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31.12.08

Goodbye 2008

El sentimiento generalizado, a nivel mundial, es que tú, año 2008, al marcharte, tanta paz lleves como descanso dejas. Para 2009, muchos creen entrever rayos de luz y esperanza allá en el horizonte. ¿Un espejismo? ¿Acaso lo peor está aún por llegar, como algunos auguran? ¿Y no son los mismos que vaticinaban un buen 2008 en lo económico? Quién sabe. Hay disparidad de pareceres a la hora de intentar adivinar qué nos deparará este año que está a punto de comenzar.

Sin poder evitarlo, me viene a la mente aquella frase de Bertrand Russell: “Un pesimista es un imbécil antipático y un optimista, un imbécil simpático, porque ninguno de los dos sabe lo que va a pasar.”

Por mi parte, solo deseo que todos los que pasáis de vez en cuando por aquí tengáis un 2009, al menos, un poco mejor que el año que termina. Que ya es mucho.
Nos leemos el año que viene. Un abrazo a todos.


30.12.08

Regreso al Futuro 4. Por los chicos de Muchachada Nui

 

Para los que os habéis quedado con las ganas de una cuarta parte de Regreso al futuro, aquí tenéis una desternillante parodia de lo que podría ser esa continuación. No faltan personajes cinematográficos tan ochenteros como Elliot, el de E.T., los de Los bicivoladores o los Cazafantasmas. Joaquín Reyes y los suyos, como siempre, dando en la tecla con su humor para toda una generación de treintañeros que creció entre cintas VHS, bocadillos de nocilla y tardes de videoclub.

Una joyita para reírse a carcajadas y, de paso, hacer las paces con el niño ochentero que todos llevamos dentro. No os la perdáis.


29.12.08

Inocentes...again¡¡...no hay tal secuela

La verdad es que tenía mis dudas sobre repetir la misma fórmula del año pasado en el Día de los Santos Inocentes, pero al final me animé a lanzar una bromilla muy parecida… y, je, je, algunos habéis picado el anzuelo.

En efecto, no existe ninguna secuela de Regreso al Futuro. El supuesto teaser-tráiler que circula por la red no es más que un video fake, uno más de esos que pululan por internet con falsas secuelas o remakes de películas míticas. Si os fijáis bien, el audio es de la primera película de la saga y las pocas imágenes que aparecen no tienen nada que ver con ninguna de las entregas. ¡¡Pero si hasta sale una imagen de Jurassic Park con el DeLorean incrustado ahí, cortesía de algún bromista avispado!! Je, je, je.

En cuanto a la imagen promocional donde aparece Christopher Lloyd en el papel de Emmett Brown junto al supuesto hijo de Marty McFly, tiene una explicación curiosa. Resulta que originalmente Regreso al Futuro comenzó a rodarse con Eric Stoltz como protagonista, pero a los pocos días, el director Robert Zemeckis no quedó convencido y finalmente logró contar con Michael J. Fox, quien era su primera opción. Por problemas laborales con la serie en la que participaba, Fox no pudo empezar desde el principio. Así que esa foto no es de “25 años después”, sino que ¡casi tiene esos 25 años ya! Je, je, je.

Respecto al reparto, sí, Michael J. Fox, Christopher Lloyd, Lea Thompson y Thomas F. Wilson participaron en las tres películas de la saga. Pero Cozy Powell, mencionado en algún lado, era un virtuoso de la batería ya fallecido; Tyrone Bogues fue un jugador de la NBA conocido por ser el más bajito, midiendo solo 1,59 metros; Greg Iles es un exitoso escritor de bestsellers como El prisionero de Spandau y Gas letal; y Marion Crane, para los que recuerdan Psicosis (1960), era el personaje que interpretaba Janet Leigh y que moría en la famosa escena de la ducha. ¡Je, je, je!

En fin, espero que no os haya sentado mal la bromilla. Yo me lo he pasado pipa, y al igual que el año pasado con la supuesta cuarta parte de El Padrino, si a alguno os habíais hecho ilusiones con esta ficticia secuela os diré que, efectivamente, se ha rumoreado en varias ocasiones, e incluso hace unos meses se hablaba de un posible remake. Pero, como siempre, sólo el tiempo lo dirá.

P.D.: La fotografía data de mayo de 1990, en la premiere de la tercera parte de la saga, donde podemos ver al director Robert Zemeckis y a los guionistas Bob Gale y Neil Canton, mostrando unas camisetas en las que expresan claramente su negativa a una cuarta parte.


28.12.08

Regreso al futuro IV

Ya está disponible el primer y muy breve teaser-tráiler de la tan esperada secuela de Regreso al Futuro. Es breve, no solo porque la película aún está en postproducción, sino también porque quieren mantener ese halo de misterio que rodea a la saga y no revelar demasiado de la trama.

La realización de esta nueva entrega no ha sido tarea fácil. Primero, hubo que convencer a Robert Zemeckis para que volviera a ponerse tras las cámaras, algo que no era sencillo, dado que en 1990 declaró que con la tercera parte se había cerrado un ciclo. Luego, persuadir a Steven Spielberg para que retomara su papel como productor y, finalmente, conseguir que Michael J. Fox y Christopher Lloyd regresaran para interpretar nuevamente a Marty McFly y al loco doctor Emmett Brown.

Aunque la participación de Michael J. Fox es bastante reducida debido a sus problemas físicos, el eje central de la historia gira en torno a su hijo George McFly, interpretado por el célebre joven actor Daniel Radcliffe. Completa el reparto un elenco curioso y variado: Lea Thompson, Thomas F. Wilson, Cozy Powell, Tyrone Bogues, Greg Iles y Marion Crane, entre otros.

