto asegurado, una montaña rusa visual que busca provocar más que narrar. El espectador no asiste a un relato, sino a un desfile de atrocidades estilizadas, con la promesa implícita de transgredir los límites de la tolerancia moral y estética. Todo está al servicio de la experiencia sensorial extrema.

¿Recomendable? Para amantes del gore explícito, la violencia sin filtros y la adrenalina cinematográfica que no se detiene a contemplar el paisaje. Para el resto, probablemente resulte excesiva, o incluso gratuitamente cruel. Pero lo que nadie puede negar es que Hostel: Part II es fiel a su propuesta: mostrar lo peor del ser humano... con banda sonora inquietante y luces de neón.


26.2.07

Los Oscars. Aciertos y desaciertos.


MEJOR PELÍCULA: "Infiltrados", de Martin Scorsese.
MEJOR DIRECTOR: Martin Scorsese por "Infiltrados".
MEJOR ACTOR: Forest Whitaker por "El último rey de Escocia".
MEJOR ACTOR SECUNDARIO: Alan Arkin por "Pequeña Miss Sunshine".
MEJOR ACTRIZ: Helen Mirren por "La Reina".
MEJOR ACTRIZ SECUNDARIA: Jennifer Hudson por "Dreamgirls".
MEJOR GUIÓN ADAPTADO: William Monahan por "Infiltrados".
MEJOR GUIÓN ORIGINAL: Michael Arndt por "Pequeña Miss Sunshine".
MEJOR PELÍCULA EN LENGUA EXTRANJERA: "La vida de los otros" (Alemania).DIRECCIÓN DE ARTE: "El laberinto del fauno" (Eugenio Caballero y Pilar Revuelta).
DIRECCIÓN DE FOTOGRAFÍA "El laberinto del fauno" (Guillermo Navarro).
VESTUARIO: "María Antonieta" (Milena Canonero).
EDICIÓN: "Infiltrados" (Thelma Schoonmaker).
MAQUILLAJE: "El laberinto del fauno" (David Marti y Montse Ribe).
BANDA SONORA: "Babel" (Gustavo Santaolalla).
CANCIÓN ORIGINAL: “I Need to Wake Up” de "Una verdad incómoda" (Melissa Etheridge).
EDICIÓN DE SONIDO: "Cartas desde Iwo Jima" (Alan Robert Murray).
MEZCLA DE SONIDO: "Dreamgirls" (Michael Minkler, Bob Beemer y Willie Burton).
EFECTOS VISUALES: "Piratas del Caribe: El cofre del hombre muerto" (John Knoll, Hal Hickel, Charles Gibson y Allen Hall).
PELÍCULA ANIMADA: "Happy Feet", de George Miller.
DOCUMENTAL: "Una verdad incómoda", de Davis Guggenheim.
CORTOMETRAJE FICCIÓN EN ACCIÓN REAL: “West Bank Story”, de Ari Sandel.
CORTOMETRAJE DOCUMENTAL: “The Blood of Yingzhou District”, de Ruby Yang y Thomas Lennon.
CORTOMETRAJE ANIMADO: “The Danish Poet”, de Torill Ko

Este es el listado completo de ganadores de esta edición de los Oscars. Finalmente, y como era de prever, Pe no se llevó la ansiada estatuilla.

La gran sorpresa llegó en la categoría de mejor película extranjera, donde casi todos daban por segura la victoria de El laberinto del fauno. Al final, se quedó sin el premio principal, aunque esa decepción se alivió un poco gracias a los otros tres galardones que se llevó la película.

En la categoría de mejor actor secundario, el premio fue para Alan Arkin, para desilusión de muchos, incluido un seguro Eddie Murphy, que se quedó con las ganas.

Pero en los dos premios más importantes, creo que se hizo justicia: Martin Scorsese, uno de los directores más grandes de la historia del cine, conquistó finalmente la gloria con su película Infiltrados, que fue además coronada como la mejor película de la noche.

Después de años de espera, la séptima nominación fue la buena para Scorsese, y esta vez sí, el Oscar le ha reconocido donde siempre debió estar.