Muy llamativa es la imagen promocional que muestra al doctor Emmett Brown enseñando lo mismo al hijo de Marty, casi 25 años después, un guiño nostálgico para los seguidores de la saga.

Aunque aún queda bastante para el estreno, previsto para septiembre de 2009, los nostálgicos adolescentes ochenteros ya podemos ir preparándonos para este nuevo viaje a través del tiempo. En esta ocasión, el renovado DeLorean nos llevará por varios momentos clave de la historia de la humanidad, con la siempre peligrosa posibilidad de alterar el curso de los acontecimientos.

Condensador de fluzo... ¡¡fluzeandoooo!!

24.12.08

De comidas y cenas


Y es que, en estas fechas, queramos o no, casi siempre hay algo que celebrar. En realidad, la cena no se planificó como la típica reunión navideña entre compañeros —de las cuales, por cierto, no estoy en contra—, sino más bien como una excusa para juntarnos una noche a cenar y luego salir de juerga entre compañeros que, además, son amigos. Y eso, creedme, no es algo que puedas decir de todo el mundo con quien trabajas en tu lugar de trabajo.

Pero bueno, ya que estamos, ¿qué demonios? Si hay que unirse a la fiesta, pues se une y punto.

No voy a hacer aquí un alegato ni a favor ni en contra de las Navidades, porque además son las 15:49 de la tarde y todavía no me he acostado. Y siendo día 24, con todo lo que conlleva, no me va a dar tiempo a dormir, así que, de empalmada (que no os imaginéis cosas raras), os deseo que paséis una feliz noche. Tan feliz como podáis, sea dentro de un mes, el 17 de mayo, el 15 de julio o cuando sea. Pero si tenéis que tragar con las fiestas, como tragamos todos, que al menos tengáis momentos gratos y felices.

Ahí os dejo unas fotillos de la noche, y de fondo, el único tema navideño que grabó Queen con Freddie Mercury al frente.

Besos y abrazos para todos.

20.12.08

Milli Vanilli. Del fraude a la tragedia


Están muy de moda en el cine las biopics. Es más, han alcanzado tal nivel de aceptación que ya casi se les considera un género propio dentro del fascinante y maravilloso mundo del séptimo arte. Hace un tiempo leía que se estaba llevando a cabo —o al menos se proyectaba— una película sobre la historia de Milli Vanilli. Tal vez los más jóvenes no los recuerden, pero quienes ya hemos pasado con creces la barrera de la treintena seguro que sí.

Y es que lo de Milli Vanilli fue, en su día, el mayor engaño —que se sepa— que la industria musical ha colado al público. Aquellos tiempos comenzaron a estar plagados de cantantillos, karaokistas y grupillos de laboratorio que se reproducían como setas, y de los que hoy en día ya estamos más que saturados. Pero lo de Milli Vanilli fue otro nivel. Un escándalo a escala mundial.

No tanto por descubrirse que no eran ellos quienes cantaban en sus discos —se limitaban a poner sus bonitas caras, sus rastas impecables y sus torsos musculados al servicio del marketing—, sino porque lo hacían mientras saltaban y danzaban sobre el escenario bordando un playback de las voces de otros. Voces que, tiempo después, descubrimos que pertenecían a tipos mucho menos agraciados, casi como ver a Juan Tamariz chupando un limón en una foto de carnet.

Lo peor no fue el montaje, sino que les colaron a todos. Los agasajaron con premios internacionales, cosecharon éxitos millonarios... ¡hasta un Grammy se llevaron! El ridículo total llegó en un supuesto concierto en directo, cuando el playback falló, y el tinglado se vino abajo. El público empezó a olerse la tostada, y el escándalo se desató. La historia de Milli Vanilli pasó de ser la de dos ídolos pop a la de dos marionetas en una gran mentira musical.


El dúo en cuestión estaba formado por Fabrice Morvan y Rob Pilatus. Dicen quienes trataron con ellos que, en realidad, no cantaban mal, pero el productor Frank Farian prefería las voces de unos músicos conocidos suyos, más curtidos y, según él, más “radiofónicos”. El resultado fue un bombazo: vendieron millones de discos —cuando aún se vendían discos—, fueron portada de todas las revistas musicales y juveniles de la época, y la fama, con un solo álbum en el mercado, fue brutal y apoteósica.

Pero no todo eran focos y lentejuelas. Tras esos dos años de celebridad, dinero y reconocimiento, también hubo frustración, ansiedad y una profunda sensación de vacío. Porque, en el fondo, aquellos dos chicos no eran más que marionetas manejadas por su productor, atrapados en un personaje que no les pertenecía del todo.

Llegó el momento de preparar el segundo trabajo. Se montó una promoción descomunal, con millones de copias encargadas incluso antes de salir a la venta. El primer single, “Keep On Running”, era —y esto lo digo de primera mano— un temazo. Recuerdo el título perfectamente, porque fue la canción que más me gustó del grupo, y no había discoteca a finales del 90 y comienzos del 91 donde no sonara al menos un par de veces por noche.

Pero ahí estalló el conflicto: ellos querían cantar de verdad. Querían dejar atrás la mentira y grabar ese segundo disco con sus propias voces, aunque no fueran tan “perfectas” como las anteriores. Querían recuperar el control, aunque fuera tarde.


El productor dijo que nanai de la China. Que nada de cantar ellos, que debían seguir con la farsa que tantos y tan jugosos beneficios había generado hasta entonces. Y empezaron los tira y afloja: que sí, que no, que verás si me chivo… Y se chivaron.

Los chicos se cabrearon y lo soltaron todo: anunciaron públicamente que no eran ellos quienes cantaban, que eran la imagen de una mentira, de un producto de laboratorio. Pero también defendían que eran tan válidos como las voces a las que ponían cara. Que, sí, tal vez no eran los que sonaban en los discos, pero podían hacerlo. Querían demostrarlo.

¿Resultado? Pues lo de siempre: “No, si ya me lo olía”. “Si tampoco eran para tanto”. “A mí el disco me lo regalaron”. Y los primeros en darles la espalda fueron los fans. Lógico. Cruel, pero lógico.

Aun así, el segundo disco llegó a editarse, bajo el nombre de The Real Milli Vanilli y con el título bastante revelador de The Moment of Truth. Esta vez ya con la imagen de los verdaderos cantantes, acompañados por algunos jovencitos de buen ver y hasta una chica con tirón. Todo muy forzado, casi una burla involuntaria a los millones de fans que una vez les adoraron.

Rob y Fab, por su parte, comenzaron su particular vía crucis de plató en plató, dando explicaciones, pidiendo perdón y cantando en riguroso directo para demostrar que sí, que podían hacerlo, que tenían talento. Pero el mundo de la música es duro, inmisericorde y, sobre todo, olvidadizo. Fueron cayendo en el olvido, incluso después de publicar en 1993 un álbum bajo el nombre de Rob & Fab, esta vez sí con sus propias voces. Fracaso absoluto. Ni ventas, ni crítica, ni segundas oportunidades. Solo indiferencia.

Y para colmo, empezaron a surgir rumores de que incluso en algunos conciertos, y hasta en la entrega del Grammy, habían cantado con sus propias voces sin que nadie lo notara. El engaño no era tan evidente, pero ya era tarde. El daño estaba hecho. El mito caído.

Finalmente, el drama. En 1998, Rob Pilatus apareció muerto en la habitación de un hotel en Fráncfort. Aquejado de una profunda depresión, sus últimos años fueron un descenso sin frenos: alcohol, drogas, detenciones por robo de vehículos y actos vandálicos. El precio de la fama —y del fraude— lo acabó pagando caro. Muy caro.



Fab Morvan, sin embargo, sigue en la música. Reside en Alemania, ha editado algún disco en solitario, y por lo visto no lo hace nada mal, aunque su repercusión es ya meramente anecdótica. Según parece, está involucrado en el guión de la película que contará su historia, esa historia que conoce bien, porque la vivió hasta el hueso. En su página web mantiene un espacio de homenaje a Rob, su compañero, su amigo, con quien tocó la gloria y descendió a los infiernos.

Una historia que, más allá del escándalo, sigue siendo profundamente humana. Y que, como toda buena biopic, nos recuerda que la fama no siempre es sinónimo de éxito, y el error no siempre merece el exilio.Finalmente, y para hacer este post un pelín más completo, además de la canción que escucháis de fondo, “Keep On Running”, os dejo un vídeo que he encontrado en YouTube. El tema que suena es una de las canciones que Rob y Fab editaron ya con su verdadero nombre, y que sirve para ilustrar un punto interesante: quizá no era tan difícil que en aquellos supuestos directos nadie se percatase del engaño. Al fin y al cabo, todos sabemos que hay un mundo de diferencia entre un disco de estudio, medido al milímetro, y una actuación en directo, con sus imperfecciones, su energía y su vulnerabilidad.

Dadle al play, escuchad con atención… y que cada uno saque sus propias conclusiones.

18.12.08

Dicen que era muy malo


Desde que fusilaron a su padre, el pequeño tuvo que buscarse la vida para que él y su madre, repudiada cobardemente por sus vecinos, pudieran sobrevivir.
En Granja de Torre-Hermosa (Badajoz), estaba tomando una cerveza en un café de la plaza. Se acercó un niño de unos nueve años a pedirme una limosna. Iba descalzo y desnudito, por todo vestido un delantal; ni pantalón, ni camisa, ni nada. Hablé con él y le pregunté por qué pedía. Me dijo:"Para llevar dinero a mi mamá que está en casa".
Noté un no sé qué en aquel niño que se veía que no estaba acostumbrado a aquella vida. Le dije: -Anda guapo, siéntate y cómete un bocadillo.
-No, no señor.
Yo lo interpretaba como miedo e insistí:
-Anda, no seas tonto, pide lo que gustes. Siéntate. El niño seguía negándose. Ante mi insistencia, confesó:
-Es que a este café venía todos los días con mi papá y me acuerdo mucho de él.
El niño sollozaba. Le senté en mis rodillas; no supe qué decirle. La criatura me aclaró:
-Dicen que era muy malo, pero a mí me quería mucho. Le dí unas pesetas, dejándole marchar. El camarero que había advertido la escena me dijo:
-Sí, este es el hijo del médico que fusilaron por ser socialista. Su padre venía con él todos los días.
Le pregunté cómo había llegado a aquel extremo de miseria, y me contestó que, al fusilar al padre, se incautaron de todo lo que tenían, y que a la madre nadie se atrevía a socorrerla por temor a ser tildado de marxista. Los de la Falange les daba un rancho una vez al día, diciéndole al niño que su padre era muy malo. Esta escena me conmovió y me hizo odiar al fascismo más que todos los asesinatos.

Testimonio de A.B ,recogido en el libro "Los horrores de la guerra civil"
de José María Zabala (2003)

17.12.08

Badoo y sus cebos

Pues sí, como si se tratase del tráiler de un programa de la más pura y dura telebasura, así se promocionan los de Badoo: mintiendo y poniendo cebos.

En los últimos días he recibido varios correos electrónicos de esta página. En ellos, como reclamo, me dicen que he recibido un mensaje de “fulanito” o “menganito” en Badoo. Curiosamente, todos estos nombres coinciden con contactos que tengo en Messenger o en Hotmail. Y, claro, para poder leer ese supuesto mensaje, tengo que registrarme en la dichosa página.