25.2.07

Los Oscars. Mi pronóstico


Mejor Película :Infiltrados
Mejor Director: Martin Scorsese por Infiltrados
Mejor Actor principal: Will Smith por En busca de la felicidad
Mejor Actriz principal: Kate Winslet por Little Children
Mejor Actor secundario: Eddie Murphy por Dreamgirls
Mejor Actriz secundaria: Adriana Berraza por Babel
Mejor Guión original: El laberinto del fauno
Mejor Guión adaptado: Infiltrados
Mejor Película de habla no inglesa: El laberinto del fauno
Mejor Fotografía: La dalia negra
Mejor Montaje: Infiltrados
Mejor Maquillaje: El laberinto del fauno
Mejor Banda Sonora:El laberinto del fauno
Mejor Canción: Dreamgirls (alguna de las 3)
Mejor Película de animación: Cars
Mejor Largo Documental: Una verdad incómoda
Mejores Efectos Especiales: Superman returns
Mejor Sonido: Piratas del Caribe 2
Mejor Montaje de Sonido: Piratas del Caribe 2
Mejor Dirección Artística :El laberinto del fauno
Mejor Vestuario: El diablo viste de Prada
Mejor Cortometraje: Éramos pocos

Pues bien, aquí va mi quiniela previa a los Oscars que, como cada año, se celebran esta madrugada en Los Ángeles. Aunque el Oscar a la mejor actriz parece más que cantado para Helen Mirren, yo me la juego con Kate Winslet, que me parece una actriz magnífica. Eso sí, confieso que no he visto la película por la que está nominada, pero si resulta que se lo dan, pues ya tengo excusa para presumir.

En cuanto a Will Smith, aunque creo que se lo merece, no veo claro que vaya a llevárselo. Por el contrario, apuesto por Eddie Murphy —ojalá me equivoque, pero así lo siento.

Lo de los Oscars, en fin, es como siempre: espectáculo garantizado, puesta en escena extraordinaria, y la clásica sensación de que ni siempre están los que deberían ni siempre ganan los que merecen.

Eso sí, muy acertado el homenaje honorífico para Ennio Morricone, un auténtico maestro de la música cinematográfica.

Y a ver si El laberinto del fauno no se queda con las manos vacías; ojalá.

Más que un pronóstico, este es un deseo, una forma de repartir la gloria como a mí me gustaría que fuera.


23.2.07

Supergarcía

José María García ha vuelto por la puerta grande, con más arte que un torero en feria, y ha lanzado un reto público a TVE digno de un duelo de honor: que emitan la entrevista completa que le hizo Jesús Quintero en La Primera, para que todos podamos calibrar si en ella hay un solo insulto o si, por el contrario, se trata de la mejor clase magistral de opiniones bien sazonadas con verdad y mala leche.

Hace unos días, la noble TVE, en un acto que haría enrojecer al mismísimo censor de antaño, decidió cortar y pegar a su antojo y emitir sólo un brevísimo fragmento donde nuestro ilustre “Supergarcía” se permitía criticar —muy suavemente, casi con guante blanco— al presidente de RTVE, Luis Fernández. La excusa oficial fue que la entrevista “no contenía opiniones, sino insultos”. Ahí es nada.

Pero como diría el clásico, “el que a buen árbol se arrima, buena sombra le cobija”: García, más conocido en ciertos ambientes como “Butanito”, convocó sin titubeos una rueda de prensa en la Asociación de la Prensa de Madrid y, con aire de caballero medieval, desafió a TVE a emitir el metraje completo. Total, la entrevista dura dos horas y, por lo visto, en TVE sólo querían regalarnos 48 minutos de versión light. La misma noche de la emisión, Jesús Quintero le comunicó que la habían “suavizado”. Censura en pleno siglo XXI, diría García, que añadió con sorna: “Franco no ha resucitado, pero la censura conmigo sí”.

En esta entrevista, que él mismo califica no como “dura” sino “durísima”, se abordan temas que harían temblar hasta al más pintado: la Conferencia Episcopal, el ex presidente Aznar, la enigmática muerte del buceador Antonio Herrero, el imperio Prisa con su emperador Polanco, y la COPE con Losantos como estandarte. Todo ello servido con la sinceridad brutal que sólo un periodista con ganas de verdad puede ofrecer.

Mientras tanto, Quintero guarda silencio, quizás meditando si la valentía tiene un precio demasiado alto. García, por su parte, asegura que el cotarro mediático sigue siendo un festín para “el imperio del monopolio” que él lleva años señalando con su proverbial verbo afilado.