El problema es que, si te da por preguntar a esos contactos, ninguno ha escrito absolutamente nada. Es más: ni siquiera están registrados en Badoo. La cosa huele a trampa desde el primer clic. Por lo que he podido ver, Badoo funciona como una especie de red social, algo así como un cruce entre Facebook y Tuenti con aspiraciones de Tinder. Nada en contra del concepto, pero sí en contra de las formas.

Porque lo que me parece asqueroso es que utilicen tu dirección de correo electrónico para intentar engañar a otros contactos y así engrosar su lista de usuarios registrados. Puro spam emocional disfrazado de notificación social.

Así que, por si acaso alguien recibe un correo en el que se dice que le he escrito algo desde Badoo: ni caso. No estoy registrado, ni tengo intención de hacerlo. Y si algún día me da por hacerlo, os aseguro que lo anunciaré por medios más dignos que un falso email en cadena.

En definitiva: quien quiera registrarse, que lo haga. Pero que no nos tomen el pelo a los demás. Porque, de vez en cuando, esto de Internet tiene su tela marinera. Y lo más lamentable es que, a estas alturas, aún haya plataformas que piensan que el engaño es una buena estrategia de captación.


14.12.08

Ryan White

Esta tarde, mientras intentaba combatir con todos los medios posibles un incipiente catarro que casi me derriba en el primer asalto, leía en un periódico regional un artículo sobre la discriminación que aún hoy sigue sufriendo la enfermedad del SIDA, tanto en el ámbito laboral como en el social, donde todavía abundan los prejuicios y, sobre todo, la ignorancia.

Al instante me vino a la cabeza la figura de Ryan White, un personaje que en España apenas tuvo trascendencia, pero que en Estados Unidos alcanzó gran repercusión mediática.

Para quienes no lo conozcáis, Ryan White era un joven hemofílico que, a causa de una transfusión de sangre contaminada con el virus del SIDA, contrajo la enfermedad. Fue diagnosticado en 1984, cuando todavía las vías de transmisión no estaban del todo claras y existía una gran confusión y desinformación generalizada.

Ryan comenzó a sufrir la discriminación y el rechazo de los padres de los otros alumnos y de la mayoría de los profesores del colegio donde estudiaba. Incluso llegaron a manifestarse frente al centro para evitar que pudiera seguir educándose con el resto de jóvenes. Aunque los médicos emitieron un comunicado asegurando que no había riesgo de contagio, Ryan tuvo que abandonar el colegio. Además, recibió amenazas, insultos y desprecios, y una orden judicial le prohibió volver.

En su entorno más cercano, en su barrio, se propagaron mentiras y bulos terribles: que Ryan mordía y arañaba a otros jóvenes, que escupía en alimentos de supermercados y restaurantes de comida rápida. La presión llegó a tal punto que un día una bala atravesó el cristal de una ventana de su casa, lo que forzó a toda su familia a mudarse a otra localidad.

Esto desencadenó una larga y sufrida batalla legal que pronto fue recogida por los medios de comunicación. Ryan fue requerido en numerosos programas, entrevistas y periódicos. Poco a poco fue superando su timidez para participar en campañas educativas sobre la enfermedad, actos benéficos y se convirtió en un auténtico abanderado en la lucha contra el SIDA. Fue el primero en mostrar que se podía convivir con los enfermos sin problema, aunque siempre con las precauciones necesarias para evitar contagios.

Su causa llamó la atención de numerosas personalidades del deporte, el cine y el espectáculo que se unieron a su lucha. En 1989 se rodó un telefilme basado en sus vivencias, en el que el propio Ryan tuvo un pequeño cameo interpretando a otro enfermo.



Aunque a Ryan, cuando le diagnosticaron la enfermedad en 1984, le dieron tan solo seis meses de esperanza de vida, logró llevar una vida —más o menos normal— hasta la primavera de 1990, cuando su salud comenzó a deteriorarse. A finales de marzo de ese año fue ingresado por una infección respiratoria.

Ryan White falleció el 8 de abril de 1990, con apenas 18 años.

Unos meses después de su muerte, el Congreso de los Estados Unidos firmó una ley conocida como Ryan White CARE Act, que establecía ayudas económicas para las comunidades más desfavorecidas y afectadas por el SIDA, tanto para los enfermos como para sus familiares más directos, con el fin de hacer un poco más llevadera esta terrible y absurda enfermedad.


Fueron muchos los homenajes y reconocimientos que Ryan recibió tras su muerte. Michael Jackson, que en vida le regaló un Ford Mustang descapotable rojo con el que iba al instituto, le compuso la canción “Gone Too Soon” (Se ha marchado demasiado pronto), que es la que suena de fondo para quienes os tomáis la molestia de leer este post.

Elton John donó parte de los derechos de autor de una de sus canciones más célebres para la lucha contra el SIDA. Su madre creó una fundación con su nombre que aún hoy sigue recaudando fondos para ayudar a los más necesitados a combatir esta enfermedad.

Leía este artículo esta tarde y me doy cuenta de que la lucha de Ryan continúa. A pesar de cientos de campañas publicitarias y avances médicos, todavía persisten la ignorancia, el prejuicio y la discriminación. Y, como él mismo decía, nunca se debe bajar la guardia contra esta enfermedad.

8.12.08

El Andrea Gail

Por desgracia, y sobre todo en esta época del año, no es raro que nos lleguen noticias de tragedias relacionadas con esos héroes del mar que son los pescadores. En especial, los miembros de las tripulaciones de los pesqueros de altura, esos barcos que se alejan decenas de millas de la costa, durante semanas, con el único objetivo de ganarse el chusco, jugándose la vida a diario frente a un mar implacable.

El viernes por la noche, ya de madrugada, cuando estaba a punto de irme a la cama, comenzó en un canal digital una película que me impactó profundamente cuando la vi por primera vez en el cine hace ya unos ocho años: “La tormenta perfecta”, dirigida magistralmente por Wolfgang Petersen y protagonizada por George Clooney y Mark Wahlberg, entre otros. Como al día siguiente no tenía ninguna obligación que me hiciera madrugar, decidí quedarme a verla de nuevo, a pesar de que el reloj ya pasaba de las dos.

La película cuenta la historia real del barco pesquero Andrea Gail y su tripulación, entre los días 24 y 31 de octubre de 1991. Tras una mala racha de capturas, deciden lanzarse a una última salida de pesca en la temporada, con la esperanza de recuperar algo de dinero y aliviar sus economías, ya bastante tocadas.

La travesía hacia una zona más lejana de lo habitual se desarrolla con cierta normalidad, más allá de algún susto laboral y los inevitables roces humanos. Pero, sin que ellos lo sepan, dos tormentas colosales comienzan a formarse: una fría, cerca de la costa; otra caliente, en las inmediaciones de la isla Sable, destino final del Andrea Gail. La unión de ambas da lugar a un fenómeno meteorológico de proporciones inéditas, tan extraordinario que los propios meteorólogos, asombrados, deciden bautizarla como “La tormenta perfecta”.

Mientras tanto, el Andrea Gail, ajeno al monstruo que se está gestando, logra llenar hasta arriba sus bodegas de pescado. Pero justo entonces, la máquina de hielo que debía conservar la captura se avería, lo que pone a la tripulación en una encrucijada fatal:

¿Dar un rodeo para evitar la tormenta y echar a perder toda la pesca? ¿O arriesgarse a atravesar el temporal, aún sabiendo que están poniendo sus vidas en juego?



Esa es, más o menos, la sinopsis de la película. Una historia basada en hechos reales, porque el Andrea Gail y sus tripulantes —Michael Moran, Dale Murphy, Alfred Pierre, Robert Shatford, David Sullivan y el patrón de la embarcación, Frank Billy Tyne Jr.existieron, y los principales hechos narrados sucedieron tal y como recoge el film, entre los días 24 y 31 de octubre de 1991.

El final fue tan trágico como inevitable: el Andrea Gail jamás regresó a puerto. Su última comunicación con otro pesquero tuvo lugar el 31 de octubre, justo cuando la tormenta perfecta alcanzaba su punto máximo de furia. Nunca más se supo de ellos.

Historias como esta, tan frecuentes también en nuestro país, nos recuerdan lo dura que es la vida para quienes trabajan en el mar, jugándose la vida una y otra vez para poder llevar alimento a casa. Mientras tanto, los demás —yo el primero— muchas veces nos quejamos de vicio, sin darnos cuenta del privilegio que supone una vida sin riesgos extremos.

Las fotografías que acompañan este texto no son de la película. Son imágenes reales del Andrea Gail y de sus hombres, tomadas unos meses antes de su desaparición.

Sirva este post como un pequeño homenaje a todos esos héroes de la mar que jamás regresaron a casa, y cuyo recuerdo, como las olas, nunca termina de romper del todo.

6.12.08

Viernes 13. Otro remake más

Que sí, que es verdad, que no es broma. Un remake —o sea, una nueva versión— de ¡¡Viernes 13!!, la primera película de la saga que, si no recuerdo mal, data de 1980.

Yo no entiendo cómo los guionistas de Hollywood están planteándose volver a la huelga, si para el poco estrujamiento de cerebro que se traen últimamente ya tenemos una ristra interminable de remakes y nuevas versiones: unas estrenadas, otras en pleno rodaje y muchísimas más en preproducción.

No es que a mí me disguste, todo lo contrario. Me encanta de vez en cuando agasajarme con una sesión doble, viendo primero la versión original de una película y acto seguido el remake moderno, más que nada para comprobar que, en la mayoría de los casos, estas nuevas adaptaciones aportan poco o casi nada, más allá de actualizar la historia con las ventajas tecnológicas de hoy en día.

En fin, ahí os dejo el cartel y el tráiler para que os hagáis una idea. Solo espero que no se animen también a hacer remakes de las diez o doce secuelas que tuvo Viernes 13, llegando al extremo de situar a Jason —el tipo de la máscara y aficionado a los cuchillos— ¡en el espacio exterior!

Y luego se quejan del regreso de Rambo e Indiana Jones.
Me gusta al menos que hayan conservado la partitura original de la banda sonora, con ese icónico "chiu, chiu, chiu, chiu" que tanto acojonaba en aquel primer y mítico film. Eso sí que es un guiño que funciona y que no deberían tocar jamás.

4.12.08

Di que sí. Trailer y cartel

En Mentiroso compulsivo, Jim Carrey interpretaba a un abogado sin escrúpulos que, debido a una maldición, se veía obligado a decir siempre la verdad sobre todo lo que pensaba.

Ahora, en Di que sí (Yes Man), da vida a Carl Allen, un tipo bastante negativo que se apunta a un curso de autoayuda personal con un único objetivo: decir que sí a todo. Al principio, el increíble poder del “sí” cambia y trastoca la vida cotidiana de Carl de una manera que nunca habría imaginado. Pero pronto se dará cuenta de que responder afirmativamente a todo lo que se le presenta también puede tener consecuencias no tan buenas.