En fin, el regreso de José María García parece inminente. Y a muchos les entrarán sudores fríos sólo de pensarlo. Porque cuando vuelve “Supergarcía”, la fiesta no la pone la censura, sino la verdad sin tapujos.


22.2.07

Billie Jean

No es una simple actuación televisiva; detrás hay toda una historia.

Se celebraba el 25 aniversario de Motown, el emblemático sello discográfico que desde principios de los años 60 llevó la música afroamericana a todo el mundo. Artistas como Jackie Wilson, James Brown, The Commodores, Lionel Richie, Diana Ross, The Supremes, y por supuesto, los Jackson 5 —junto con los primeros trabajos en solitario de Jermaine y Michael Jackson— formaron parte de su catálogo legendario.

Las imágenes son de 1983, durante una gala televisada a medio planeta donde la mayoría de estas leyendas, junto a nuevas estrellas de la época, subieron al escenario para celebrar.

Los hermanos Jackson, aunque ya no pertenecían a Motown, fueron invitados por Berry Gordy a revivir su época dorada. Aceptaron, pero pusieron una condición: si ellos salían al escenario, Michael cantaría un tema de su recién estrenado disco Thriller, producido por Quincy Jones para CBS.

Así, ofrecieron un emotivo y magistral medley con los grandes éxitos de su primera etapa. Luego llegó el turno de Michael, que agradeció el aplauso recordando aquellos tiempos, pero dejando claro que lo importante eran las nuevas canciones. Y comenzó la música.

Pocas veces se ha visto una actuación tan fresca, novedosa y memorable. Con su característico “moonwalk”, esos pasos hacia atrás que hicieron vibrar a la escena break dance de la época, Michael marcó un antes y un después.

Después de aquella actuación, las ventas de Thriller se dispararon. Y tras la emisión del videoclip que da título al álbum, en 1984 se alcanzó la increíble cifra de un millón de discos vendidos por semana, cifra que a día de hoy supera los sesenta millones, un récord prácticamente imposible de superar.

El resto ya es historia del pop-rock… aunque a más de uno le disguste.

Eran otros tiempos.

20.2.07

Arroyo de San Serván

Uno no es solamente del lugar que lo vio nacer —en mi caso, Mérida—. También lo es, aunque sea en parte, de todos aquellos lugares que han dejado alguna huella en su vida. Lugares en los que se ha sentido, querido, o formado parte de su entorno, aunque fuera por un breve intervalo de tiempo. Zafra, Bolonia, La Antilla, o más recientemente El Portil, y hasta Madrid, ciudad que durante un tiempo me robó más tranquilidad que alegrías, pero cuyos sinsabores ya casi se han desvanecido, como tantas otras batallas que, vistas con distancia, se tornan en simple recuerdo.

El salto desde la capital al pequeño pueblo de Arroyo de San Serván fue, en cierto modo, abrupto. De la urbe caótica al sosiego de lo sencillo. Un cambio que al principio puede parecer brusco, pero que se revela pronto como una bocanada de aire limpio. Porque un pueblo no lo hacen únicamente sus calles o su paisaje: lo hacen, sobre todo, sus gentes. En este caso, personas amables, sencillas y cercanas, que lograron que aquel año casi entero de 2005 resultase mucho más grato de lo que en principio imaginaba.

En Arroyo se respira tranquilidad desde el primer día. Te das cuenta cuando no necesitas dar cuarenta vueltas para aparcar, y eso, en los tiempos que corren, no es poca cosa. El trazado de sus calles no es enrevesado ni caprichoso; hay en su urbanismo una suerte de frescura y sencillez que se agradece. Aunque en verano, con la vegetación escasa y los campos áridos, el sol no perdona: cae con saña sobre la piedra y las paredes encaladas. Y en invierno, cuando uno camina por las calles que miran hacia la sierra, el viento te golpea con esa rudeza limpia que solo puede recomendar un buen dermatólogo como tratamiento natural para arrugas y patas de gallo.

Aún conservo en la memoria el nombre de muchas de sus calles: Avenida de Extremadura, Grupo Escolar, Badajoz, Velázquez, La Santa Cruz, Cubillana, Franco García Sánchez... Allí estaban aquellos chavales que yo llamaba los “pies descalzos”, no porque anduviesen sin calzado, sino porque todo en ellos olía a libertad y a tardes de fútbol en la plaza. A gastar suelas sólo en lo imprescindible.