Pues bien, esta es la nueva película de Jim Carrey, un estreno típico de la temporada navideña. Un film ideal para disfrutar sin muchas exigencias, perfecto para pasar un rato divertido y ameno en estas frías y gélidas tardes de invierno. tardes-noches que tenemos por delante.

Para ver la página oficial de la película en Español pinchar AQUÍ

3.12.08

Patrick, ahora te toca a tí


Hace unos meses publicaba la noticia de la milagrosa recuperación del actor Patrick Swayze, a quien todos recordareis por películas como "Dirty Dancing", "Ghost", "Le Llaman Bodhi" (posible secuela en camino) o "La ciudad de la alegría", de un nefasto cáncer de páncreas. Pues bien, aunque ha tenido la enorme suerte de ser uno de los pocos que salen de una tan gorda, aunque la batalla continúaba en cierta medida y cuando parecía que todo volvía a la normalidad en la vida de este actor, que nunca se ha caracterizado por llevar una vida díscola ni escandalosa, casado desde hace 32 años con la misma mujer.
Hace un par de días me disgustaba la noticia de el repentino empeoramiento de su enfermedad y, según publicaciones que considero serias, como había empezado a despedirse de todos sus allegados por el más que inminente fatal desenlaze. Una pena, pensaba yo, que con 56 tacos y un tío en plena forma, la vida le joda de esta manera. Pero esto es así, y a quien le toca, simplemente le toca.

Pues bien, tocarle, le ha tocado, pero no el momento del final, afortunadamente.
En unas declaraciones de hoy mismo el actor desmiente dicha noticia afirmando que "Me molesta mucho que las mezquinas e imprudentes informaciones de estos periódicos den una sombra de negatividad a la pelea positiva y esperanzadora que estoy dando. Para mí, mi familia y aquellos cercanos a nosotros, esto se ha convertido en crueldad emocional. Me enfada mucho que pase esto en un momento en que la esperanza es tan importante". Además añade :"El cáncer de páncreas es una enfermedad agresiva y así lo he asumido desde que me fue diagnosticada: en ese momento supe que estaba protagonizando una guerra por mi vida. Es una batalla, pero hasta ahora he ido ganando. Soy de los pocos con suerte que respondemos bien al tratamiento".

Efectivamente, le ha tocado ser el blanco de la prensa más cruel y carente de verguenza. De esos carniceros que aprovechando la delicada situación de una persona hacen carnaza y regocijo del dolor y de la tragedia. Lo vemos a diarío aquí mismo, no hace falta cruzar el charco. Una cosa es la noticia sensacionalista, la prensa amarilla, la mal llamada noticia del corazón y otra este tipo de salvajadas sin razón ni fundamento con una mala leche emocional que roza la barbarie. Después están los que pagan suculentas fortunas a delicuentes por entrevistas que carecen de cualquier tipo de rigor informativo referente al caso que los llevó a chirona, pero esa es otra historia y hay que darle de comer aparte.
Ahora le ha tocado a Patrick Swayze, que sigue trabajando en la nueva serie de televisión en la que andaba antes de sufrir la enfermedad. A ver quien es el siguiente.

P.D: A modo de curiosidad, la canción que suena de fondo,"She´s Like the wind", pertenece a la banda sonora de la célebre película "Dirty Dancing", y fué interpretada por el propio Patrick Swayze. Aunque fué todo un éxito, número uno en un montón de paises, que yo sepa, es lo único que ha grabado en toda su carrera profesional. Una perla ochentera que a los nostágicos nos gusta escuchar de cuando en cuando.

2.12.08

Terminator Salvation. Un cartel innovador

El mundo de internet ha revolucionado por completo cualquier tipo de promoción cinematográfica. Esta última me ha llamado especialmente la atención. Se trata del nuevo cartel promocional de la cuarta entrega de la serie Terminator, ya sin Schwarzenegger y con un Christian Bale en su mejor momento.

Claro, un post hablando de un cartel sin mostrar el cartel puede parecer un poco curioso, pero para que salgáis de dudas no tenéis más que pinchar aquí. Quizá alguno ya lo haya visto por ahí, ya que lleva varios días circulando por la red, y en este mundo virtual las cosas envejecen a una velocidad vertiginosa.

Después de esta genialidad, no me cabe duda de que veremos muchas más variantes a la hora de promocionar cualquier producto, sin necesidad siquiera de que sea cinematográfico.

28.11.08

Concierto de Ismael Serrano


Pues sí, ayer fue otro de esos jueves memorables. Y la razón no fue otra que pude disfrutar, después de más de cuatro años, de un concierto de Ismael Serrano, y de nuevo en el teatro López de Ayala de Badajoz, como en las dos ocasiones anteriores.

La novedad de esta vez fue que pudimos ver a este genio de la canción —la canción con LETRAS— unos momentos antes del concierto y hacernos unas fotillos para el recuerdo.

En cuanto al concierto, pues como siempre, genial. Ya casi a punto de terminar la gira de su disco Sueños de un hombre despierto, dejó claro que no será la última vez, ni muchísimo menos.

26.11.08

Fanboys

En 1998, un grupo de amigos fanáticos —y sobre todo muy frikis— de la saga Star Wars se marcan un objetivo bastante especial: colarse en el célebre Skywalker Ranch, la finca de George Lucas, para robar una copia del episodio uno de la serie, Star Wars: La amenaza fantasma, aún sin terminar de editar ni montar. ¿La razón? Un fin muy humanitario: que uno de sus amigos, también gran seguidor de la saga y gravemente enfermo de cáncer, pueda verla antes de su muerte, ya que el estreno oficial no estaba previsto hasta casi un año después (creo que en junio de 1999).

Este es el argumento de Fanboys, una película que hará las delicias de cualquiera que sea seguidor, admirador o simplemente aficionado a cualquier saga cinematográfica, porque —seamos sinceros— todos nos sentimos un poco identificados.

El film cuenta, entre otras curiosidades, con multitud de cameos de personajes que participaron en la primera trilogía y en otras sagas. El tráiler, aunque en versión original, seguro que os provoca alguna que otra sonrisa.

A ver si con este post me voy entonando un poco en cuanto a la actualidad cinematográfica se refiere.

24.11.08

Algunas fotillos de la conferencia de Ian Gibson


Bueno, pues ahí están algunas de las fotos que tomé el pasado jueves en la conferencia de Ian Gibson. La foto en la que aparezco la tomó amablemente un señor que desconozco y que esperaba también a que le firmara un libro. Después de esa instantanea fué cuando me invitó a recitar los célebres versos de Machado:

Yo, para todo viaje
—siempre sobre la madera
de mi vagón de tercera—,
voy ligero de equipaje.

"Ligero de equipaje" es el título de el ejemplar que me está firmando y ni que decir tiene que aborda la vida y obra del inmortal poeta sevillano. Insisto, una gran noche y todo un honor compartir esos momentos con un gran escritor, investigador, hispanista, antifascista y sobre todo, la sensación que me dió, un tipo excelente.

21.11.08

Ian Gibson


Hay ciertas ocasiones en la vida en las que uno intuye, casi con certeza, que se arrepentirá profundamente si no acude. Son esas citas marcadas por una sensación extraña, difícil de explicar, como si el tiempo te estuviera advirtiendo: “Si no vas, te lo vas a reprochar”. Ayer por la mañana, al leer en el periódico que el escritor e hispanista Ian Gibson iba a dar una conferencia en Badajoz, supe de inmediato que ese era uno de esos momentos. Lo supe con esa clase de certeza que no admite debate interno. Y así fue como, sin pensarlo demasiado, decidí recorrer los más de 120 kilómetros entre ida y vuelta. ¿Mucho para una simple conferencia? Puede. Pero no era una conferencia cualquiera. Era una oportunidad. Y no quería dejarla escapar.

Mi entusiasmo tenía razones bien fundadas. Este año había leído dos de sus obras más brillantes: Ligero de equipaje y Cuatro poetas en guerra, ambas tan apasionantes como esclarecedoras. También había disfrutado de su participación en el documental Lorca, el mar deja de moverse, y revivido en un suspiro la extraordinaria serie de televisión Lorca, muerte de un poeta, cuyo guion contó con su colaboración. Así que la ocasión se presentaba como una forma de cerrar —o quizá de abrir— un ciclo personal de descubrimiento y admiración hacia su figura.

Me presenté con tiempo en el Palacio de Congresos de Badajoz, con la esperanza de encontrar un buen sitio. Lo encontré. Primera fila. Desde ahí, con una cercanía casi simbólica, pude escuchar y observar al hombre que durante décadas ha buceado en los silencios de nuestra historia, que ha perseguido incansablemente las huellas de Federico García Lorca por barrancos, archivos y cunetas, con una mezcla de rigor académico y pasión humana difícil de igualar.

La conferencia giró en torno a la memoria histórica, el auto del juez Garzón y, sobre todo, a la necesidad urgente —ética, política, cultural— de recuperar los restos del poeta granadino. “Lorca fue y sigue siendo el mejor embajador de España en todos los tiempos, el poeta y dramaturgo más famoso, más amado, más traducido”, afirmó Gibson con emoción contenida. “Y como su biógrafo, quiero saber cómo murió. Tenerlo como un perro en una cuneta todavía me parece una vergüenza para este país”, sentenció con ese acento tan suyo, irlandés y profundamente español a la vez, que ya se ha vuelto familiar para muchos de nosotros.

Al terminar la charla, tuve la fortuna de acercarme a él. Me firmó, con una sencillez conmovedora, mi ejemplar de Ligero de equipaje. Y para mi sorpresa, me pidió que recitara en voz alta unos versos de Antonio Machado que aparecen en las primeras páginas del libro. Lo hice, con el temblor de quien se sabe observado, pero también con la alegría íntima de estar compartiendo unos segundos con alguien que ha sido faro para tantos en la oscuridad del olvido. A nuestro alrededor, otros asistentes esperaban su turno para saludarle o conseguir una dedicatoria. Pero en ese instante breve, sentí que no había nadie más.

Ian Gibson es, para mí, un ejemplo raro y luminoso de claridad, transparencia y compromiso. Un irlandés de nacimiento, pero quizás el español más lúcido que haya conocido en estos últimos tiempos. Su manera de entender nuestra historia, su empeño por dar voz a los que fueron silenciados, su defensa incansable de la memoria... todo en él tiene algo de necesario, de urgente, de valiente.

Hice algunas fotos —que pronto compartiré—, pero más allá de las imágenes, me quedo con la vivencia. Con la emoción de esa noche. Una noche para recordar. Una de esas en las que, al volver a casa por la carretera, sabes que has hecho lo correcto. Que estuviste donde tenías que estar.

18.11.08

El curioso caso de Benjamin Button

Lo sé, tengo muy abandonada la actualidad cinematográfica, pero voy a insistir una vez más: no acabo de volver a acoplarme a la blogosfera. Tengo mil cosas que contar, cientos de imágenes que mostrar, muchas curiosidades y noticias cinematográficas que compartir… pero no me encuentro en el mejor momento para ello. O sea, quiero y no puedo.

De todas maneras, para no enfriarme, no voy a dejar de frecuentar este pequeño espacio de evasión que tantas satisfacciones me ha dado.