Fueron días tranquilos y amables, de los que, con el paso inevitable del tiempo, uno se sorprende evocando con cada vez más cariño. Especial recuerdo conservo de mis compañeros en aquella peculiar oficina de Correos —una panadería en tiempos pasados—, de Pepa y de Juanmi, con quien me prometí volver algún día a compartir unas cervezas en el bar de los hermanos Moreno. Lo haré. Palabra.

Siempre me quedó la duda: si los patrones del pueblo son San Serván y San Germán, ¿por qué no se menciona al segundo en el nombre del lugar? Misterios que ni las placas conmemorativas resuelven.


19.2.07

Romanesca

Fue en Badajoz, en su tradicional mercadillo dominical, hace ya cerca de tres años, cuando por primera vez me topé con este curioso y delicioso vegetal. En aquella ocasión, el vendedor nos informó que se llamaba simplemente “Romaneja”, nombre con el que nos quedamos desde entonces. Sin embargo, hace apenas unos días, en un supermercado de Almendralejo, volví a encontrarla, aunque esta vez el cartelito en la sección de hortalizas la denominaba “Romanesca”. Tras indagar un poco en la red, parece ser que este último es su auténtico nombre.

Es una verdura singular y llamativa, que podría considerarse el fruto de la hibridación entre un brócoli y una coliflor tradicional. Su sabor recuerda a ambos, aunque en textura y consistencia les supera con creces, otorgándole un carácter más firme y a la vez delicado.

Recuerdo que Juan Antonio Canta decía que la coliflor es el “cerebro vegetal”, servido en mayonesa con un toque de filosofía... En este caso, la Romanesca no desmerece acompañada de mayonesa, pero mi predilección personal se decanta por otro camino: tras cocerla ligeramente, preparo un sofrito donde se mezclan cebolla finamente picada, ajos laminados y pequeños trozos de pimiento. A ese conjunto añado una pizca de mezcla de pimientas, un toque sutil de pimentón picante y una pizca de sal. Finalmente incorporo la Romanesca a la sartén para que se impregne con las esencias del sofrito y la dejo dar unas vueltas suaves. El resultado es un plato sencillo, pero lleno de matices y satisfacciones.

De vez en cuando, uno debe dejar salir al Arguiñano que todos llevamos dentro y regalarnos pequeños placeres como este, que reconfortan el paladar y el alma.


15.2.07

Windows vista...hasta la vista¡¡¡


Windows Vista, el último y más "sofisticado" sistema operativo de Microsoft, está dando mucho que hablar. El rumor más extendido —y el que más alarma ha generado— es que viene plagado de sistemas de protección anticopia y bloqueo de contenidos, supuestamente por presión de entidades como la MPAA, la RIAA o la SGAE, con la excusa de luchar contra la piratería.

El problema es que estos sistemas no son opcionales ni fáciles de desactivar: están integrados en la programación básica del sistema operativo. Es decir, vienen de fábrica, y no se pueden quitar ni rodear fácilmente.

¿El resultado? Pues que si te instalas Windows Vista, o compras un ordenador que lo traiga preinstalado, puedes encontrarte con que no puedes ver ni grabar vídeos, escuchar música o pasar archivos multimedia, aunque los hayas comprado legalmente. Sí, así de surrealista. El DRM que trae integrado puede impedirte, por ejemplo, pasar una canción desde un DVD original a tu reproductor MP3. O grabar un CD con una selección de temas comprados legalmente para el coche. O incluso reproducir una película en tu propio ordenador si no tienes un reproductor "aprobado" por Microsoft y los fabricantes de contenidos.

Y aquí es cuando ya se les va de las manos. Porque hablamos de usuarios legítimos, que han pagado por sus contenidos. Y, aun así, no tienen libertad para usarlos.

Dicen que, si intentas saltarte estas restricciones, el sistema lo detecta y rebaja la calidad del vídeo o del sonido, o directamente lo bloquea. Vamos, que chungo, chungo.

Ante este panorama, la única solución lógica es no instalar Windows Vista y rechazar cualquier ordenador que lo traiga preinstalado. Sigue con Windows XP, o —mejor aún— plántate y pásate a un sistema operativo libre, como Linux. Si Microsoft ve que la gente le da la espalda por este tipo de abusos, tal vez se lo piense mejor la próxima vez.

Conmigo, lo llevan claro.