Y para retomar la dinámica en cuanto al séptimo arte, aquí tenéis el tráiler de la última película dirigida por David Fincher, responsable, entre otras, de Seven y The Game. En este nuevo trabajo vuelve a contar con Brad Pitt como protagonista, interpretando a Benjamin Button, un personaje que nace siendo una persona de unos 80 años y que, biológicamente, va retrocediendo para rejuvenecer a medida que pasan los años.

No sé vosotros, pero a mí el tráiler me ha resultado, como dice el propio título, curioso y atractivo. Se estrena estas navidades.

Y para terminar, quiero agradecer a todos los que os habéis tomado la molestia de felicitarme por mi treinta y tantos cumpleaños. ¡¡Mil gracias!!

14.11.08

Unidades de medida que advierten...


Me levanto esta mañana, y mientras me tomo el primer café de la jornada caigo en la cuenta que hoy sumo un año más. Inevitablemente me acuerdo de aquella magistral definición de José Luis Coll.
"Años: Unidades de medida que advierten, pero no perdonan.". ¿Tenía razón el maestro?.

11.11.08

Días de cursos

Llevo ya dos semanitas que “pa qué”.

La semana pasada, todas las tardes en Badajoz, haciendo un curso de jefe de equipo. Esta semana, en Villanueva de la Serena, otro curso, esta vez para jefe de oficina. Ya veis: jefe de esto, jefe de lo otro… y yo sin tiempo ni para mandar en mi propio sofá.

Esto supone levantarse cada día a eso de las seis de la mañana (sí, ya sé que eso debería estar penado por la ley), currar hasta las dos y media, llegar a casa con el tiempo justito para comer —o más bien engullir— y salir echando leches para el curso, con unos cuantos kilómetros de carretera ideales para hacer la digestión a 120 por hora.

Luego, panzada de ordenador, charlas, manuales, presentaciones y powerpoints con mucha flecha y poco sentido. Y al final de todo, la gran pregunta: ¿servirá esto realmente para algo? Porque con cómo están las cosas, si nos quedamos como estamos, casi que podemos darnos con un canto en los dientes.

Al terminar el curso, vuelta a casa por carretera y “top manta”, mientras los vampiros ya llevan un rato fuera sin miedo a que el sol les fastidie el after.

Todo esto me impide actualizar como me gustaría. Tengo unos cuantos posts en la recámara, pero uno llega a casa con el único objetivo de cenar algo ligero (si acaso) y meterse en la cama a mirar los párpados por dentro. Echo de menos hasta la siesta de sobremesa.

La foto es de ayer por la tarde, en un descanso de esos que duran menos que un suspiro.

En fin… prometo volver pronto con más frecuencia, y visitar vuestros blogs como Dios manda.

Buenas noches a todos, y cuidadito con los vampiros. 


8.11.08

Guante blanco

Ya he dicho en alguna ocasión que no soy un consumidor asiduo de series de televisión, y mucho menos si tengo que seguirlas en el horario que establezca la cadena que las emita. La razón principal, además del coñazo que supone estar enganchado durante temporadas y temporadas, es la que le ha ocurrido a la serie que RTVE ha estado emitiendo solo durante tres semanas: Guante blanco.

Según parece, no ha suscitado el interés de la audiencia, a pesar de que, en mi opinión y la de muchos otros, es una de las mejores series que he visto en los últimos años, con una calidad sobresaliente tanto argumental como interpretativa.

Pero es que, por misteriosas razones, cuando algo no engancha, no engancha y punto. Poca promoción, el cachondeo de cambiar el día de emisión cuando le sale de las pelotas a quien sea, o porque en este país sigue siendo de mucho más interés general los amoríos de la Duquesa de Alba o darle coba a un delincuente sin ninguna vergüenza, exalcalde de una localidad andaluza, enrollado con una cupletista en el ocaso de su carrera.

Menos mal que, en esta ocasión, ¡bendito internet! Y pese a la retirada, la serie podremos seguir viéndola a través de la web de RTVE, y así no quedarnos en ascuas ese 8% —o 1.700.000 personas— que la seguíamos con cierto interés.

Conclusión: tenemos la televisión que nos merecemos y punto. Así que no me extraña que Anita Obregón y realities como Gran Hermano sobrevivan por los siglos de los siglos.

3.11.08

Obama

Estas dos próximas semanas se presentan frenéticas y ajustadas de tiempo, así que es probable que no pueda actualizar con la frecuencia que me gustaría. Aun así, estoy convencido de que en algún momento de estas jornadas maratonianas conseguiré arañar un huequillo para continuar con alguna crónica pendiente de mi estancia en Madrid.

Hoy, haciendo un pequeño paréntesis en ese resumen capitalino, quería hacer una mínima pero necesaria referencia a las elecciones de mañana en Estados Unidos. Y es que, nos guste o no, el resultado de esos comicios influirá en el rumbo que tome el mundo en los próximos años.

La era Bush pasará a los anales de la historia moderna como una de las etapas más oscuras y desacertadas —en lo político, en lo económico, y ni hablemos de lo ético—. Eso es algo en lo que creo que coincidimos muchos.

No sé si finalmente el vencedor será Barack Obama, como vaticinan prácticamente todas las encuestas. Tampoco puedo asegurar que su mandato vaya a ser brillante. Pero sí sé algo: peor que lo vivido en los últimos ocho años es difícil hacerlo.

Y por eso, aunque mi voz tenga poco peso al otro lado del Atlántico, tengo puestas muchas esperanzas en este hombre. El mundo necesita un cambio real, no solo de discurso. Y desde hace décadas no se había visto tanta expectativa global, tantas ilusiones compartidas desde una esquina del planeta a otra.

Ojalá no nos equivoquemos.
Ojalá no nos defraude.
Ojalá, por una vez, el cambio sea de verdad.